JORGE IVÁN GÓMEZ

¿Qué te gusta más: emprender o dirigir?

Emprender y dirigir son dos actividades diferentes y cada una requiere de unas habilidades muy distintas. Por eso, a los emprendedores les cuesta mucho dirigir mientras que a los directivos el emprendimiento les da miedo y los paraliza.

Jorge Gómez Pinilla, Jorge Gómez Pinilla
17 de mayo de 2018

Los emprendedores

Me sorprende de los emprendedores y empresarios su capacidad para cazar oportunidades, asumir riesgos y tomar decisiones con poca información. Sin embargo, el éxito del emprendedor es paradójico. Por un lado, triunfa en los negocios y sabe capitalizar las oportunidades. Pero, por otro lado, se topa con la necesidad imperiosa de administrar y dirigir lo que ha creado con tanto esfuerzo. La complejidad de esta paradoja radica en que la creación de empresas es un arte que requiere creatividad, experimentación de las ideas de negocio e intrepidez para poner en marcha el modelo de negocios.

Los directivos

Por el contrario, las habilidades directivas son completamente distintas al del empresario y emprendedor. Sus competencias fundamentales deben ser: 

  • Organización, procesos y métodos para trabajar
  • Capacidad de trabajo en equipo
  • Liderazgo para hacer que las cosas sucedan por medio de otras personas

En síntesis, un directivo es aquel capaz de trabajar y conseguir resultados mediante muchas personas.

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Esta distinción nos lleva a entender por qué el emprendedor se angustia cuando descubre que el crecimiento de la empresa necesita de otras capacidades que no tiene. A él se le da bien lo de crear, emprender y vender, pero le cuesta enormemente lo de dirigir personas y organizaciones complejas.

¿Qué hacer?

  1. El crecimiento de la empresa conduce a nuevas realidades:

Todo crecimiento empresarial es doloroso porque implica más recursos, nuevas capacidades y riesgos. Por ello los empresarios deben preguntarse claramente: ¿cuál es su estrategia de crecimiento? Sobre todo, cuál es la estrategia financiera para garantizarlo y los costos que esto conlleva y, además, recordar que no tomar decisiones en el presente podría reportar altos riesgos de continuidad de la empresa en el futuro.

A su vez, el crecimiento de una empresa nos lleva a analizar tres caminos clásicos: los nuevos mercados en los que queremos estar, los nuevos productos que queremos tener o la ampliación de nuestra base de clientes. Así, transitar por estos senderos conlleva a tomar otras decisiones con respecto al capital necesario, la estructura de la propiedad y el momento del mercado.

Por esto, si el empresario pretende crecer tiene que descubrir que el mayor tesoro es el capital de trabajo porque gracias a este puede buscar más mercados, contratar mejor gente y, sobre todo, fortalecer las relaciones con los clientes. 

  1. Profesionalizar la gestión es el gran imperativo:

Gente con habilidades y grandes capacidades marca la diferencia

Si se apuesta por el crecimiento, la principal actividad del emprendedor o empresario es profesionalizar la gestión. Esto significa que las empresas deben construir una plantilla de empleados y directivos con grandes capacidades técnicas, de liderazgo y de administración que lleven a la organización a un segundo nivel. Este es el momento en el que son indispensables unos colaboradores con talento para dirigir procesos financieros, de personas, logísticos, etc. Sin olvidar, por tanto, que las personas capaces cuestan mucho dinero y les gusta trabajar en ambientes positivos y estimulantes de trabajo.

Hay que organizar la casa

De la mano con lo anterior, es fundamental la definición de procesos, funciones y procedimientos, en el marco de una organización en la que queden delimitadas las responsabilidades. Es necesario, entonces, definir un organigrama con líneas de responsabilidad, reporte y también los comités que aseguren un trabajo coordinado y colaborativo.

Hazle caso a Drucker

Toda empresa debe contar con un conjunto de objetivos claros, así como con una cultura de su implementación y de rendición de cuentas sobre las responsabilidades de los directivos. Esto significa que la organización debe avanzar en un modelo de control que asegure el logro de resultados. Una vez que se supera el refrán “el ojo del amo engorda el caballo”, por la complejidad y tamaño de la operación, son necesarios controles y un seguimiento más técnico sobre los planes, informes, presupuestos e indicadores propios del negocio.

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Se debe reconocer que las empresas en crecimiento tienen retos muy diferentes a los de las recién creadas, las cuales tienen un problema muy serio: no son grandes, pero tampoco pequeñas y esto es muy riesgoso en un mundo caracterizado por una feroz competencia donde el tamaño y la escala importan mucho.

En conclusión, si me gusta más emprender que dirigir, ¿qué debo hacer?

Lo que debe hacer todo emprendedor o empresario es utilizar la fórmula TOP (el tiempo de otras personas). El emprendedor ya no puede hacerlo todo él mismo. Por el contrario, debe construir un equipo de personas, buscar su formación académica y de habilidades y, en especial, fomentar su calidad profesional y de liderazgo. Para saber si su gente rinde adecuadamente, pregúntese: ¿esta persona triunfaría en otra empresa gracias a su liderazgo y profesionalismo? Esto, en consecuencia, significa que el emprendedor debe convertirse en un seleccionador de talento. Es decir, debe aprender a descubrir la mejor gente para sus empresas y proyectos.

Steve Jobs era un ser humano obsesivo en algunos temas, entre ellos, la selección de su equipo de colaboradores. Esta actividad la entendía como un campeonato de béisbol en el que hay varias ligas. A Jobs le interesaba atraer, retener y motivar a los empleados capaces de estar en las ligas mayores, o sea, a los comprometidos, muy buenos y movidos por la iniciativa y el liderazgo.

Si te gusta más emprender, dedícate a ello con pasión. Tu reto es conseguir a los mejores para que dirijan lo que creaste. Si te gusta dirigir empéñate en desarrollar las habilidades de liderazgo que te permitan lograr objetivos con y por medio de la gente.