Diana Arévalo, creadora de Zapatos Migues. | Foto: Valentina Pérez

EMPRENDIMIENTO

Un emprendimiento de zapatos infantiles que salva familias

Diana Arévalo inició una empresa de calzado especial para niños de 0 a 5 años con una trabajadora que se enfrentó al divorcio. Con el tiempo se le unieron varias madres cabeza de hogar más.

22 de septiembre de 2018

En 2001 Diana Arévalo decidió iniciar su propia fábrica de calzado para bebés y niños hasta los 5 años, que les permitiera caminar y garantizar el adecuado desarrollo de sus pies a la vez que los papás tienen la seguridad de estarlos protegiendo.

Inició con una única trabajadora, que ya estaba ubicada en un gran taller de zapatería.

Pero justo en el arranque de Zapatos Migues, la primera empleada de Diana le indicó que estaba atravesando por un divorcio: “me ha ido mal, tengo 2 niños y no tengo tiempo para tener un horario”.

Diana tomó el riesgo y le dio flexibilidad en el horario y le asignó la tarea de troquelar el cuero para los zapatos desde su barrio: Ciudad Bolívar.

“Empezamos con una persona y las demás se fueron uniendo y lo bueno es que ellas se colaboran mucho, definitivamente se empoderan viendo su producto, cuando la gente lo acepta para ellas es la felicidad”, recuerda Diana.

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Hoy son 8 mujeres con sus máquinas, que producen cada mes cerca de 1.500 pares de zapatos para niños entre 0 y 5 años. Todas se venden en las diferentes tiendas propias y puntos de Los 3 Elefantes y Travesuras.

Las trabajadoras de Zapatos Migues desarrollaron el amor por su trabajo y se empoderaron de su rol como cabezas de hogar y mujeres trabajadoras, capaces de lograr todas sus metas, pues la empresa les paga por producción y de este modo ellas pueden acompañar a sus hijos al colegio, al médico o a lo que necesiten.

“Están muy pendientes de ellos y eso es muy importante porque cuando una persona queda sola, queda a cargo de sus hijos, es muy importante el tiempo y ellas lo tienen, están ahí muy pendientes de ellos”, explica Diana.

Lo más difícil de Zapatos Migues, según su creadora, es el sostenimiento de la empresa misma.

Sin embargo, tanto ella como sus trabajadoras acordaron desde el principio tomar las medidas que fueran necesarias para reducir los gastos cuando sea necesario, pero mantener la producción y la mano de obra.

“Por ejemplo yo antes tenía unas oficinas grandes muy bonitas pero tuve que pasarme a una oficina pequeña, pues lo hacemos para cumplir con todos nuestros proveedores, seguir haciendo estos zapatos y cumplir sobre todo con ellas, hay que ser muy cumplidos en especial con los pagos porque son una población vulnerable que a veces incluso vive del fiado de la tienda”, explica Diana.

Y si no hay pago al final del mes, simplemente al otro día en la tienda no hay fiado.

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Estos zapatos están dirigidos a un público específico y que, con el tiempo, deja de acudir a la empresa. Sin embargo, su creadora y los distribuidores encontraron que muchos de sus clientes suelen recomendarle el producto a su círculo cercano, lo que permite que las ventas se mantengan e incrementen.

“Cuando se dan cuenta de la aceptación que tienen los zapatos, los 3 Elefantes por ejemplo casi que nos llamaron, son gente de mucha visión, lo mismo los de Travesuras se dieron cuenta que son los zapatos ideales y en Travesuras llevamos casi desde que empezamos, y con los 3 Elefantes llevamos casi 3 años trabajando muy bien”, destaca Diana.

Hoy la meta es fabricar zapatos para niños hasta los 10 años, ampliar la producción para llegar a más cadenas de distribución, abrir nuevas tiendas propias e iniciar un nuevo camino en otros países.

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