Connor Kiselchuk, miembro del equipo de la Nasa que investiga asuntos de agricultura espacial. | Foto: Bayer Crop Science

CIENCIA

Las ambiciones de la agricultura espacial reveladas por un genio de la Nasa

¿Cómo se alimentaría un ser humano en un viaje espacial de 18 meses? Un genio de 22 años explica cómo avanzan las revolucionarias investigaciones para conseguirlo.

18 de septiembre de 2018

La icónica escena de la película ‘Misión Rescate‘, en la que el actor Matt Damon se queda atrapado en Marte y le toca buscar comida allá, no es tan desfasada si se conocen los avances de las investigaciones que se están desarrollando para llegar ahí.

"La comida determina qué tan lejos podemos llegar desde la tierra y qué tanto podemos estar", esa frase del profesor Mike Dixon, de la Universidad de Guelph, marcó a Connor Kiselchuk, un joven canadiense de 22 años que ahora dedica sus días a investigar la agricultura espacial.

Tiene claro que para sembrar cultivos en Marte, como ha pasado por su cabeza, hay un largo camino por recorrer. Pero está trabajando en ello. Es científico del equipo de producción en órbita que trabaja en el Kennedy Space Center de la Nasa.

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La base de esas investigaciones es que ante un viaje espacial de esa envergaudra, con una duración de 18 meses, no solo se debe pensar en cómo llevar al ser humano hasta ahí, sino cómo se haría para alimentarlo, con una dieta que mantenga a las personas vivas y con una comida que no pierda sus vitaminas.

Desde hace varios años, Kiselchuk viene trabajando para hacer aportes al sistema de soporte de vida bioregenerativo para su uso en el espacio. En Monheim (Alemania) este joven se presentó para explicar lo que hace ante reporteros de todo el mundo que participan en ‘Future Farming Dialogue‘, un encuentro global en el que se discute sobre el futuro de la agricultura por medio de la innovación y la tecnología

"Todo esto lo hacemos porque no solo se trata de conseguir alimentación para los astronautas, cultivar plantas en misiones espaciales podría formar todo un sistema de soporte de vida a bordo", le dijo a Dinero desde los cuarteles de Bayer Crop Science ubicados en esa ciudad.

Explica que las plantas producen oxígeno y filtran el dióxido de carbono, por lo que en un espacio cerrado son "un regulador atmosférico efectivo". Igualmente, describe que las plantas también permiten filtrar el agua gris y suministrar agua limpia y potable.

También cree que se produce un beneficio psicológico, cuando los astronautas interactúan con otro organismo vivo en un área cerrada.

Lo más cercano a esas apreciaciones, lo han vivido en las misiones a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), donde los astrautas se pelean la función de hacer experimentos de invernadero.

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La agricultura espacial viene de décadas atrás, pero en esta década ha sucedido el hito de que varios astronautas que residen en la Estación Espacial Internacional alcanzaron a ser los primeros seres humanos en digerir comida que se cultivó en el espacio; una lechuga romana roja fresca.

Los experimentos de antes consistían en enviar las cosechas a la Tierra para su investigación, en lugar de comerlas.

Para lograrlo usan tecnología de iluminación de invernadero que no solo aprovecha la efiencia de los LED, que no gastan casi energía, sino que su salida de luz se adapta a especies de plantas específicas en etapas de crecimiento específicas. En general consume un 60% menos de energía que los sistemas de iluminación de plantas tradicionales.

De acuerdo con el científico, estudian las oportunidades para conocer la biología de las plantas bajo radiaciones extremas. Precisa que tener alimentos en el espacio y aprender su desarrollo allá será fundamental para lo que viene en la carrera espacial, lo que implica "cultivar plantas en el espacio que tengan los nutrientes necesarios".

Este tema ocupa un espacio de importancia en las discusiones que rodean la próxima estación espacial y una futura operación lunar. 

Para Connor, quien fue becario de la Jeff Schell Fellowship en 2017, la agricultura espacial no se queda en el espacio sino que también tiene "significativos" efectos en la tierra, como iluminación LED más eficiente (hasta 40% en algunos casos), menos uso de agua y menos desperdicio, así como una utilización de recursos más efectiva.

Es contundente en manifestar que así como los microprocesadores usados por primera vez en computadoras a bordo y que hoy hacen posible el funcionamiento de teléfonos inteligentes, la agricultura espacial ayudará a entender cómo mantener un ambiente decrecimiento controlado para mejorar las técnicas de producción terrestre y cerrar por completo los circuitos de aire.

El efecto se vería inmediantemente en lugares como el Ártico o el desierto del Sahara, donde tendrían a la mano acceso a productos frescos.

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