RAÚL ÁVILA FORERO

El negocio del sueño

Hoy que el mundo se mueve a alta velocidad, casi un tercio del día se dedica al descanso entre sueño y ocio, lo que parece ser improductivo pues se deja de lado compromisos y obligaciones. Sin embargo, la encrucijada entre el tiempo productivo versus el descanso parece tomar relevancia.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
22 de mayo de 2017

Dentro de las necesidades básicas que requerimos se cuenta, indiscutiblemente, el descanso. La mayor parte del tiempo nos enfrentamos con días agitados en donde la vida laboral, familiar, afectiva y personal pueden crear ambientes de alta tensión, haciendo que la búsqueda de un espacio que genere resguardo, equilibrio y reparación sea una de las prioridades durante el día, rebuscando sumergirse en un plácido sueño.

Aunque caer en brazos de Morfeo se considere, en gran parte de las ocasiones, una característica adherida a la pereza o la improductividad, hoy en día las personas requieren y buscan con más ahínco, el encuentro con espacios que les brinden la posibilidad de tomar cortas siestas, para recuperar la energía que necesitan para culminar su día. En realidad, las siestas son recomendables para refrescar la mente y mejorar diversas habilidades mentales, incluso bajo una filosofía empresarial de fortalecimiento del trabajador.

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Actualmente, las empresas más destacadas a nivel mundial han reconocido los beneficios de siestas reparadoras y adaptaron espacios dentro de la jornada laboral para ofrecer a sus trabajadores, la posibilidad de tomar cortas siestas dentro de las mismas instalaciones. Ello ha reflejado mayores índices en satisfacción laboral y una mejor productividad. De igual forma, los países también pueden verse beneficiados, puesto que, se reducen una serie de costos asociados. Por ejemplo, por concepto de ausentismo o afectaciones a la salud en Estados Unidos, los costes alcanzan los US$411 billones al año.

En relación a los impactos sobre la productividad, expertos ya han establecido relaciones entre: la falta de sueño con factores como afectaciones a la inteligencia emocional, hipertensión, obesidad y deficiencia del sistema inmune, haciendo más propenso al individuo a enfermedades que demoran tiempo en aliviarse, pues el cuerpo deja de producir proteínas y anticuerpos. Así, los impactos negativos se asocian a diversos componentes físicos y psicológicos que ponen en tela de juicio la premisa de que a mayor trabajo, mayor productividad.

Ante la gravedad del asunto, ya existen modelos de negocio que se han tomado la tarea de brindar espacios reconfortantes para que las personas encuentren la reparación que necesitan. Estos lugares se han popularizado bajo la denominación de siestarios, lugares especialmente diseñados para brindar una experiencia altamente reconfortante para sus clientes, de tal forma que puedan descansar algunos minutos para hacer pausas de sus labores habituales. La siesta, por lo general, toma un intervalo de 20 a 30 minutos, en donde se genera una mayor demanda después de almuerzo, costumbre muy arraigada en países como España, India y parte de Latinoamérica.

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Una de las ideas emprendedoras que más ha generado impacto sobre el tema en América Latina ha sido Selfishness, originaria de Argentina. Se trata de locales que cuentan con cabinas ambientadas con camas de gravedad cero, para provocar una relajación muscular involuntaria que induzca progresivamente al sueño. Asimismo, han acoplado una serie de almohadillas para la relajación ocular. Según estimaciones, la mayor parte de su demanda corresponden a profesionales que aprovechan huecos laborales para tomar descansos de máximo 40 minutos; adicionalmente, las sesiones cuentan con unos servicios extra para aprender técnicas de relajación, en especial para dormir bien.

En contraste, en países como Francia, en donde esta práctica aún se considera como un tabú, se han abierto bares de siestas que ofrecen una mayor discreción. Ubicados en centros comerciales y empresariales, le apuntan a trabajadores y ejecutivos de determinadas zonas. Estos servicios vienen acompañados de prácticas como masajes, manicura o, incluso, consumo de bebidas a base de té; todos estos relacionados a ofrecer sesiones de descanso mucho más placenteras.

Sin embargo, también se han mantenido a la vanguardia estudios que buscan una mayor innovación para evidenciar problemas o condiciones más favorables que contribuyan a tiempos de descanso de calidad. Instituciones como el MIT investigan sobre aspectos sensoriales, para recrear ambientes ideales y más propicios para dormir, de tal forma que pueda darse lugar a la fabricación de cápsulas para siestas. Sin embargo, la Universidad de California ya ha adelantado proyectos para la construcción de una esfera conocida como Sense, que mide intangibles como la calidad del aire para ayudar a personas con problemas para concebir el sueño.

De esta serie de investigaciones, las ideas de negocio han tomado fuerza, al establecer ambientes totalmente condicionados para favorecer la inducción del sueño y romper las barreras que han alejado a la humanidad de la calidad de un buen descanso. Aunque puede tenerse conocimiento de los efectos nocivos por falta de sueño, las rutinas altamente hiperactivas a las que se somete la sociedad son un gran impedimento. Por ello, este modelo tiene un enorme potencial de éxito en su adopción e implementación.

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Aunque en Colombia se tiene una aversión al cambio, este tipo de modelos de negocio tienen un amplio potencial a nivel nacional. Bien sea desde el emprendimiento como idea de negocio privada o desde una adopción empresarial para los trabajadores en las mismas organizaciones, hacer una pausa para dormir en pleno horario de trabajo podría dejar de ser algo mal visto bajo una revalorización del descanso como sinónimo de productividad. Así, no solo se ven beneficiados los resultados en nuestro trabajo, sino que se genera una armonía integral con otros aspectos que mejorarán la calidad de vida y el bienestar.