Unas de las principales expectativas que se tienen con respecto a la administración Biden es una menor incertidumbre en el comercio global. | Foto: Dinero

ESTADOS UNIDOS

Qué se puede esperar de Bidenomics

Si el nuevo presidente más poderoso del mundo logra implementar parte de su política económica, impulsaría su economía y la de América Latina. Pero no la tiene fácil.

12 de noviembre de 2020

El próximo 20 de enero, si como está previsto no prosperan las demandas de Donald Trump contra las elecciones, el demócrata Joe Biden asumirá como el presidente número 46 de Estados Unidos.

Tras su posesión, comenzará una nueva era en el manejo económico para la locomotora del planeta. Este cambio a muchos les genera esperanza, aunque no estará exento de enormes desafíos, comenzando por el manejo de una pandemia aún incierta y un país profundamente dividido.

Desde hace varios años, en la jerga internacional, las políticas económicas de un presidente se conocen por su apellido mezclado con la palabra economics (economía en inglés). Por eso, lo que viene ahora es tratar de entender cómo será la Bidenomics y qué tan benéfica o perjudicial será para Estados Unidos y el resto del planeta.

En la consultora Oxford Economics advierten que, ante la posibilidad de que los republicanos retengan el control del Senado, Biden no la tendrá fácil para cumplir con sus promesas de impuestos y gastos.

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Podría repetirse la historia del presidente Obama, a quien sirvió como vicepresidente, y quien incluso enfrentó un cierre fiscal (shutdown) ante la negativa del Legislativo de aprobar sus propuestas.

No obstante, es claro que con Biden habrá mayor certeza política (menos anuncios inesperados vía Twitter) en temas como el comercio internacional o el multilateralismo, lo que beneficia a los consumidores de su país y al resto de naciones que comercian con el Tío Sam.

Marcelo Carvalho, jefe de research de mercados emergentes de BNP Paribas, agrega que las naciones más beneficiadas con la mayor certeza en la política comercial de Biden serían las del Sudeste Asiático, mientras que podrían estar afectadas las del Medio Oriente, dado que son las que tienen mejores relaciones con Trump.

“Biden también podría retomar el acuerdo nuclear con Irán, reduciendo sanciones, lo que subiría la oferta global de petróleo que, combinado con los planes de energía verde del nuevo presidente, podrían deprimir el precio del crudo”, señala Carvalho. Agrega que eso sería negativo para países productores como Colombia.

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Impacto latino

Carvalho considera que, para México, Biden es positivo por la mayor certeza comercial y porque ya no se hablará más del muro, aunque también hay que recordar que los demócratas no son tan amigos del libre comercio, como los republicanos.

Para Brasil, Biden en la Casa Blanca no sería tan bueno, pues podría hacerle exigencias en temas ambientales que el gobierno de Bolsonaro no estaría dispuesto a corregir.

Chile, según Carvalho, tendría un buen impacto al ser una economía abierta y Colombia, aparte del tema petrolero, no tendría mayores ganancias, pero tampoco pérdidas.

En Oxford Economics consideran que, así el gobierno Biden solo implemente parcialmente su ambicioso paquete fiscal, que incluye inyectarle US$7.000 millones adicionales a la economía y recaudar US$2.400 millones en más impuestos, esto debería impulsar a los consumidores estadounidenses y a las exportaciones latinoamericanas. “Pero no será la panacea”, aclaran.

Un escenario de Bidenomics suave podría sumar hasta un 0,5% al PIB de América Latina en 2021 y un 1,5% en 2022, estiman en la consultora, “pero somos escépticos en cuanto a que todos los países de la región puedan aprovechar la oportunidad por completo. Una segunda ola del coronavirus o una política interna desordenada podría neutralizar el efecto benéfico del cambio de gobierno”, precisan.

Eso sí, las economías latinoamericanas más dinámicas, con políticas internas estables y mayores vínculos con Estados Unidos, entre las que está Colombia, serían las más beneficiadas.

Igualmente, habrá mejores perspectivas para las economías centroamericanas y del Caribe que podrían, incluso, ganar un poco más que Estados Unidos, gracias a las repercusiones positivas en el comercio mundial, el turismo y las remesas de los trabajadores.

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Sin cambios

Biden también ha manifestado una postura a favor de la inmigración, lo que junto con sus demás propuestas debería beneficiar la economía. Pero es poco probable que eso alcance para modificar drásticamente la trayectoria de crecimiento estadounidense.

Con la situación sanitaria deteriorándose rápidamente, la división política y la economía aún desacelerada, en Oxford Economics pronostican un crecimiento promedio del PIB estadounidense del 3,6% en 2021, debido a que la demanda seguirá restringida mientras no se resuelva el tema del coronavirus y por un aumento insuficiente del empleo para las necesidades del país.

Prueba de ello es que, tras la demora en conocerse los resultados de las elecciones, que para los analistas era el peor resultado posible, los mercados no reaccionaron con fuerza cuando se conoció el ganador, sino cuando el laboratorio Pfizer anunció sus avances con la vacuna.

“Tradicionalmente, los mercados han considerado una victoria demócrata como una mala noticia, pues saben que ello implica más impuestos y más gasto fiscal, pero esta vez están esperando que con Biden venga un gran estímulo fiscal que le dé tracción a la economía y se combine con los anuncios de la FED de mantener sus tasas de interés bajas por largo tiempo”, explica Carvalho.

Los expertos estiman que de aquí a fin de año se podría aprobar un proyecto de ley de alivio fiscal a corto plazo por alrededor de US$1 billón, que, no obstante, estará sujeto a una mayor incertidumbre durante las sesiones legislativas de lame-duck, que son las que se dan entre la salida y la llegada de un nuevo Congreso.

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Además, resaltan que existe el riesgo de una transferencia de poder no pacífica, es decir, que Trump no acepte su derrota, temor que se mantenía hasta el cierre de esta edición.

De la forma como el nuevo presidente ‘más poderoso del mundo’ negocie con el Congreso y de su plan para enfrentar la covid-19 dependerá en gran parte el éxito del Bidenomics. Una tarea nada fácil.