CAMILO DÍAZ

Poner más activos en la bolsa

En los últimos años la bolsa de valores a perdido varios emisores que han preferido deslistarse, esa situación debe corregirse para profundizar el mercado.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
29 de junio de 2019

Estamos a poco tiempo de que la Misión del Mercado de Capitales de a conocer sus resultados y estrategias para profundizar el mercado de capitales, y convertirlo en una fuente de financiamiento recurrente para las empresas de todos los tamaños, o por lo menos, para las medianas y grandes empresas del país que buscan financiamiento y que no tienen fuentes diferentes que las ofrecidas por la banca tradicional. El asunto es importante porque el acceso y costo del capital de las empresas es uno de los determinadores de su crecimiento y por esa vía de la productividad, la cantidad de empleo que ofrecen, y el volumen de impuestos que son capaces de pagar.

En Colombia la principal fuente de financiamiento de capital para las empresas son los bancos y los programas especiales de crédito de los bancos de segundo piso estatales, qué en todo caso, se canalizan a través de operaciones de redescuento mediante la banca local. Sin embargo, el crédito bancario tiene horizontes de plazo cortos, (entre uno y máximo cuatro años) lo que implica que las operaciones de expansión, la apertura de nuevos negocios, y las inversiones de largo plazo suelen enfrentar riesgos de refinanciamiento y por supuesto mayores costos financieros. 

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También existen las necesidades de financiamiento de infraestructura que no se suscribe exclusivamente a las vías 4G, sino que involucra aeropuertos, puertos, trenes, los sistemas de transporte masivo urbanos, infraestructura educativa y de salud etc. Con esa cantidad importante de agentes demandantes de recursos financieros, no debería estar pasando lo que está sucediendo en la bolsa de valores, que se está quedando sin emisores de acciones, y donde la mayoría de las emisiones de deuda privada son colocaciones de los bancos para fondear su cartera de crédito; más bien son pocas las del sector industrial o comercial; y casi nulas las de emisores que llegan por primera vez.

El problema no es de oferta de recursos porque hay suficientes. Las colocaciones de bonos corporativos han logrado en su mayoría obtener ratios de demanda del doble de lo ofrecido por los emisores, guardando consistencia con los ingentes recursos administrados por los fondos de pensiones, que se superan los $280 billones; lo administrado por los Fondos de Inversión Colectiva FIC´S que son cerca de $60 billones; y el portafolio de inversiones de las aseguradoras que ronda los $45. Las cifras muestran que en lo que va de 2019 se ha colocado deuda por $6,6 billones y recibido demanda por $12,6. En 2018 las colocaciones alcanzaron $9,5 billones, con demanda por $16,6. Mientras que en 2017 la demanda fue de $23,5 billones frente a emisiones por valor de $12 billones.

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Lo anterior no solo muestra la liquidez y el apetito por nuevas emisiones desde los inversionistas institucionales, también muestra que existen pocos emisores. A eso se suma los escasos instrumentos de ahorro bien remunerado al que tienen acceso los ciudadanos del común, la mayoría quedan decepcionados cuando ven los costos de las cuentas de ahorro, o la baja remuneración de un cdt a 90 días que solo paga el 4,40% efectivo anual, lo que quiere decir que por $10 millones de un cdt a 3 meses recibirán escasos $108 mil pesos de rentabilidad. Eso explica en parte la proliferación de pirámides y su facilidad para captar rápidamente la atención y el dinero del público ansioso por recibir mejores rendimientos.  

Teniendo en cuenta la liquidez que tiene el sistema, la disposición de los ahorradores, y las necesidades de financiamiento de las empresas, hace falta crear activos financieros que atiendan la búsqueda de mejores rendimientos desde el público y se adecuen a los montos de plazo y financiamiento que buscan las empresas, esa es la manera de cambiar la tendencia de un mercado de valores que está perdiendo emisores, e inversionistas que prefieren llevar sus recursos hacia otras inversiones, unas informales con alta probabilidad de pérdida, y otras que no fluyen hacia el aparato productivo del país ni a la construcción de la infraestructura que se necesita. Definitivamente hay que trabajar por acercar a las empresas a financiarse en el mercado de valores que tiene mejores plazos, mayores montos, mejores tasas de interés y agrega valor. También, por ofrecer buenos instrumentos de ahorro para las personas que tienen ahorros para invertir, pero no encuentran buenos instrumentos para hacerlo.

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