RAÚL ÁVILA FORERO

El desequilibrio vida-trabajo en Colombia

Sentirse a gusto en el trabajo es uno de los placeres menos conocidos por los colombianos, especialmente, cuando la única motivación para buscar empleo es netamente salarial. Y aunque hay otros factores que podrían importar al valorar una oferta de empleo, la situación económica actual no da para eso.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
14 de octubre de 2019

No resulta extraño encontrarse con muchos casos de personas trabajando en algo ajeno a su carrera académica, o de personas que viven en un extremo de la ciudad y que trabajan sumamente lejos, tanto en tiempo como en distancia, y aunque quisieran opciones que vayan alineadas con su carrera, que no quede lejos de casa para pasar más tiempo en familia o que ofrezca buenos beneficios no salariales, la verdad es que nuestro contexto laboral no brinda muchas ventajas a la hora de ser selectivo para escoger una oferta, para la colectividad de los colombianos.

Al contrario, la mayoría de las personas toman cualquier oportunidad que se presente por la necesidad, y la complicada situación que hay para conseguir un empleo en Colombia. Por ende, poco a poco se convierten en la clase de personas que, en una reunión de amigos, lo último que quieren discutir son temas de su trabajo.

No obstante, debe tenerse en cuenta que, en promedio, destinamos el 75 % de nuestra vida a trabajar. Allí es donde pasamos más de ocho horas diarias, los más de 290 días laborales del año (si contamos los sábados), realizando actividades que derivan en nuestro sustento, y en el de nuestras familias. Así, un colombiano labora casi 2.200 horas en el año, mientras que, en comparación, un alemán trabaja solo 1.360.

Una diferencia de más de 800 horas que conlleva a que la relación entre la vida personal y la vida laboral de un colombiano se mantenga con un gran desbalance. Las extensas jornadas de trabajo y el descontento de las personas con su trabajo (por ambiente, distancia, pocos beneficios, etc.) inciden negativamente en el bienestar de una persona y, de hecho, de toda una familia.

Según un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) para la medición del bienestar de 2017, Colombia obtuvo un índice de 0,9 % en el criterio que evalúa la relación entre la vida personal y el trabajo, el peor promedio de los países objeto de estudio. A nivel regional, nos siguió México con un 1,1 % y Chile con el 5 %.

En relación con el empleo, en el promedio de la Ocde las personas ganan USD$43.241 al año, pero los beneficios económicos difieren arduamente entre los países de la investigación. Por ejemplo, en países como Estados Unidos, Luxemburgo y Suiza los beneficios económicos son más del doble que en países del este de Europa, Chile, Colombia, Grecia, Hungría, México y Sudáfrica. De hecho, Colombia se mantiene dentro de los tres países con peores ingresos.

Para nuestro caso, el mismo estudio registró que 67 % de las personas entre los 15 y los 64 años tenían un empleo remunerado, una ponderación cercana al promedio de la Ocde de 68 %. Sin embargo, el estudio no registra las variables de la formalidad del empleo en Colombia, por lo cual su medición no se relaciona a la calidad de vida que proporciona el trabajo a una persona. Lo que sí se puede afirmar de este estudio, en temas de empleo, es que casi el 27 % de los empleados tienen horarios de trabajo muy extensos en comparación con el promedio del 11 % de la Ocde.

Dentro de las causas que dificultan el acceso a un empleo de calidad resalta ampliamente el tema de la educación, en donde solo el 54 % de los adultos mayores a los 25 y menores a los 64 años culminaron la educación media superior. En la Ocde esta cifra es del 79 %. Esto nos convierte en una demanda que es poco calificada y, por ende, muy mal remunerada e insatisfecha con las ofertas de trabajo que no incluyen buenos beneficios.

Así, posicionando en los primeros puestos a Holanda, Italia y Dinamarca como los países con mejor balance vida-trabajo, la Ocde destaca que, al no existir un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, las familias son las que se ven más afectadas de forma negativa. Sin embargo, la cultura de las buenas prácticas en el trabajo depende de una modificación en las estructuras de pensamiento de las empresas y de la implementación de nuevas prácticas laborales desde las políticas gubernamentales.

Tener una vida más allá de lo laboral es fundamental. La flexibilidad en el trabajo es un factor que poco a poco ha tomado relevancia en las compañías más grandes del mundo porque notaron que si bien aumentaba el bienestar de su trabajador, también aumentaba la productividad de este en su empresa. Pero, como raro, en Colombia aún es un criterio rezagado porque nos mantenemos en el pensamiento cuadriculado de que una jornada de labor estricta en una oficina marca el camino al rendimiento y la productividad.

Trabajar más horas no les garantiza a los colombianos una buena calidad de vida. Puede que la vida sea mejor para algunos pocos, pero se rezagan varios aspectos vitales del bienestar como la salud o la vida familiar. En realidad, la vida social es parte importante dentro de la satisfacción de una persona y tenerla le hace ser más productiva porque resulta estimulante. Hace que todo el esfuerzo laboral valga la pena.