MAURICIO BOTERO

Unas metas decepcionantes…

Según el Plan Energético Nacional (PEN), documento elaborado por los técnicos de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), en 2050 el país seguirá dependiendo de los combustibles fósiles.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
27 de noviembre de 2019

Así, el petróleo, sus derivados, y el carbón, para ese momento continuarán siendo en buena parte la fuente de energía para el territorio nacional. De acuerdo al capítulo relacionado con los escenarios energéticos a 2050, en el plan, según lo relata un reciente artículo del diario Portafolio, “el sector más intensivo en el uso de energía es el de transporte, cuya proyección viene desde 2010 y representa más del 37,5 % de la demanda final, haciendo del diésel el energético líquido de mayor consumo, seguido por la gasolina (en cuarto lugar de la canasta energética). Además, en segundo y tercer puesto están la electricidad y el gas natural. Los cuatro son los de mayor demanda. El PEN resaltó que si bien se registra un crecimiento sostenido en combustibles líquidos como la gasolina y el diésel, la electricidad y al gas natural no pierden terreno gracias al incremento en el número de consumidores, hecho que se ve reflejado en el aumento de estos dos energéticos y en la disminución de la demanda por leña, la cual es usada principalmente en el sector residencial rural.” Así mismo, que para el año 2030, la participación en la canasta energética del diésel, la electricidad, el gas natural y la gasolina es mayor al 75 %, en detrimento del uso de otros energéticos como la leña y el carbón de leña. “Para el año 2040, el consumo de los cuatro principales energéticos alcanza un valor de casi el doble de la cantidad consumida en 2010, aunque su participación en la canasta energética se mantiene alrededor del 75 %, similar a la participación en 2030”, señaló el PEN. Y para el año 2050 el 78 % de la demanda está constituida por el diésel, la electricidad, el gas natural y la gasolina.

El estudio del PEN es francamente decepcionante porque va en contravía de lo que el mundo tiene en mente: es decir, un total destete de los combustibles fósiles para el año 2050. Es más, para el año 2035 varias ciudades europeas tienen dentro de sus planes prohibir la circulación de los vehículos de combustión interna. 

Según reciente artículo en el diario El País de España, "En 2050, los coches con motor de combustión interna solo se verán en los museos y las películas", dice el economista de Harvard Tony Seba. Y es que son vehículos muy ineficientes. "Usamos nuestros coches solo el 4% del tiempo, permanecen aparcados el otro 96%", recuerda el también cofundador de RethinkX, un laboratorio de ideas (think tank) sobre los cambios que la tecnología está provocando en nuestras vidas Además, los coches son los primeros emisores de gases de efecto invernadero. Sin sus motores, desaparecerían casi todos sus males. En menos de dos décadas, el 95% de los kilómetros recorridos lo serán en vehículos eléctricos autónomos usados bajo demanda en un modelo mucho más barato y eficiente que Seba denomina transporte como servicio. La gente no necesitará comprar un coche, se limitará a usarlo. "Estas flotas usarán los coches el 40% del tiempo o más. Cada vehículo recorrerá al año 150.000 Kilómetros frente a los 15.000 de un coche en propiedad. Debido a este aumento de la eficiencia, necesitaremos un 80% menos coches", añade. Las implicaciones de este mundo casi sin coches van más allá del ámbito del transporte. Como sucedió con el fin de la cultura del caballo, el fin de los coches tendrá sus perdedores. Taxistas y otros conductores profesionales, mecánicos tradicionales, agentes de seguros (por el descenso de los accidentes), miembros de la Guardia Civil de tráfico, profesores de autoescuela y los examinadores de la DGT, vendedores y fabricantes de coches, extractores e industriales del petróleo tendrán que dedicarse a otra cosa. La automatización, impulsada por la inteligencia artificial y los robots, se va a cebar con el empleo tradicional”.

La parte más decepcionante de las proyecciones del Gobierno es que si un país está listo para entrar en las energías renovables y menos contaminantes es Colombia. Es triste que no tengamos capacidad de ponernos metas mucho más ambiciosas en el uso de energías limpias, especialmente la electricidad, en el futuro cercano.