GUSTAVO RIVERO

La trágica diáspora venezolana

El mayor éxodo de la historia latinoamericana va camino de superar al de Siria.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
24 de agosto de 2018

Se estima que Colombia recibió en 2017 unos 600.000 inmigrantes venezolanos. Le siguieron Estados Unidos con casi 300.000 y España con más de 200.000. Según la ONU, en 2005, vivían más de 400.000 venezolanos en el exterior. En 2017, la cifra alcanzó casi 1.700.000 personas.

Desde que Nicolás Maduro se convirtió en presidente de Venezuela, la situación de los ciudadanos del país ha ido de mal en peor. The Economist resalta que el 19 de agosto, mil emigrantes venezolanos huyeron de la ciudad fronteriza brasileña de Pacaraima después de que los habitantes locales los atacaran con palos y piedras.

Tuvieron que llegar soldados brasileños a la ciudad para garantizar el paso seguro de los venezolanos que ingresan al país. Esperemos que los brotes xenófobos desaparezcan.

En otros lugares, sin embargo, la situación se está deteriorando. El 18 de agosto, Ecuador inesperadamente comenzó a exigir a los venezolanos que llegaran a su país desde Colombia que presentaran pasaportes en lugar de cédulas de identidad. Perú hará lo mismo a partir del 25 de agosto.

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El éxodo se ha intensificado bajo el mando de Maduro, caracterizado por la represión política y la pésima gestión económica. La inflación se ha disparado de una forma tan brutal que hace que el efectivo sea inútil y que los alimentos y las medicinas escaseen.

Este lunes, el Gobierno eliminó cinco ceros de su divisa y la fijará al precio del petróleo a través de una moneda virtual administrada por el Estado, medidas más operativas que efectivas.

En una encuesta realizada a finales de 2017, la mitad de los jóvenes entre 18 y 29 años y el 55% de la clase media dijeron que querían abandonar el país. De aquéllos que esperan huir, dos tercios destacaron como razón principal la situación de la economía.

Los venezolanos están cumpliendo este deseo cada vez más, lo que puede generar el mayor desplazamiento forzado de personas en la historia de América Latina.

La cifra no para de crecer: a junio de 2018, había casi un millón de inmigrantes venezolanos sólo en Colombia. ACNUR, la agencia de refugiados de la ONU, ha registrado 135.000 solicitudes de asilo de venezolanos durante los primeros siete meses de 2018, un 20% más que en todo 2017.

El número total de venezolanos desplazados ya puede haber alcanzado los cuatro millones (de una población de 30 millones) según una encuesta de Consultores 21. La salida podría llegar a superar los seis millones de personas que huyeron de la guerra civil siria.

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Se ha debatido si los venezolanos deberían considerarse emigrantes económicos o refugiados. Según Luisa Feline Freier, la posición de ACNUR sobre cómo categorizar la diáspora venezolana ha sido algo contradictoria.

Por un lado, ACNUR ha enfatizado que los venezolanos deben considerarse emigrantes económicos en lugar de refugiados. Al mismo tiempo, está ayudando a las ONG de toda la región a presentar argumentos para las solicitudes de asilo venezolanas basadas en la definición de Cartagena de 1984, que amplía el derecho a la protección de las víctimas de violencia generalizada, agresión extranjera, conflictos internos, violaciones masivas de los derechos humanos u otras situaciones que hayan perturbado seriamente el orden público.

Venezuela es uno de los países más violentos del mundo y las violaciones de los derechos humanos (detenciones arbitrarias, torturas a prisioneros, ataques contra periodistas y uso excesivo de la fuerza) han sido prácticas comunes desde que se intensificaron las protestas contra Maduro en 2017.

A pesar de esto, México es el único país de la región que aprueba casi todas las solicitudes de asilo venezolanas.

Más allá de la cuestión de si los venezolanos cumplen con los criterios de la definición de refugiado de Cartagena, está claro que el éxodo venezolano no se puede describir con precisión como emigración económica voluntaria y constituye lo que Alexander Betts llamaría “emigración de supervivencia”: personas que están fuera de su país de origen debido a una amenaza existencial por la cual no tienen acceso a recursos internos.

La crisis humanitaria en Venezuela está tan fuera de control que los datos disponibles apenas reflejan la creciente miseria que padece el pueblo venezolano.

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