DANIEL NIÑO

¿Cómo afrontar la recesión mundial?

El debate económico colombiano arrancó y las opciones de las autoridades económicas deben comunicarse sin tapujos.

Daniel Niño Tarazona, Daniel Niño Tarazona
11 de julio de 2019

La semana pasada en el exministro Rudolf Hommes tuiteó que los primeros cinco meses ponen de relieve el deprimente desempeño de las exportaciones y la falta de competitividad del sector productivo. Su alarma requiere urgente y desesperada atención porque si bien lo que dice es cierto, la situación está pasando de castaño a oscuro. La delicada situación mundial se expresa en las exportaciones colombianas de bienes manufacturados cuyos precios en dólares este año caen 13,5% si van destinadas a Norteamérica, 13,4% si van a Asia, 22% si van a Europa y 23,9% si van a Suramérica.

Algunos de los indicadores líderes de actividad indican que las economías avanzadas marchan al 0,6% y las emergentes al 4,1%, dejando la actividad global en un sombrío 2,6%.

Luego los precios internacionales de manufacturas colombianas son en gran parte el termómetro de una recesión industrial externa que se agrava con los elementos propios del sector productivo colombiano que el exministro cita. La pregunta es: ¿cómo puede protegerse la industria colombiana en este terrible escenario mundial? Claramente con una apreciación del peso lo único que se hace es terminar por destruir los márgenes de las empresas y absorber o amplificar la crisis externa hacia la economía local.

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Al entender esto último, me parece interesante analizar el tuit que hizo Felipe Campos de Alianza Valores. Campos es un reconocido y agudo analista de mercado que espera la depreciación del peso del último año, cercana al 12%, llegue a contagiar la inflación con un rezago de 11 meses. Esto querría decir que los aumentos en los precios de la canasta básica familiar podrían ubicarse cerca al límite superior de la meta de inflación del Banco de la República al terminar 2019. Por ello espera que a comienzos de 2020 la discusión de política monetaria se enfoque en aumentar unas dos veces las tasas de interés.

La verdad es que, lo que Campos plantea no es absurdo, pero implicaría adelantar una política monetaria procíclica. Aquella que debilitaría el crecimiento interno otro poco. Bienvenido el debate.

Creo que el escenario planteado es importante para el debate de política económica y menos probable si se analizan varios elementos que deben monitorearse.

El primero es que el ministro Carrasquilla ha decidió sabiamente apretarse el cinturón con un recorte de gasto fiscal en 2019, ello precisamente disminuye en forma importante la posibilidad que las expectativas de inflación requieran de ajustes monetarios como la tasa de interés del Banco de la República para mantenerse controladas. En ese sentido, aún si la inflación sube, el emisor puede juzgar que además de obedecer a factores transitorios y de oferta, las expectativas no están contagiadas y la inflación convergirá solita hacia la meta del banco central.

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A su vez, el apretón fiscal ayuda a que la economía pase en 2019 sin excesos por lo que una débil demanda interna ayudaría a un frágil poder de precios de comerciantes y productores. Luego el efecto dólar en la inflación sería muy bajo.

Adicionalmente, si como apunta la lógica financiera global, hacia el segundo semestre de 2019 existen riesgos de una debilidad mundial del dólar, las presiones de depreciación del peso serán moderadas y transitorias. Sería equivocando comparar 2019 con el periodo 2015 y 2016. Es decir, si el elemento que impulsaría la inflación al alza es la tasa de cambio, ese efecto transitorio tendería corregirse por sí solo en el siguiente año.

En ese sentido, el apretón fiscal debe ir encaminado a construir algún tipo de ahorro que permita afrontar en los próximos años un peso fuerte y tendiente a apreciarse. Esto es que se puedan volver a acumular grandes montos de reservas internacionales. Así se suavizaría el efecto global de una recesión acompañado de un peso imposible de aguantar para los empresarios y el sector productivo. A mi juicio esto es lo que debe desvelar a los directores del Banco de la República y no los posibles riesgos de una más alta pero transitoria inflación.

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