MAURICIO BOTERO CAICEDO

Rayos, centellas, sapos y alacranes

Hasta donde este columnista tiene conocimiento, no ha habido ni tuits, ni columnas, ni editoriales calificando al informe del Contralor como una “burda y vergonzosa lección de beligerancia y resentimiento”; ni tildando a Edgardo Maya de “ordinario, mezquino y bajo de talla”.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
15 de agosto de 2018

Al senador Ernesto Macías le llovieron rayos, centellas, sapos y alacranes con motivo de su discurso durante la posesión del presidente Iván Duque. Las siguientes fueron unas de las centenares de quejas contra dicha alocución:

  • Sergio Fajardo escribió: “El presidente del Senado nos dio hoy una burda y vergonzosa lección de beligerancia y resentimiento. Ilustró a la perfección el sentido de la polarización que proponen y le dañó la fiesta al presidente Duque. Toda una pesadilla el señor Macías”.
  • Daniel Samper Ospina dijo: “Creo que en la historia de Colombia jamás se había oído un discurso tan ordinario, mezquino y bajo de talla como el que acaba de leer Ernesto Macías: qué vergüenza que una persona de tan pocos quilates intelectuales ocupe la Presidencia del Senado”.
  • El senador de ‘la U’ Roy Barreras calificó el discurso como “plagado de agravios y opiniones polarizadas que solo sirven para dividir y hacer más inestable la plataforma política del presidente Duque”.
  • Héctor Abad trinó: ¿Habrá un imbécil más grande que este tipo Macías?

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Releyendo el discurso del senador Macías encuentro que, si bien hay ciertas estadísticas que pueden ser interpretadas desde diferentes ángulos, en dicho discurso el senador a nadie insultó o ultrajó. Aparte de un tono algo áspero, no hubo calificativos groseros o vulgares como ciertos periodistas han expresado.

Pero lo que es verdaderamente preocupante es que los medios y los mal llamados ‘formadores de opinión’ se limiten a criticar la forma y no el fondo de lo dicho por Macías. Porque la realidad, y así lo deja saber el Contralor General de la República, Edgardo Maya Villazón que entregó la semana pasada al Congreso los informes de “Situación de las Finanzas del Estado”, de no tomarse las medidas necesarias para reducir los gastos e incrementar los ingresos públicos, se pondría en riesgo el grado de inversión de la deuda externa colombiana y se incrementaría su costo de financiamiento.

No se trata de usar el espejo retrovisor con fines de venganza sino con fines de entender ¿qué es el punto de partida? Solo de esta forma se pueden buscar las soluciones adecuadas.

Los siguientes datos son parte de dicho informe de la Contraloría, datos que confirman buena parte de lo expuesto por el senador Macías en su discurso:

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  • El Sector Público Consolidado registró durante al cierre del año 2017 un déficit fiscal de $23,81 billones (2,61% del PIB). La deuda del Sector Público colombiano llegó en 2017 a $516,59 billones, equivalentes a 56,6% del PIB. El endeudamiento público registró un incremento de $29,27 billones respecto al cierre de 2016.
  • En términos nominales, la ejecución del Gasto Público Social pasó de $40,89 billones a $127,09 billones entre 2005 y 2017. Y teniendo en cuenta que este gasto va dirigido a la población vulnerable, al analizar la pobreza en el mismo periodo de tiempo, se encuentra que ésta no disminuyó en niveles proporcionales a ese aumento y aún persiste la inequidad (en la última década el coeficiente de GINI pasó de 0,56 a 0,52).
  • El Sector Público Consolidado –SPC- registró durante el año 2017 un déficit fiscal de $23,81 billones (2,61% del PIB), menor al presentado en 2016 que fue de $26,55 billones (3,10% del PIB). En detalle, el Gobierno Nacional Central (GNC) tuvo un déficit de 3,7% del PIB frente a un superávit de 1,09% del PIB de los demás integrantes del Sector Público Consolidado.
  • En los recursos del Gasto Público Social se han detectado problemas de corrupción como se ha mostrado en el Sistema General de Participaciones (SGP), los cuales están destinados a educación, salud, agua potable y saneamiento básico, entre otros, y donde para la vigencia 2017 la CGR encontró hallazgos por $3.051 millones. Hay subsidios que deben ser dirigidos a la población más vulnerable y están beneficiando a población de altos ingresos.

Hasta donde este columnista tiene conocimiento no ha habido ni tuits, ni columnas, ni editoriales calificando al informe del Contralor como una “burda y vergonzosa lección de beligerancia y resentimiento”; ni tildando a Edgardo Maya de “ordinario, mezquino y bajo de talla”.

¿Hasta qué nivel puede llegar la hipocresía de nuestros opinadores?

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