GUSTAVO RIVERO

Venezuela: la dictadura indestructible

Maduro ha tomado precauciones para evitar ser derrocado.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
21 de diciembre de 2018

Dos millones y medio de venezolanos han emigrado desde 2014 de un total de 32 millones. Algunos sitúan la diáspora en más de cinco millones. No hay señales de que termine el éxodo. La economía de Venezuela se ha reducido a la mitad desde 2014, una hazaña que pocos han logrado en tiempos de paz. La hiperinflación comenzó en octubre de 2017: en 12 meses, los precios han aumentado casi un 1.300.000%, dice la Asamblea Nacional controlada por la oposición (el Gobierno ya no publica cifras).

 Según The Economist, lo que queda del sector privado se enfrenta a la destrucción. Ahora el principal problema para las empresas es la caída de la demanda, ya que los salarios se reducen por la inflación. Las empresas están cerrando. La última ha sido la filial venezolana del fabricante de neumáticos Goodyear, que operaba al 10% de su capacidad.

 El colapso de Venezuela no es resultado de los bajos precios del petróleo y aún menos de las sanciones de Estados Unidos. Otros productores de petróleo han hecho frente a los precios bajos y las sanciones afectan principalmente a líderes individuales del régimen. Venezuela ha sido mal administrada y saqueada por sus gobernantes. Chávez despilfarró el auge petrolero, tomó prestado imprudentemente y ahuyentó al sector privado expropiando sin sentido. Venezuela es ahora el país más endeudado del mundo. Sus obligaciones externas equivalen a cinco veces sus exportaciones, según Ricardo Hausmann. Incluso China y Rusia parecen reacias a prestarle más.

Le puede interesar: Titanes tecnológicos: ¿Estados Unidos o China?

 Según el semanario británico, lo normal sería que todo esto propiciara la caída del Gobierno. Sin embargo, Maduro ha tomado precauciones para evitar ser derrocado. Los principales partidos de la oposición están prohibidos, sus líderes en la cárcel, en el exilio o intimidados. La tortura de prisioneros es común. La Asamblea Nacional ha quedado reducida a una ONG impotente. En las elecciones municipales del 9 de diciembre, se dijo oficialmente que sólo el 27% de los votantes había participado. Los espías cubanos que protegen al régimen han impedido varios planes de golpe de Estado este año. Decenas de militares están en la cárcel.

 Venezuela ahora se parece a Cuba de otra manera. Aquéllos con acceso a dólares pueden comprar libremente, pero la mayoría depende de las raciones alimentarias estatales, distribuidas a través de una tarjeta del régimen. La oposición está empezando a parecerse a los grupos disidentes, desorganizados y divididos de Cuba. La diferencia es que "nuestra lucha es contra un estado fallido y criminal", señala Julio Borges. Los delincuentes conectados controlan el contrabando de gasolina y cocaína y la extracción de oro.

Le sugerimos: No hay segunda oportunidad para la primera impresión

 Los forasteros no han podido encontrar una manera de restaurar la democracia en Venezuela. Trump ha insinuado alguna vez una invasión militar, pero después de Irak es muy poco probable. El 10 de enero, Maduro comenzará un segundo mandato de seis años después de una elección presidencial amañada en mayo. Dado que su régimen perderá legitimidad en esa fecha, muchos Gobiernos dicen que cortarán o degradarán las relaciones diplomáticas. A menos que haya una presión mucho mayor, Maduro usará las sugerencias de diálogo de algunos Gobiernos, como lo ha hecho antes, para detener y dividir a la oposición.

 A los economistas nos gusta decir que si algo es insostenible, finalmente se detendrá. Venezuela sugiere que lo insostenible puede durar mucho. Al régimen bien armado de Maduro no le importa si los venezolanos se quedan o se van, si prosperan o se mueren de hambre. Ha sobrevivido a un colapso económico nacional. Es una lección sombría para el mundo.

Lea también: Italia enfada a Europa