RAÚL ÁVILA FORERO

La economía de los carnavales

La fiesta carnavalera de la Puerta de Oro de Colombia se celebró con éxito, una vez más, en nuestro país. ¡Y quedó monocuco! Comparándose incluso con carnavales de talla internacional, el carnaval de Barranquilla viene dando grandes expectativas bajo el reconocimiento de sus raíces y su valor patrimonial.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
25 de marzo de 2019

Hace casi un mes, Colombia respiraba uno de los ambientes festivos más esperados del año por cuenta de una de las fiestas populares más emblemáticas a nivel nacional: el carnaval de Barranquilla. Una mezcla folclórica y cultural que es la viva imagen de nuestra riqueza inmaterial, con una significativa muestra del sabor caribeño que siempre ha caracterizado a nuestra tierra.

En la festividad de este año, más de 2 millones de personas disfrutaron de los 36 eventos oficiales que tenía el carnaval, incluyéndose la parte del precarnaval. Con 31.000 hacedores de disfraces y grupos folclóricos, 2.500 músicos y 134 orquestas, se armó el evento más esperado y disfrutado en La Arenosa para millones de nacionales y extranjeros que gozan con este tipo de festividades patrimoniales.

Máscaras, comparsas, carrozas, sombreros, flores, trajes folclóricos, sombreros, bailes típicos y una variedad de mensajes que desbordaban el potencial carnavalero que corre por las calles de Barranquilla. Una pequeña muestra de lo que la economía naranja puede llegar a contribuir a nivel nacional. La apuesta es, entonces, trabajar para que este particular estilo de economía se mantenga y tenga un mayor impacto a nivel departamental y municipal.

Ahora, debe reconocerse que, dada la magnitud del evento, sus estimaciones a nivel de impacto económico en la región y en el país no son para menospreciar. De hecho, las cifras dejan una muestra del gran impacto e importancia que tiene este tipo de carnavales en toda América Latina.

Le puede interesar: ¿Por qué deberían interesarnos los NINI?

Según la Agence France-Presse (AFP), el carnaval de Barranquilla ya se configura como uno de los carnavales más importantes en la región latinoamericana, siendo, específicamente, la tercera festividad que más genera ganancias económicas, después de las que se realizan en Brasil y Panamá.

Por lo pronto, el carnaval de Río de Janeiro es el que más acapara espectadores con al menos 1,5 millones de extranjeros, recaudando un monto superior a los USD$ 1.100 millones. En segundo lugar, está el Carnaval de Panamá que estimó como mínimo la llegada de unos 25.000 turistas y al menos unos US$ 300 millones en bonanza económica derivada de su particular tradición antes del tiempo de cuaresma.

Para nuestro caso, se proyectó que el carnaval de Barranquilla movió cerca de US$ 69 millones, y que al menos se hayan acaparado cerca de 300.000 turistas para alcanzar la meta del 95% en ocupación hotelera. Asimismo, se mantiene la expectativa ante un aumento en la tasa de empleo de un 1,8% con, infortunadamente, un mayor impacto dentro del sector informal.

Así, dentro del sector comercio, los negocios relacionados a bebidas alcohólicas y del sector transporte son los que tuvieron un mejor desempeño, incluso por encima de lo esperado. Según el Sistema de Información Turística del Atlántico y Barranquilla (Situr) se aumentaron las expectativas de ventas en sectores como los bares (48,43%), licorerías (93,7%), transporte (56,25%), peluquerías (42,5%) y droguerías (25,88%).

Le sugerimos: ¿Para dónde va el turismo mundial en 2019?

No obstante, a pesar de las altas rentabilidades que se esperan de este tipo de festividades, la inversión para este tipo de eventos, y para la riqueza cultural en general en la región, sigue siendo pobre. En nuestro país, el Gobierno Nacional aportó casi el 45% para la realización del evento, de un total de más de USD$ 6,5 millones estimados como inversión total. Mientras que, en comparación, Rio de Janeiro contó con una inversión de USD$ 6,3 millones desde el sector público, y de USD$ 13,7 millones desde el sector privado.

De igual forma, el rendimiento que esperaba el Distrito Especial, Industrial y Portuario era de 10 veces por peso invertido durante estas festividades. Por ende, las proyecciones apuntan a que el impacto del carnaval siga la tendencia de años anteriores esperándose, por ejemplo, que el turismo alcanzara un 0,2% del PIB departamental y que las ganancias representasen también un 0,2% del PIB del Atlántico.

Declarado por la Unesco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, este carnaval es de gran atractivo para turistas, especialmente norteamericanos. Miami y Nueva York son las ciudades internacionales que muestran un mayor interés y un aumento de reservas activas en la ciudad. A nivel regional, destaca Santiago de Chile con un aumento de reservas del 160% respecto al año anterior. Por ende, el sector turismo será otro gran dinamizador.

En ámbitos generales, los carnavales se han venido mostrando como una industria creativa que genera expectativas a nivel económico y, con esto, representa una potencial atracción de desarrollo e inversión en las regiones. Han sido formas de representación de la identidad y la tradición en muchos países, transformándose en la manifestación cultural más importante del continente.

El valor de nuestra cultura es exuberante. Es un camino que conduce al cierre de brechas de pobreza y desigualdad, que promueve los espacios para que la innovación y el crecimiento de las industrias creativas se desarrolle un poco más y, aparte, brinda los espacios propicios para dar a conocer su potencial. Sin embargo, siempre deben arraigarse a sus raíces barriales, sin ignorar el hecho de que es una muestra de Colombia para compartir con el mundo.

Lea también: Fútbol femenino en Colombia: ¡dejemos el machismo!