ANÁLISIS

¿El multilateralismo en crisis o business as usual?

Claramente la administración Trump está buscando resultados a través de acercamientos uno a uno, logrando concesiones de distintos actores, que pueden sentirse presionados de quedarse por fuera.

19 de junio de 2018

El Presidente Trump ha convertido en una verdadera consigna cumplir sus promesas de campaña para hacer que Estados Unidos “gane de nuevo” en el comercio internacional, tomando como único referente el déficit comercial con algunos de sus principales socios comerciales. Primero, pidió una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y México, luego anunció que EE.UU saldría de las negociaciones de la Asociación Trans-Pacífico. Hasta aquí se trataba solo de acuerdos de libre comercio específicos.

A partir de abril de 2017 abrió una serie de investigaciones que han originado tres campos de batalla, principalmente con China. Por una parte, implementó salvaguardias globales a las importaciones de paneles solares y lavadoras originarias de China, en respuesta China impuso medidas antidumping a las importaciones de sorgo de EE.UU y presentó una demanda ante el sistema de solución de diferencias de la OMC. Luego Estados Unidos concluyó la investigación 232 contra las importaciones de acero y aluminio alegando que la falta de autosuficiencia en estos productos pone en riesgo su industria militar y por tanto su seguridad nacional, incrementando los aranceles a 25% para el acero y 10% para los productos de aluminio.  

Estados Unidos se convirtió entonces en el primer país en invocar en la historia de la OMC la excepción de seguridad nacional para subir tarifas por encima de los aranceles consolidados. Luego empezó a negociar exclusiones de las medidas con algunos países como Corea del Sur, Brasil, Australia y la Unión Europea, y algunos de estos países amenazaron con retaliar imponiendo salvaguardias para rebalancear el comercio con una tarifa del 25% a ciertas  exportaciones de dicho país. Canadá y México fueron excluidos de la medida a la espera de los resultados de la renegociación de NAFTA. China, India, Turquía, Japón y Rusia han notificado a la OMC medidas de retaliación contra Estados Unidos. Ahora Trump parece haber decidido no excluir de las medidas a México, Canadá y la Unión Europea. Recientemente, se dio inició una nueva investigación bajo la Sección 232 para determinar si las importaciones de automóviles, incluidos SUV, camionetas, camiones livianos, y piezas de automóviles amenazan con perjudicar la seguridad nacional tal como se define en la Sección 232.   

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También, EE.UU inició una investigación por prácticas comerciales injustas para la tecnología, en temas de  propiedad intelectual por parte de China. Amenazó con imponer una tarifa del 25% a 1.333 productos chinos. En respuesta, China amenazó con una retaliación de imponer tarifas a 103 productos norteamericanos. Inicialmente las partes se habían sentado a negociar en Washington, pero los avances parecen haber desaparecido pues el 29 de mayo Trump anunció que implementaría restricciones de inversión específica y controles de exportación mejorados para las personas y entidades chinas relacionadas con la adquisición de tecnología de importancia industrial e impondría aranceles en bienes importados de China que contengan tecnología de importancia industrial.

Claramente la administración Trump está buscando resultados a través de acercamientos uno a uno, logrando concesiones de distintos actores, que pueden sentirse presionados de quedarse por fuera. El secretario de Comercio Wilbur Ross dijo claramente en el marco del foro de la Oecd que Estados Unidos prefiere los acuerdos bilaterales a los multilaterales porque toman menos tiempo para dar resultado que las negociaciones multilaterales,  porque estás últimas generan fatiga y llevan a compromisos que no son en el mejor interés de EE.UU y por su complejidad llevan todo al mínimo común denominador, donde EE.UU siempre es un blanco fácil para los pequeños.

Ahora algo similar está sucediendo en el mundo de los acuerdos bilaterales de promoción y protección de inversión. Un fallo reciente de la Corte Europea de Justicia definió que algunos artículos de los APPRIS violaban el derecho comunitario europeo y el resultado es que Países Bajos está considerando dar por terminados todos los Acuerdos Bilaterales de Protección de Inversión que tiene suscritos con los demás países de la UE. Igualmente, en el reporte anual de inversión de la UNCTAD que salió esta semana, es la primera vez en la historia que son mas los acuerdos que se dan por terminados que los que se negocian.

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Entonces no solo el esquema multilateral de comercio está en juego sino también el mundo del arbitraje de inversión… ¿Será que volveremos a las épocas donde primaban las negociaciones uno a uno y donde desafortunadamente primaba el que más daba con el mazo y no existían garantías ni reglas de juego predefinidas para los flujos de comercio y de inversión? En mi opinión estas son malas noticias para el mundo, pues tanto el sector empresarial como las economías necesitan certezas para crecer y desarrollarse.  Pero independiente de qué tan malo me parezca, ¿nos estamos preparando para esta aparente nueva forma de relacionamiento? ¿Estamos entendiendo que volvimos a las épocas donde tocaba tener una batería de cabildeo en Washington identificando y visitando amigos del Gobierno y del Congreso Estadounidense buscando apoyos frente a las amenazas de descertificación que se planteaban? ¿Estaremos asimilando que el mundo tal como lo concebíamos cambió?

El mundo necesita en este momento de líderes que defiendan el marco multilateral y la importancia de los acuerdos y tratados negociados. Ante este panorama resulta un alivio ver figuras como el presidente Macron quien manifestó su apoyo a la OMC y al sistema multilateral de comercio, e invitó al presidente Trump a revisar el sistema si es del caso. Resulta paradójico que hoy sea un Putin quien defienda el sistema multilateral de solución de diferencias comerciales diciendo que a pesar de no ser ideal, evita que las controversias sean resueltas por la fuerza y que las medidas tomadas por Estados Unidos no son convenientes pues “la lógica del egoísmo económico no se corresponde bien con cadenas de valor globales complejas. (…) Esto puede llevar a la economía mundial a retroceder a la era de la economía de subsistencia.” Ojalá el presidente Trump acepte la invitación de Macron a mejorar el sistema multilateral de comercio…Pero si no lo hace, ¿qué estamos haciendo para ajustarnos a este nuevo escenario?

Por: Ángel María Orozco

Socia Research & Opportunities
Exministra de comercio exterior

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