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COMERCIO

Venezuela-Estados Unidos: un mal matrimonio económico

Aunque los dos países se muestran los dientes, lo cierto es que entre ellos existe una enorme dependencia originada en el negocio petrolero. ¿Llegó el punto de quiebre en esta relación?

24 de enero de 2019

Vale la pena hacerse esa pregunta, luego del anuncio de ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, por cuenta de que la administración del presidente Donald Trump apoyó al autoproclamado nuevo gobierno de Juan Guaidó y declaró ilegítimo al de Nicolás Maduro.

En las primeras de cambio, la administración Trump ha apretado donde más le duele al vecino país: las ventas de petróleo. La presión se concretó pidiéndole a las firmas petroleras con sede en Estados Unidos que negocien el crudo solo con la nueva administración que, según los norteamericanos, es la única que tiene legitimidad para administrar ese activo.

Este punto es clave para entender el que podría catalogarse como mal matrimonio entre estos dos países, pues ambos parecen tener un vínculo indisoluble por cuenta de los hidrocarburos, que mantienen completamente por conveniencia.

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Venezuela cuenta con las reservas de crudo más grandes del planeta actualmente y calculadas en 290.000 millones de barriles: aún en pleno ritmo de producción serían necesarios más de 200 años para agotarlas. Estados Unidos es hoy uno de los principales clientes del crudo venezolano.

En general, el petróleo y sus productos derivados representan 93% de las exportaciones venezolanas y, en consecuencia, son la actividad que más divisas le genera al vecino país, con las que paga sus hoy precarias importaciones. Las ventas a Estados Unidos son 20% del total de las ventas de crudo. El resto se va principalmente a China e India.

La actividad petrolera en Venezuela ha sufrido un enorme deterioro en la última década, por cuenta de las malas decisiones que incluyen ausencia total de inversión para renovar equipos en Pdvsa y endeudamiento con compromisos de pago en crudo a países como China e India. La situación hoy es tan crítica que Venezuela pasó de producir 3 millones de barriles diarios a solo 1,2 millones a finales de diciembre pasado. Para tener una referencia, cabe recordar que Colombia produce hoy cerca de 860.000 barriles por día.

La actividad comercial entre ambos países, a octubre de 2018, fue de US$15.552 millones, de los cuales US$11.000 millones fueron compras de Estados Unidos a Venezuela. Eso solo muestra el deterioro que se ha registrado, si se tiene en cuenta que en 2008, Estados Unidos compraba a Venezuela US$51.000 millones, de acuerdo con las cifras de Census Bureau, del departamento de Comercio de los Estados Unidos.

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A esto hay que sumarle otra relación problemática: Estados Unidos es sede de uno de los más importantes activos petroleros de Venezuela. Se trata de la refinería Citgo, ubicada en Houston, que ha estado en la mira no solo de empresas estadounidenses sino también canadienses, que quieren cobrarse las deudas que tiene el gobierno venezolano con ellas.

Por ejemplo, Crystallex y ConocoPhillips ganaron procesos contra Venezuela por más de US$3.500 millones en tribunales de arbitramento. Como el gobierno venezolano no cuenta con la caja suficiente para pagar estas deudas, la movida de las firmas acreedoras ha apuntado a embargar la refinería, que es el activo más importante para el gobierno Maduro, pues le permite seguir con presencia en el mercado de la refinación y le da algo de caja al país.

Crystallex fue la compañía minera canadiense que trató de adquirir el control por la vía de una petición a los jueces norteamericanos, pero el gobierno de Maduro logró hasta noviembre pagar y mantener el control.

La ruptura de relaciones entre los dos países puede marcar un punto de quiebre en la situación de Venezuela: si Estados Unidos presiona, dejaría sin por lo menos US$11.000 millones en exportaciones y en riesgo el mayor de los activos de refinación, Citgo.

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En esta historia todavía queda mucha tela por cortar, pero es claro que la pelea se está desarrollando también en el campo del petróleo, un escenario que podría resultar definitivo si significa el cierre de la llave de dólares para los venezolanos.