CAMILO DÍAZ

La ruta de la economía, ¿hacia dónde vamos?

Todavía se mantienen las señales mixtas de la economía que dejan preguntas sobre el cumplimiento de las metas consignadas en el marco fiscal de mediano plazo.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
15 de junio de 2019

El pasado jueves el Ministerio de Haciendo dio a conocer el Marco Fiscal de Mediano Plazo que es la hoja de ruta que en materia económica tiene el Gobierno, en general presenta un panorama optimista de la economía local y del ambiente externo, así como del cumplimiento de los ingresos fiscales y del crecimiento económico, sin embargo, en el panorama persisten señales mixtas desde la economía como para creer que todo el optimismo se vaya a convertir en realidad.

En primer lugar el crecimiento económico consignado en el plan mantiene la meta de crecer al 3,6 % este año, y alcanzar cotas de expansión mayores a 4 % los años siguientes –fiel al estilo de todos los gobiernos de ser optimistas en los pronósticos buscando impulsar la economía– pero la realidad muestra que para alcanzar la meta de este año la economía tendrá que crecer al 3,9 % en lo que resta del año, puesto que el crecimiento del primer trimestre sorprendió con solo 2,8 %, sin embargo el potencial de crecimiento de la economía es del 3,5 %, luego una aceleración al 3,9 % los próximos trimestres supone crecer por encima del potencial de manera sostenida.

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El primer campanazo de si esa meta será posible se conocerá a mediados de agosto cuando el Dane revele los datos del PIB del segundo trimestre, crecer por encima del potencial requerirá que el sector vivienda revierta la contracción del 8,8 % que mostró, y que el sector de obras civiles logre coger dinamismo, puesto que el crecimiento que se viene reportando del 8,5 % está explicado por los avances de obras de los proyectos 4G no por el inicio de nuevas. También que el agro tenga mejor desempeño, ya que al compararlo con el primer trimestre de 2018 se desaceleró, probablemente la caída en las cotizaciones del café explica una parte de ese resultado, así como el paro indígena del Cauca. Por su parte la industria que venía bien cayó 1,3 % en abril, descarrilándose de la recuperación que traía.

Frente a lo anterior el sector vivienda la tiene más difícil puesto que los datos de confianza del consumidor indican que los hogares no tienen en sus planes la compra de vivienda, hasta febrero el monto desembolsado en créditos hipotecarios había caído 5 %, revelando las restricciones de los hogares para acceder al crédito, y su alto apalancamiento, de hecho, muchas veces sus deudas vigentes son las que les impiden acceder a nuevos créditos.

Por el lado de las exportaciones y los ingresos petroleros el Gobierno espera precios de US$65 por barril, lo que implica que el Brent se mantenga en US$75 dado el descuento con el que se negocia el petróleo nacional, esas cotizaciones sostenidas del Brent lucen difíciles de mantener ya que la demanda mundial de crudo se ha contraído conforme China se ha desacelerado por las tensiones comerciales con Estados Unidos, Europa solo crece al 1% con Italia en recesión, y los riesgos del ‘brexit‘ sin acuerdo continúan.

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Así mismo la oferta de petróleo se mantiene elevada con Estados Unidos exportando 3 mbpd y llevando su producción a picos históricos de 13 mbpd, por su parte los productores de la OPEP + seguramente lo máximo que alcanzarán es mantener el acuerdo de recortes vigente de 1.3 mbpd ya que Rusia ha manifestado su desacuerdo con nuevos recortes porque considera que es mejor proteger la cuota de mercado dados los avances exportadores de Estados Unidos.

El panorama fiscal no está tan despejado como lo argumenta lo presentado por el ministerio, según ellos los efectos de la Ley de Financiamiento en el recaudo para este año suman $1 billon y $3 billones para 2021, pero cálculos de Anif y Fedesarrollo muestran es una disminución en el recaudo de $10 billones en los próximos años a partir de 2020. Da la impresión de que el Gobierno cuenta desde ahora con los ingresos extraordinarios de las ventas de activos para balancear el presupuesto de gasto e inversión, con la debilidad que el trámite de esos ingresos no es expedito. Igual sucede con las metas de reducción de la evasión en 30 % para que aporten $ 14 billones (1,4% PIB) de aquí hasta 2022 por los efectos de la implementación de factura electrónica, una meta ambiciosa si se evalúa el avance de esa implementación.

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