GREGORIO GANDINI

La covid y la economía: nada debe ser como antes

Con la publicación del dato de desempleo de mayo en 21,4%, se hace cada vez más claro que es necesario llegar a un equilibrio de largo plazo entre la protección ante el contagio y la reactivación de la economía.

Gregorio Gandini, Gregorio Gandini
8 de julio de 2020

Hay laboratorios realizando pruebas prometedoras contra la covid-19 y, por ejemplo, la semana pasada, Pfizer anunció buenos resultados en sus pruebas iniciales de una posible vacuna. Estos procesos son demorados y, por eso, un hecho que se ha ido revelando con más contundencia, a medida que pasan los meses, es que el virus va a estar con nosotros un buen tiempo. Es evidente que el desarrollo de una vacuna no es un proceso que se pueda acelerar en exceso, ya que las diferentes pruebas existen para proteger a los pacientes de posibles efectos secundarios y eso, a mi modo de ver sin ser un experto ni mucho menos, es necesario y tomará tiempo. 

Hay que ser claros en algo: a diferencia de lo que se ve en muchos países como Estados Unidos, la reapertura de comercios y demás no implica que el virus se haya ido. Incluso es un momento aún más peligroso en términos de un aumento de exposición. Entonces, ¿deberíamos volver a medidas de aislamiento totales? La respuesta corta sería no. Esas medidas son una estrategia de choque inicial para frenar la velocidad del contagio, pero no creo que esa sea una solución sostenible desde el punto de vista económico en el largo plazo para ninguna economía y menos aún para las emergentes. Por eso, la palabra mágica aquí es "equilibrio". No es cuestión de volver a como todo era antes, porque no vamos a volver a lo mismo y no deberíamos, sino de adaptarnos a vivir en la pandemia (nótese que dije "vivir" y no "sobrevivir"). 

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Creo que, desde el punto de vista de la economía, el indicador a seguir de cerca en este caso no es el crecimiento económico, sino el desempleo. Pensemos un momento en Estados Unidos, que venía con una tasa históricamente baja de 4,4% en marzo y saltó a 14,7% en abril, 13,3% en mayo y 11,1% en junio. Si bien la gran apuesta del mercado laboral de ese país siempre ha sido la flexibilidad, es decir, pueden despedir a alguien muy rápido y contratar igual de rápido a otra persona, esta recuperación de puestos de trabajo no se ve tan drástica como su reducción inicial. Ahora, ¿qué pasa en Colombia, que ya venía con unas tasas históricamente altas en 2019? Pues veamos el comportamiento del gráfico 1 con niveles incluso mayores de los vistos en la crisis de 2008, de 19,8% en abril y 21,4% en mayo. 

Grafico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg.

Gráfico 1

Para entender un poco más la magnitud de lo que esta cifra implica, resumiré: en mayo hay alrededor de 4.694.000 de desempleados, un aumento de 611.000 frente a 4.083.000 de abril y 1.725.000 más que en marzo, cuando la tasa fue de 12,6% con 2.969.000, de acuerdo con los datos del Dane. Esta cifra vista en números y no en porcentaje pone de manifiesto el nivel del impacto que esto puede tener, no solo ahora sino en el largo plazo. Pero la implicación del desempleo no está ligada solamente al comportamiento de variables cruciales para el PIB, como el consumo de los hogares, sino también al impacto social en niveles de educación, nutrición y seguridad.

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La tarea para el país no es fácil porque, si somos honestos, la pandemia solo empeoró un problema de desempleo que ya era complicado, con una tasa promedio en 2019 de 10,5%. Es claro y lo he dicho varias veces: el asunto no es volver a crecer como antes, es buscar las oportunidades que nos permitan recuperarnos y, para eso, es necesario romper con los esquemas previos de depender de una sola exportación, como el petróleo, o esperar que solo la construcción genere empleo. Hay que buscar nuevas alternativas que nos permitan recuperarnos más rápido que los demás países y salir adelante en esta coyuntura. Eso requiere que nos demos cuenta de que debemos lograr un equilibrio de largo plazo entre el funcionamiento de la economía y la protección ante el virus, pues nada debe ser como antes.