OPINIÓN

Arranca el 2020 con expectativas

El arranque del año 2020 viene cargado de expectativas económicas y con la necesidad de llevar a cabo varias reformas en materia económica.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
18 de enero de 2020

El inicio del presente año ha estado caracterizado por la incertidumbre que produjo en el Medio Oriente la muerte del General Qasem Soleimani y la posterior reacción de Irán a lo que considero una agresión, esos hechos han provocado que aumente la tensión en una zona ya de por si políticamente inestable, pero que además tiene el tránsito de una importante cantidad de petróleo que produce la OPEP y que abastece al mundo en general: el estrecho de Ormuz. Por allí circula por lo menos el 20% del petróleo mundial, de tal manera que cualquier situación de confrontación que involucre a Irán pone en riesgo la cadena de suministros, por eso el precio del petróleo tuvo un fuerte ascenso hasta US$68 por barril luego de los sucesos en Irak donde resultó muerto el mencionado general iraní. 

Luego de la idas y venidas en la retórica de Estados Unidos y sus aliados frente a Irán el precio del petróleo ha descendido, sin embargo, se ha incorporado algo así como una prima de riesgo en las cotizaciones dado que las tensiones permanecen y en cualquier momento la frágil calma que existe, puede terminar con agresiones o restricciones al paso de suministros por parte del país persa, que en varias ocasiones ha anunciado que si sus exportaciones petroleras son saboteadas estaría dispuesto a cerrar el paso por el estrecho de Ormuz.

Por otro lado, el año ha iniciado con noticias más positivas para el comercio internacional con la firma de un nuevo “acuerdo comercial” entre China y los Estados Unidos, lo que ha sido asumido por el mercado como aliciente para suavizar las tensiones comerciales que han pasado factura al crecimiento de ambos países, y a la dinámica del comercio internacional. Sin embargo, el nuevo acuerdo entre ambos países incluye varias fases de implementación con reciprocidad de acciones, lo que en la práctica implica que se presentaran nuevas tensiones en el comercio entre ambas naciones y por supuesto incertidumbre en la trayectoria del crecimiento de los países que más tienen comercio internacional como Alemania, Singapur, o Hong Kong y Corea del Sur. Así mismo, la cotización de las materias primas y por ese canal el valor de las exportaciones y gran parte de la actividad económica de los países productores de commodities como Colombia, seguirá teniendo una cuota importante de incertidumbre, especialmente si llegan a existir reveses en los avances.

Dentro de Colombia el panorama tiene más signos positivos que negativos, en parte porque varios de los indicadores económicos permanecen estables y porque el entorno internacional ha mejorado, además, porque la posesión de los nuevos alcaldes y gobernadores hará que la contratación desde el Estado se acelere a partir del segundo trimestre lo que deberá contribuir a un mejor desempeño de la economía gracias a que se podrán destrabar algunos cuellos de botella y los nuevos mandatarios buscarán iniciar o culminar obras para mostrar resultados tempranos a sus electores.

No obstante, a los signos positivos, la economía local presenta varios lunares que siguen afectando el crecimiento. Para empezar, la tasa de desempleo no cede y el nivel de 10,5% promedio del año pasado, empieza a lucir estructural con la grave debilidad de mantener una informalidad del 48%, que en términos prácticos si se tomaran los trabajadores informales como desempleados ya que no tienen cotización a seguridad social ni al sistema pensional, elevaría la cifra de desempleo a un exorbitante 20%. También sigue manteniéndose el deterioro en el sector de la construcción que finalizó el año con números rojos, y donde varias voces expertas concuerdan que salvo las obras civiles que reactive el Gobierno no hay expectativas de repunte. Una situación similar vive la industria, que no ha logrado cosechar las ventajas de la tasa de cambio que se ha mantenido por encima de los $3150 por dólar, y sigue estancada con 1.5% de crecimiento.

Este primer trimestre de la economía local va a dibujarse con el reinicio del gran diálogo nacional convocado por el presidente Duque el año pasado, y con la necesidad de tramitar las reformas pensional y laboral, que de acuerdo como el Gobierno las plantee determinará si se agudizaran las tensiones entre el ejecutivo y la sociedad o si se logrará avanzar. Es de esperarse que los meses de febrero y marzo traigan una fuerte agitación política y social relacionada a ambos asuntos.