MIGUEL ÁNGEL HERRERA

Colombia 2030: asignatura pendiente

Colombia necesita, sin duda, elevar el nivel de prioridad de los ODS, pese a la pandemia. A todas luces no es suficiente la visión del Gobierno nacional de avanzar en ellos mediante el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.

Miguel Ángel Herrera, Miguel Ángel Herrera
25 de junio de 2020

Colombia no está haciendo la tarea, de acuerdo con la primera evaluación de priorización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), publicada la semana pasada. Son 17 objetivos que representan el consenso de 193 naciones acerca del desarrollo de nuestra sociedad, para llegar al “Propósito 2030” con un panorama mundial más esperanzador.

Calentamiento global, conflictos armados, movilidad inviable, sistemas de salud y educativos colapsados, inmigración ilegal, violencia, inequidad, entre otros, son los principales problemas que los ODS quieren superar mediante una agenda compartida no solamente entre las naciones, sino con la participación de los sectores productivos y de la sociedad civil.

La conclusión es que Colombia no ha logrado avanzar significativamente en ninguno de los 17 objetivos, destacándose 6 objetivos que se encuentran en estado crítico y corresponden a salud y bienestar; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; vida submarina; reducción de desigualdades, y paz, justicia e instituciones sólidas.

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A primera vista podría pensarse que son objetivos de largo plazo, cuyo avance resulta muy difícil para cualquier país, pero particularmente para los países en vía de desarrollo. Sin embargo, preocupa no solamente que Colombia esté rezagada en esta importante tarea, sino que países pares como Chile, Uruguay, Costa Rica, Ecuador, Argentina, Perú, Brasil y México (el orden corresponde al desempeño) registren mejor desempeño en todos los objetivos.

Colombia muestra particularmente un comportamiento contrario al esperado en problemáticas como la prevalencia de la obesidad, la mortalidad por accidentes de tránsito en el país, la finalización de la educación secundaria, la participación laboral de las mujeres, la tasa de desempleo, la población joven que no estudia ni trabaja, los reclusos no condenados, los ingresos fiscales y la lucha contra la corrupción.

Son problemáticas que se verán más afectadas por el impacto de la pandemia, particularmente en lo atinente a la reducción de desigualdades, las oportunidades de trabajo, la lucha contra de la pobreza, la calidad en la salud y la educación de calidad. Pero, por otro lado, se espera que los objetivos que más avancen en el contexto de la pandemia sean la acción por el clima, la producción y el consumo responsable, y la vida submarina.

Colombia necesita, sin duda, elevar el nivel de prioridad de los ODS, pese a la pandemia. A todas luces no es suficiente la visión del Gobierno nacional de avanzar en ellos mediante el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, porque ese Plan está llamado a ser revisado a la luz de la actual crisis y porque cumplir estos Objetivos requiere el concurso proactivo de todos los actores del desarrollo.

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El jalón de orejas del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina, con el informe de la semana pasada, debería llevar al Gobierno a crear una institucionalidad con una articulación más clara en torno a los ODS, que involucre a la academia, a las organizaciones civiles, a los expertos independientes y a los gremios empresariales para discutir por qué no estamos cumpliendo y cuál debería ser la nueva hoja de ruta.
Gremios y empresas deberían reflexionar sobre la agenda con la que podrían contribuir al cumplimiento de los Objetivos 2030. Los ODS deberían convertirse en el marco ético-político sobre el que las empresas definan su estrategia en Colombia para los próximos años, si aspiran a ser agentes de transformación y de creación de valor compartido, para así mostrar su capacidad de innovación, diferenciación y contribución con visión 2030.

¿Cuántas empresas en Colombia reportan resultados en relación con los ODS? ¿En cuántos planes de negocio de mediano y largo plazo están considerados los ODS? ¿Cuántas inversiones sociales y ambientales voluntarias y no voluntarias de las compañías en Colombia tienen como visión contribuir al cumplimiento de los ODS? ¿Cuáles empresas han modificado su cadena de valor para minimizar impactos negativos relacionados con los ODS?

Para las empresas, los ODS aportan una perspectiva holística y transversal al negocio mediante las cinco dimensiones filosóficas que los sustentan: personas, prosperidad, planeta, paz y alianzas. Suele ser clara la contribución de los sectores productivos en las dos primeras dimensiones, pero aún es tibio el compromiso de la mayoría de empresas en relación con la sostenibilidad de nuestro planeta, la concreción de la paz y la gestión de alianzas con interés no productivos. A cambio, las empresas asegurarían su propia sostenibilidad, operarían con mejor legitimidad sociopolítica, fortalecerían su reputación, estrecharían sus vínculos con el Estado y acrecentarían su influencia legítima en la formulación de políticas públicas.

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