Las humanidades no pasan de moda

Con la pandemia, la vida real reflejó la relación que existe entre los datos, la tecnología y las humanidades: estas no son inferiores a la ciencia y la ciencia y la tecnología son muy útiles para solucionar los problemas cotidianos y para comunicar al mundo.

Esta relación simbiótica también está reflejada en la academia y a pesar de los intentos por quitarles importancia a las humanidades, éstas han ganado la batalla. Por ejemplo, en 2015, Japón decidió retirarlas de sus colegios para centrar sus esfuerzos en la ciencia y en la tecnología. En ese momento, otras regiones del mundo, como el Reino Unido, debatieron sobre el tema, pero hoy siguen igual de vivas en colegios y universidades.

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Como explica Julián de Zubiría Samper, pedagogo y director del Instituto Alberto Merani, en cualquier democracia son esenciales las humanidades, en tanto ayudan a desarrollar el pensamiento crítico y fortalecer el tejido social. Así mismo, favorecen la empatía, la descentración social y el relativismo.

“Nos ayudan a comprendernos más a nosotros y a los demás. No hay duda, como destaca Martha Nussbaum, si solo nos dedicamos a carreras técnicas, inevitablemente se nos marchitará la democracia en el mundo. Al fin de cuentas la tarea más importante de la educación es la formación de mejores ciudadanos y, para poder lograrlo, son indispensables las ciencias humanas y el arte, porque nos ayudan a humanizarnos”.

Según datos de la Asociación Colombiana de Universidades, al 2018 las carreras de ciencias Sociales y humanidades ocuparon el tercer lugar de preferencia entre los estudiantes que Ingresaron a la universidad en el país, después de las carreras de administración y de las ingenierías. Las ciencias sociales y las humanidades contaron con más alumnos que las ciencias de la salud, la agronomía, la veterinaria y las matemáticas, entre otras. Y no solo ocuparon el tercer lugar, sino que representaron uno de los mayores crecimientos en el número de alumnos inscritos entre 2010 y 2018.

En el último año, las universidades colombianas han abierto facultades de arte o programas de post-grado relacionados con resolución y educación. Por ejemplo, la Universidad del Rosario creó su nueva Facultad de Creación, donde reúne diseño, con arquitectura, teatro y música, entre otras.

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Y tanto su enseñanza como el aprendizaje de estos nuevos programas están relacionados con las necesidades de esta época de la revolución industrial, porque ahora más que nunca los datos le están aportando al conocimiento del ser humano desde las investigaciones científicas y académicas.

En universidades colombianas, como la Universidad de los Andes, existen carreras y posgrados de humanidades y narrativas digitales, y en plataformas de educación virtual de alta calidad, como Cursera, se ofrecen cursos de humanidades digitales que tienen como objetivo explicarles a los estudiantes cuál es el papel de las humanidades en esta época y cómo están íntimamente ligadas con los datos y la tecnología.

El conocimiento, además, tiende a ser cada vez más multidisciplinario. Ciertas instituciones educativas les ofrecen a los estudiantes la posibilidad de combinar estudios, es así como se encuentran en los salones de clase alumnos de carreras de ciencia como de humanidades.