Santiago Íñiguez, presidente de IE University. Dinero | Foto: Dinero

LIDERAZGO

Los secretos de un buen liderazgo directivo

Santiago Íñiguez, presidente de IE University, revela el secreto del liderazgo directivo en la era de la cuarta revolución y da unos consejos a directivos y emprendedores para construir una adecuada cultura organizacional.

23 de agosto de 2018

Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University en Madrid, España, es un gurú del liderazgo directivo en el mundo y es orador habitual en conferencias internacionales sobre desarrollo educativo y directivo. Según el Financial Times, es "una de las figuras más importantes en la promoción internacional de las escuelas de negocios europeas".

En una entrevista exclusiva con Dinero, Íñiguez reveló sus secretos para ser un excelente líder empresarial:

¿Cuáles son los tips que usted recomienda para el liderazgo directivo en esta época?

El liderazgo directivo va a ser una carrera larga en el futuro, dadas las expectativas de vida que se han alargado y el retraso previsible de la edad de jubilación, lo más probable es que las carreras de los directivos en el futuro transcurran por lo menos hasta los 80 años o más y esto va a requerir de una formación permanente para hacer que cualquier responsable al frente de una organización pueda actualizar conocimientos, desarrollar habilidades y pueda continuar con sus relaciones interpersonales, de manera que sean profesionales cosmopolitas que tienen 3 atributos:

  1. Competentes: Permanentemente actualizados en su conocimiento y en sus habilidades directivas.
  2. Cultivados: Sensibles frente a las humanidades, lo cual desarrolla mejores personas, mejores líderes.
  3. Comprometidos: Conscientes de su impacto, de la influencia de su actividad en la sociedad y en el entorno.

Yo creo que los empresarios y emprendedores de hoy en día tienen una sensibilidad social muy distintiva, que no existía hace solo 3 décadas, y es un fenómeno ya irreversible. En ese sentido, cada vez más los empresarios van a tener un papel activo en lo que es el diseño de la sociedad del futuro, el alcanzar mejores cuotas de progreso, bienestar social y mejor equilibrio institucional.

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En el mundo se habla de una cuarta revolución industrial, ¿cuáles son los principales retos para los directivos?

Por lo que yo escucho a los CEOs, empresarios o a directivos, uno de los problemas que con más frecuencia citan en el entorno actual es el exceso de información, de datos, de permanente incertidumbre y es precisamente el reto de cómo gestionar esa abundancia de la información para poder tomar mejores decisiones.

Es curiosa la paradoja que se da en la sociedad actual, en este momento histórico en el cual tenemos más datos y más acceso a la información que en ninguna otra etapa de la historia, tenemos también mejores mecanismos, algorítmicos y tecnológicos para poder procesar esa información y sin embargo, paradójicamente, es cuando los directivos se encuentran con más incertidumbre o más desasistidos a la hora de tomar decisiones.

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Esto no se resuelve simplemente aplicando apps o algoritmos que permitan tomar mejores decisiones. Se resuelve desarrollando un mejor perfil de directivo, personas que sepan integrar la tecnología, pero sobre todo, que sean conscientes de su función como líderes de personas. Al final, un buen directivo no es la persona que tiene un mejor perfil técnico, es la persona que sabe liderar mejor las personas.

Pero, ¿usted cree que no es necesario adquirir ese tipo de conocimientos técnicos para poder liderar hoy en día una empresa?

La adquisición de esos conocimientos técnicos es clave para cualquier profesional. En ese sentido, los graduados actuales ya deberían contar con la preparación tecnológica que les permita, por ejemplo, gestionar información y datos para poder tomar decisiones. O en el futuro, me imagino, conocer lenguajes de programación u otra serie de habilidades digitales que son claves para trabajar en el entorno actual.

Los directivos más senior lo que tendrán que hacer es actualizar sus habilidades en este terreno para no quedarse atrás. De manera que eso ya es algo que casi se da por supuesto, pero en este entorno, igual que sucedía hace 30 años, lo que distingue a un buen directivo, no es la preparación técnica, no es aquel que haya estudiado una carrera determinada, es su capacidad para liderar otras personas, lo cual es consecuencia a su vez de los estudios que se hayan desarrollado, de la capacidad del directivo también para asimilar información y desarrollar habilidades, pero lo que quiero es enfatizar el aspecto mucho más de capacidad de liderazgo, sobre  el perfil técnico.

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Al final, los grandes directivos, los grandes políticos, no son los genios o los que tienen mejor coeficiente intelectual, son las personas que saben liderar otras personas o las que tienen mejor inteligencia emocional.

En ese sentido, ¿cuál sería esa habilidad principal que debería tener un directivo?

Yo subrayaría fundamentalmente la inteligencia emocional, es decir, el saber entender, comprender y dirigir a otras personas y para ello lógicamente no basta con tener empatía o ser una persona simpática o ser educado, cada vez se demanda más del directivo, sobre todo del directivo global, que entienda la diversidad cultural, de género, de visiones del mundo, por ejemplo, y entendiendo esa diversidad y abrazándola, se dirige mejor a personas diversas.

Cada vez se exige más de un directivo que exista una sensibilidad en las relaciones interpersonales, que sepa por ejemplo si sus subordinados son felices, porque al final más del 70% de nuestra vida transcurre en el trabajo, de manera que rompiendo los clichés tradicionales, los directivos tienen que hacerse amigos de sus trabajadores.

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Frente a lo que se ha defendido tradicionalmente en algunas escuelas de negocios, que el entorno de trabajo y el entorno de la amistad debe ser distintos, porque un jefe no puede confraternizar con los empleados, yo defiendo que en el trabajo es precisamente donde hay que fomentar una relación de amistad basada en compartir una idea de excelencia, no basada en tomar copas juntos, sino basada en compartir una misión, una visión para la empresa y un modelo de excelencia. Es la cultura organizativa lo que aúna a las personas de la empresa.

¿Cómo hace un directivo para crear ese vínculo con la gente?

Fundamentalmente, requiere de una serie de cosas que tienen que ver precisamente con ese módulo de liderazgo cosmopolita que yo planteo. Requiere, en primer lugar, desarrollar una cultura que integre a las personas de la empresa y tener una visión acerca del futuro de la organización, de los valores que se comparten, intentar generar la lealtad del resto de los trabajadores y para ello hace falta entender a las personas, entender cuáles son sus intereses, intentar aunar y alinear los intereses de esas personas con los intereses de la propia organización, entender que las personas no son medios sino fines e intentar tratar a cada persona como le gustaría ser considerada.

Al final, si estamos todos de acuerdo en que el activo más importante de las empresas en el futuro es el talento, la retención y el desarrollo del talento será en el futuro quizá uno de los retos más importantes.

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Los líderes del futuro tendrán que prestar muchísima más atención a cómo desarrollar personas porque será lo más importante frente a otros aspectos más técnicos de la función gerencial.

¿Qué le diría en este momento a una persona que esté pensando en iniciar su negocio?

Le diría que si tiene interés en crear su propio negocio ha elegido la mejor opción profesional posible en términos de satisfacción personal, potencial felicidad y quizá en el medio y largo plazo, incluso en términos económicos, de retornos y rentabilidad.

Dicho esto, también hay que entender que la carrera del emprendedor es de permanente obstáculo, de exigencia profesional, de inseguridades e incertidumbres, de arriesgar patrimonio personal y familiar. Por tanto es una carrera que, aunque tenga ese componente de heroísmo y cada vez va a tener mucho más reconocimiento social, también tiene muchos sinsabores, momentos críticos y momentos trágicos incluso.

De manera que lo que hace falta para ser un emprendedor, además de la implementación de las ideas, es sobre todo tener mucha resistencia, mucha resiliencia y una clara determinación de seguir adelante, pase lo que pase y cueste lo que cueste.

A veces se dice que los emprendedores son fracasados en serie, porque antes de tener un éxito, han fracasado al menos 3 o 4 veces. Por tanto mi consejo es: tome la determinación, pero siga con la idea clara, que en algún momento las nubes se abrirán y se verá el futuro mucho más claro.

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