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La promoción de las compras virtuales tuvo un doble efecto positivo en el país. Redujo las aglomeraciones e impulsó al comercio digital. | Foto: iStock

COMERCIO

Las lecciones que quedan de los días sin IVA tras aplazamiento del tercero

La apuesta por las compras digitales permitió el éxito de la segunda jornada sin el impuesto. Los retos, no obstante, siguen pendientes de cara al tercer Día sin IVA que ha quedado en suspenso tras su aplazamiento por parte del presidente colombiano, Iván Duque, este miércoles.

15 de julio de 2020

Sí se pudo. Es la conclusión que quedó la semana pasada, cuando el comercio y los colombianos vivieron la segunda jornada sin IVA en plena normalidad.

Atrás quedó el primero de estos días, el 19 de junio, cuando las empresas no dieron abasto en los locales ni en el comercio electrónico. Las aglomeraciones pusieron en jaque este beneficio por unas semanas, a tal punto que varios alcaldes pidieron suspender los dos días restantes.

En medio de este pulso, una decisión del Gobierno fue clave para que la segunda jornada fuera exitosa. Limitar las compras de electrodomésticos y productos tecnológicos al comercio electrónico llevó a que miles de ciudadanos se volcaran a internet y, por ende, le dieran un respiro a los puntos físicos.

Según el ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, las compras online determinaron el éxito de la segunda jornada. "Este es un día histórico para el país, en el que hemos tenido el mayor valor de transacciones en comercio electrónico en la historia", añadió.

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Las cifras de la Consejería Económica y de Transformación Digital de Palacio revelan que el 3 de julio los colombianos realizaron 1,2 millones de transacciones virtuales (en promedio, más de 800 por minuto), en las cuales transfirieron más de $300.000 millones.

Mejor, pero...

En plata blanca, las compras por e-commerce crecieron ocho veces, mientras la demanda fue 18 veces la de un día común y corriente. Esto fue positivo para darle un ‘empujón‘ al comercio, pero no 100% perfecto.

En efecto, miles de clientes tuvieron que soportar filas virtuales de más de tres horas, páginas web colapsadas o deshabilitadas y la falta de asistencia. Así lo reflejaron en las redes sociales, que, desde la madrugada de ese viernes, convirtieron al #DíaSinIVA en tendencia nacional.

En realidad, en cuanto a las ventas en línea es más fácil hablar en la teoría que en la realidad. Una jornada sin IVA implica que las compañías monten una página web atractiva, actualicen los precios con promociones y sin el impuesto, tengan una pasarela de pagos segura, facturen electrónicamente y realicen los despachos.

Todo esto debe funcionar durante el mismo día, so pena de que la exención no aplique y quede a cargo de los empresarios. El reto no es menor, e incluso afecta a las grandes empresas, que sufrieron por los trancones digitales durante los primeros días sin IVA.

En todo caso, el balance resultó más alentador que negativo. Según el presidente Iván Duque, las ventas de ambas jornadas sumaron cerca de un punto del PIB. Esto, además de dinamizar la economía, permite a las empresas tener un mayor margen de maniobra. "Vimos que Colombia puede arrancar de manera segura cuando nosotros protegemos la vida y la salud y, al mismo tiempo, recuperamos actividad productiva", dijo Duque. Esto, sin dudas, manda un mensaje sobre la inminente reactivación del país, que completa tres meses y medio en duro confinamiento.

Aunque se amplió hasta el primero de agosto el aislamiento preventivo, ya el Gobierno en su hoja de ruta para este año y 2021 tiene claro que los colombianos deben convivir con el virus.

El tercer día sin impuesto a las ventas fue aplazado y no tiene fecha definida, pero será, igualmente, determinante para avanzar en el levantamiento de la cuarentena.

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A mediano plazo

El verdadero reto, no obstante, está en cómo adaptar los portales y sistemas de pago del país para el mediano plazo. Por un lado, Fenalco propone que, para los próximos años, los días sin IVA tengan flexibilidad en materia de facturación o despachos, de tal modo que los negocios puedan adaptar mejor su infraestructura digital y cumplir con los mandatos. "Ya le habíamos propuesto a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) porque muchas empresas tuvieron que cerrar ventas en plataformas digitales para hacer el proceso posterior de facturación", explicó Jaime Alberto Cabal, presidente del gremio.

Este no sería el único punto por mejorar y el Gobierno lo sabe. Para esto, a través de un Conpes, prepara una política pública para impulsar el comercio en línea a mediano y a largo plazo. El momento es ideal: la covid-19 trajo consigo más miedo a las compras presenciales, pero mayor confianza en las digitales.

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La idea, según el borrador del documento, es aumentar la generación de valor social y económico, mediante el aprovechamiento de los beneficios del comercio electrónico. Para lograrlo, la política tendría cuatro ejes de impulso: empresas, ciudadanos, infraestructura postal y digital, y acuerdos institucionales.

Más allá de lo técnico, los puntos claves del documento incluyen fortalecer las habilidades de las compañías, darles una mano a emprendedores y pequeños negocios, generar entornos competitivos y, sobre todo, rebajar los costos de la digitalización. Esto, por supuesto, debe ir de la mano de incentivos para que los colombianos opten por pagar desde su computador o smartphone.

En este sentido, la mayor bancarización que trajo consigo el coronavirus y la oferta cada vez más variada del sector financiero, que incluye productos gratuitos o de muy bajo costo, permitirán que el país allane el camino hacia una economía más digitalizada. El momento es ahora.