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Andrés Valencia es un ávido lector. En este momento lee un libro sobre la crisis financiera del 99, que alterna con literatura. | Foto: Karen Salamanca

PERFIL

Andrés Valencia, el nuevo presidente de Fogafín

El nuevo presidente de Fogafín tendrá un papel decisivo en la actual coyunturaal frente de la entidad que cuida el ahorro de los colombianos.

4 de mayo de 2020

Es un corredor de largo aliento. En la media maratón de Bogotá de julio de 2018 Andrés Valencia logró superar su marca personal un par de semanas antes de posesionarse como ministro de Agricultura.

En ese cargo, que desempeñó por 18 meses, suspendió la práctica deportiva, pero no se alejó de las pruebas de fondo. Ese trabajo le exigía hacer una maratón diaria y le hizo ganar unos kilos de más.

En febrero, cuando renunció, decidió retomar el atletismo. El aislamiento obligatorio le truncó la práctica al aire libre, pero mantiene la disciplina de correr a diario en una trotadora para recuperar su peso habitual.

Así comienza el día del hombre que ahora dirige los destinos del Fondo de Garantías de Instituciones Financieras, Fogafín, encargada de proteger el ahorro de los colombianos.

Estudió economía en la Universidad de Los Andes y, recién graduado, en 1990, entró al Departamento Nacional de Planeación, entidad que describe como el sitio ideal para iniciar la carrera de economista. Allí comenzó en la unidad de Inversión y Finanzas Públicas. Recuerda, incluso, que ganaba $140.000 mensuales. Con el cambio de gobierno, tuvo de jefe a Mónica Aparicio, quien dirigiría Fogafin entre 2008 y 2012.

En 1993 se vinculó al recién creado Ministerio de Comercio, donde trabajó por 10 años en cargos como subdirector, director, asesor del Consejo Superior de Comercio Exterior, delegado en la oficina del Ministerio ante la OMC en Suiza y negociador internacional.

En su experiencia laboral ha alternado entre los sectores público y privado. En 2003 llegó a la Federación Nacional de Cafeteros como asesor de asuntos internacionales y tres años después asumió la gerencia del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, de donde regresó para trabajar como representante de la Federación de Cafeteros para Asia Pacífico, con sede en Tokio.

A finales de 2013 llegó a la presidencia de la Federación de Avicultores, y en agosto de 2018 aceptó la invitación del presidente Iván Duque para entrar a su gabinete, en el que estuvo hasta febrero.

Pero su descanso duró solo un mes porque el presidente lo llamó a presidir Fogafín, entidad creada hace 35 años, y hoy clave en la red de seguridad del sistema financiero junto con el Banco de la República, el Ministerio de Hacienda y la Superfinanciera.

Valencia destaca el papel de Fogafín para salir de la crisis financiera de 1999 que, como lo ha dicho el ministro Alberto Carrasquilla, constituye uno de sus ‘anillos de seguridad’ del sector. Fogafín administra el Seguro de Depósitos, mecanismo que protege a los ahorradores colombianos.

Curiosamente, en esta misma entidad trabajó dos décadas atrás su hermano Pedro, como secretario general. Desde su llegada ha confirmado que se trata de una entidad técnica, de 100 funcionarios que rotan poco y donde 9 de cada 10 piensa que este es el mejor lugar para trabajar. “Eso es inédito dentro del sector público”, dice Valencia.

Está casado hace 22 años con la psicóloga María Astrid López. Ella y su hijo Diego han sido su apoyo en sus aventuras profesionales en el país y en el exterior.

Se declara un ávido lector de todo tipo de temas. En este momento lee Crisis Financiera Colombiana en los años noventa. Origen, resolución y lecciones institucionales, publicado por Fogafín y la Universidad Externado sobre la crisis de los noventa. Alterna con literatura de autores como Murakami, Auster, Vargas Llosa y García Márquez.

Ahora aprovecha su tiempo en la trotadora para hacer maratones, pero de series; en este momento mira Freud.

Entre las lecciones que le dejan su carrera profesional destaca tres: en la vida pública hay que mantener siempre la calma, no desesperarse ni tomar decisiones sin la mejor información disponible. La paciencia es clave. Y se puede llegar muy lejos sin los malos consejos de la ambición.