ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

El profesor Fajardo se la juega por la educación

En un país donde la sociedad otorga escaso valor a la educación, se destaca la valentía y la decisión de Sergio Fajardo al proponer como la acción central de su gobierno la educación, la cual, él considera, será el motor de la transformación de Colombia.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
21 de mayo de 2018

En los últimos 60 años las urgencias de la guerra, la violencia, la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico y la delincuencia han impedido que la sociedad y la clase política centren los debates y las decisiones estatales en lo que es esencial para el desarrollo humano: una educación de buena calidad para todos.

Por ello, en Colombia la educación oficial se ha caracterizado por:  1) ser la cenicienta de la política pública; 2) no ser realmente relevante en las propuestas de los programas de los candidatos presidenciales (todos hablan de la gran importancia de la educación, de la manera más general posible); 3) una vez elegidos los presidentes, con contadas excepciones, han nombrado ministros de educación a personas que no conocían el sector, cuyo paso como ministro ha sido efímero y quienes no tenían formación en educación y siempre llegaron a aprender; 4) la escasa valoración social por una educación de calidad: la mayoría de padres de familia se conforman con un cupo escolar, sin importar condiciones y necesidades para desarrollar una educación de calidad que tenga impacto en la mejora de la calidad de vida de sus hijos.

Como resultado de los anteriores cuatro puntos, en este país la educación coadyuva a ampliar brechas sociales, y lo más grave, entre los colombianos no impera un pensamiento crítico frente a problemas como la pobreza, la corrupción, el clientelismo, el engaño y los cada vez más exacerbados rencores y odios que diversos líderes y grupos sociales promueven en la sociedad.

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Sólo para evidenciar lo anterior, estos datos: En Plan Decenal (2016-2026) se sostiene que, en el año 2015, en Colombia, el promedio de años de educa­ción en zonas rurales fue de 5,5 años mientras que en zonas urbanas fue de 9,2 años. Solo dos de cada diez bachilleres graduados en zonas rurales lograron ingresar inmediatamente a la Educación Superior. En el programa de Fajardo se sustenta que de cada 10 estudiantes que comienzan primaria, sólo 8,5 logran pasar a secundaria, y únicamente 4 se gradúan de la educación media. Estos datos explican, entre otras cosas, por qué al año producimos 600 mil jóvenes que ni estudian, ni trabajan.

Dado este panorama, algunos ilusos llegamos a pensar que después de la guerra, para consolidar la paz se requería un gobierno que se dedicara a promover un gran proyecto de educación de calidad para todos los colombianos, un gobierno que, además, tuviera el propósito de buscar un desarrollo social más integral, con mayor igualdad y mejores oportunidades para las personas y las regiones con menores recursos.

Sin embargo, el único candidato que se arriesgó y asumió la educación como la propuesta más importante a realizar en su gobierno fue el profesor Sergio Fajardo, quien a través de su propuesta educativa, consolidada en 25 puntos,  dejó claro que entendió, como ningún otro candidato, que para fortalecer la educación nacional se requiere movilizar la sociedad, convertir la educación en un proyecto integrador de país y, lo más importante, incrementar de manera significativa el presupuesto de la educación. Fajardo plantea aumentar en 10% el presupuesto asignado a la educación como mínimo cada año, lo que implica un incremento del 50% en los 4 años. Nada serio en política educativa se puede hacer sin el acompañamiento de los maestros y sin los recursos necesarios.

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Así mismo, la propuesta de Fajardo propone duplicar el número de niños con atención integral entre los 0 y 5 años, incrementar de 1 a 2 millones los niños atendidos, y avanzar hacia los 3 años de preescolar en el sistema educativo, es decir, cumplir la Ley 115 de 1994. Él comprendió que mejorar la calidad de la educación y reducir la deserción escolar es una propuesta de mediano plazo que empieza por fortalecer la educación inicial.

Fajardo plantea tratar a los maestros con admiración y dignidad. Los maestros deben ser motivados, remunerados en forma adecuada y deben estar bien preparados. En este punto al candidato le faltan cifras y mayor precisión, para lo cual bastaría con actualizar el estudio “Tras la Excelencia Docente” de la Fundación Compartir, en donde se describen los requerimientos, costos y posibles alternativas para mejorar la situación de los profes. Así mismo, el candidato propone potenciar el liderazgo académico de los rectores, coordinadores y directores de núcleo educativo, a través de programas de acompañamiento profesional.

En cuanto a la educación superior, Fajardo tiene como reto llegar al 65% de cobertura en Educación Superior para el 2022, así como despolitizar, tecnificar y darle mayor financiación al SENA. Propone acabar el programa de Ser Pilo Paga sin afectar a los beneficiarios actuales, reestructurar el ICETEX, eliminar la capitalización de intereses mientras el estudiante sigue matriculado y acabar con el endeudamiento insostenible para acceder a la universidad.

Finalmente, la propuesta de Fajardo se fijó la meta de reducir el déficit de infraestructura educativa (crear o adecuar por lo menos 10.000 aulas escolares) y garantizar agua potable, energía y conexión a internet en todas las escuelas del país, sin olvidar, la necesidad de establecer la Superintendencia de Educación para luchar contra temas de corrupción en el sector como la alimentación escolar y las instituciones de educación superior que no cumplen criterios de calidad.

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Desconozco si la mayoría de los colombianos acompañarán a Fajardo, pero, sin ninguna duda, su propuesta en educación es la mejor para el país. Y esto no es nada menor: este es un sector al que a diario asisten más de 13 millones de estudiantes, y en donde trabajan más de 500.000 docentes, sin olvidar las empresas y trabajadores que proveen servicios y bienes a las instituciones escolares y a los estudiantes.