CAMILO DÍAZ

¿Vale la pena regular los costos bancarios?

En la semana que acaba de terminar se presentó un proyecto de ley que busca regular el costo de los servicios bancarios.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
27 de abril de 2019

La regulación de los precios de mercado suele ser una práctica inadecuada si esos mercados presentan un número elevado de agentes tanto demandantes como oferentes, ninguno de los agentes tiene un mayor poder de mercado que los demás, todos tienen acceso a la información y son capaces de evaluarla en las mismas condiciones, y el bien o servicio que prestan no es imprescindible, no hay barreras de entrada o salida, y los costos de transacción son bajos o nulos. En resumen, hablamos de un mercado que funciona bajo competencia perfecta.

En el caso del sistema bancario colombiano son pocas las condiciones de la competencia perfecta que se cumplen. Para empezar, aunque en el país existen veinte seis bancos, los primeros cuatro por tamaño de activos, controlan el 64% de la cartera de crédito incluyendo leasing, la situación se concentra más, dado que solo dos conglomerados financieros manejan el 51% de la cartera bruta total, según cifras a febrero de la Superfinanciera. Los demás bancos son entidades con poco poder de mercado para ofrecer créditos, y cuotas de mercado menores al 6%. Por otro lado, los agentes del mercado de servicios bancarios no tienen acceso a la misma información ni capacidad de evaluarla en las mismas condiciones. Las personas y empresas que demandan crédito con frecuencia desconocen el costo real de los servicios que les prestan, como seguros de crédito, comisiones de desembolso, cuotas de manejo, y modalidad de las tasas de interés.

De igual forma, tienen dificultades para evaluar su propio riesgo de crédito, incluyendo su información en las centrales de crédito, para poder compararlo con las tasas de interés que les ofrecen, y determinar si son sobrevaloradas o subvaloradas. Por su parte, los bancos sí tienen capacidad de evaluar adecuadamente el riesgo de crédito de los prestatarios y validar su información financiera y de identidad, con costos muchos menores dada la centralización que logran hacer de esa información.

Le puede interesar: Los retos del mercado laboral colombiano

El acceso al crédito y los servicios financieros es en una necesidad imprescindible para las empresas pequeñas que sin el acceso a crédito a costos razonables ven comprometida su viabilidad y crecimiento, lo mismo sucede con las personas que requieren crédito para financiar pequeños emprendimientos, invertir en educación, o acumular riqueza con la adquisición de un inmueble. Entonces, un servicio imprescindible requiere tarifas reguladas para evitar que los agentes con mayor poder de mercado puedan abusar de su posición.  

Un mercado bancario como el colombiano con pocas instituciones que puedan competir y altamente concentrado, implica la existencia de barreras de acceso, puesto que pocos agentes poderosos dentro del sistema tienden a disminuir la competencia y la innovación, lo que deriva en mayores costos de las transacciones (transferencias electrónicas, consignaciones nacionales, cuotas de manejo etc.), barreras de acceso al crédito, y por supuesto tasas de interés más altas. En contraste, los trabajos de Demirgüc y Levine de 2001, encontraron que sistemas financieros sólidos, pero no concentrados en un mismo grupo de interés, aceleran el crecimiento económico facilitando la conformación de nuevas empresas, acceso a financiamiento externo, y el apalancamiento de proyectos de expansión de las firmas.

Esos hallazgos parecen dejar en evidencia la situación tarifaria del mercado bancario local. Por ejemplo, mientras las tasas de interés de los TES a diez años han derrapado desde el 9% de años atrás hacia el 6% actual, (las tasas de los bonos soberanos son un determinante del costo de financiamiento) las tasas de interés de los créditos de consumo, y cartera comercial ordinaria se mantienen en 19,32% y 11% respectivamente.

Le puede interesar: Vendiendo de lo mismo no ganamos lo mismo

De igual modo mientras la cartera bancaria asciende a $434 billones, menos del 3% ha ido al financiamiento de la infraestructura de cuarta generación, la banca local que tiene capacidad ha usado su poder de mercado para presionar que el Estado asuma las deudas de Electricaribe, de los sistemas de transporte masivos en problemas, y las pérdidas por los problemas de Odebrecht Navelena para reestablecer el canal de financiamiento a ese segmento. Entonces, teniendo en cuenta lo anterior ¿Vale la pena regular los costos bancarios? pues la respuesta es sí, vale la pena, pero también avanzar en incentivar la competencia con más entidades extranjeras, y un mercado de capitales más profundo que complemente el financiamiento bancario para las empresas.