ALEJANDRA CARVAJAL

De la Gran Recesión al Gran Desacoplamiento

La guerra comercial entre Estados Unidos y China puede ser el principio del fin del multilateralismo, así como de la globalización tal como la conocemos hoy en día. Este quizás sea el evento económico más importante de nuestros tiempos.

Alejandra Carvajal, Alejandra Carvajal
3 de marzo de 2020

La Guerra Fría fue uno de los enfrentamientos bélicos más conocidos de la historia reciente. Innumerables series de televisión, como Los Americanos, una de las más aclamadas por el público a nivel mundial, nominada y ganadora de varios premios Emmy, pusieron de relieve este conflicto entre Rusia y Estados Unidos, el cual concluiría con la caída del muro de Berlín.

Desde entonces, nuevos actores han surgido en la escena mundial, como lo es el caso de China, que aporta el 15% del PIB del planeta. Este país presta actualmente el doble que el FMI y el Banco Mundial juntos, especialmente a economías emergentes, que le adeudan ya más de 345.000 millones de dólares. El poder adquisitivo de los chinos ha aumentado en los últimos años; esto puede verse en el incremento de inversiones, su participación en el turismo y en el mercado de artículos de lujo. Diariamente, podían verse cientos de mujeres chinas haciendo fila en las tiendas de Louis Vuitton de París, por citar un ejemplo.

De acuerdo con el Financial Times, si pudiera resumirse el 2019 en una palabra esa sería “desacoplamiento” o “decoupling”; el malestar de la globalización (parafraseando a Stiglitz) se ha hecho latente. El orden mundial está cambiando, y estamos siendo testigos del muy posible paso del multilateralismo al proteccionismo. El impacto político y económico es inminente; de hecho, desde la caída del muro de Berlín el “desacoplamiento” es el hecho geopolítico más importante de nuestra historia reciente. La fractura entre China y Estados Unidos hacen que la globalización tambalee, y que el mundo que conocemos sea diferente.

Políticamente hablando, el desacoplamiento beneficia de manera inmediata a Donald Trump, quien fue elegido por los estadounidenses para poner en práctica el “America First”; su discurso ha dado tranquilidad a los mercados desde el primer día de su mandato, lo cual se vio reflejado en los resultados positivos de indicadores como el Dow Jones.

La “receta trumpiana” ha traído buenos resultados financieramente hablando a Estados Unidos hasta ahora. De acuerdo con la revista Forbes, antes de la revisión general del código tributario, las corporaciones estadounidenses con operaciones en el extranjero habían acumulado alrededor de $ 1 billón en efectivo fuera de este país. Esta acumulación de dólares se mantuvo fuera de Estados Unidos porque las ganancias corporativas estadounidenses obtenidas internacionalmente no fueron gravadas. Con una de las tasas impositivas corporativas más altas del mundo ( sobre un 35%), pocas empresas estaban dispuestas a asumir esos costos y se contentaban con transferir sus ganancias al extranjero. El recorte de impuestos de Trump cambió la ecuación, alentando la repatriación de ganancias, con unos $ 777.000 millones retornados en 2018, alrededor del 78% del total estimado.

A la postre esto se convertiría en una mayor productividad, y una mayor productividad se traduce en mejores salarios para los estadounidenses. La “receta trumpiana” parece hasta ahora dar buenos resultados, los mercados respaldan al presidente Trump y su reelección parece un hecho inminente. Sin embargo, él no sería el único que se beneficiaría por el “decoupling”; Bernie Sanders también, pues una de sus banderas es una mayor protección al mercado laboral, razón por la cual el discurso proteccionista también le viene como anillo al dedo. Si el desacoplamiento continúa, las multinacionales tendrán que tomar decisiones costosas en torno a la mano de obra, la productividad y el transporte para poder alejarse de China. Eso es algo con lo que cuentan muchos inversores, pues de antemano saben que Sanders o Trump podrán ganar la Presidencia.

¿Puede volverse viral el desacoplamiento?

Esta pregunta se la hacía hace un par de semanas Kevin Rudd en un artículo escrito para Project Syndicate. Mi respuesta es que muy seguramente sí, porque a pesar de que en el periodo de la Gran Recesión (2007-2009) varias economías emergentes mostraron un desacoplamiento (como la colombiana, que no se vio contagiada), el mundo ahora se encuentra más globalizado, nos conectamos más en materia de flujos de información, de personas y de intercambio de bienes y servicios. 

El coronavirus, la cereza del pastel que nadie esperaba

De un día para otro, China se convirtió en una amenaza para el mundo. Las personas desconfían de los productos chinos, de hecho los chinos por muchas personas son vistos como una peste, lo cual ha despertado un nuevo brote de xenofobia que no veíamos quizás desde la Segunda Guerra Mundial. Nadie quiere viajar a China pues eso sería algo así como comprar un tiquete a una muerte casi segura; muchos otros tampoco quieren adquirir sus productos pues temen al contagio.

El desacoplamiento se hace más evidente que nunca, pues la multiplicación de contagio en todo el mundo es inminente. La imposición de nuevas medidas a nivel comercial, así como en lo referido al flujo de personas es algo con lo que tendremos que convivir de ahora en adelante. El impacto del coronavirus en la economía es de lejos superior al que en su momento tuvo el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York.

El Gobierno chino ha quedado muy mal parado; la manipulación de la información ha sido notoria, pues las cifras de muertos y contagiados se ha probado que desde un principio no corresponden a la realidad. O el manejo de la estadística es bastante malo o algo le están ocultando al mundo, optando yo particularmente por lo segundo, pues no creo que un gobierno que construye un hospital para enfermos de coronavirus en menos de 10 días no sepa realmente a lo que se está enfrentando.

Entretanto, empresas como Jaguar-Land Rover o Fiat-Chrysler están considerando cerrar plantas de producción, incluso en Europa, por la falta de suministros para la elaboración de vehículos. Como estas muchas otras. 

Hay que recordar que China actualmente respalda a la dictadura de Nicolás Maduro, lo cual afecta de manera inminente nuestros intereses.

Bienvenidos al inicio de la era del proteccionismo.