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La alternativa frente al modelo fallido que promoverán las Farc

El reto del conservatismo y de los sectores políticos, será salir a enfrentar desde la democracia al partido político que conformen las Farc.

David Barguil
4 de diciembre de 2016

Con la muerte de Fidel Castro hace una semana, muchos han hablado sobre el fin de una era en Latinoamérica. En los últimos años, especialmente en el 2016, el mundo ha sido testigo de cómo ha ido desmoronándose el llamado socialismo del siglo XXI que llegó a tomarse durante casi dos décadas el poder en varios países de la región y cuyo modelo económico trasladó las políticas públicas al espectro de la izquierda y a un populismo desbordado. En Colombia, sin embargo, el reto sigue siendo enorme porque se avecina un ciclo distinto; en un país con enormes necesidades sociales y con las Farc haciendo política, se anticipa el reencauche de viejas discusiones sobre el tamaño del estado y su intervención en la economía, el manejo y gratuidad de los servicios públicos, entre otros.    

Países como Venezuela, Brasil y Argentina, que hace unos años se jactaban de sus cifras de crecimiento económico y de su avance en indicadores sociales, hoy ven como la injerencia del estado en la economía y el desestímulo a la inversión privada  tienen efectos adversos; y como las políticas asistencialistas se hacen insostenibles ahora que el boom de los commodities es cosa del pasado. En Venezuela, por citar el ejemplo más desafortunado de todos, el improvisado manejo de la economía ha llevado a un país rico en recursos a una crisis sin precedentes. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, el vecino país acabará el 2016 con una inflación de más del 700% y con una contracción del PIB de alrededor de 10%. Mientras tanto, los venezolanos padecen el desabastecimiento de alimentos y medicamentos, y ven como día a día se esfuma su poder adquisitivo.   

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Ante el reflejo palpable de en lo que termina un país que escoge el camino de las políticas populistas y de hacer subvenciones más allá de su capacidad fiscal, el reto del conservatismo y de los sectores políticos y socioeconómicos afines, que defienden la economía de mercado, el orden y la autoridad, será salir a enfrentar desde la democracia al partido político que conformen las Farc, una vez entreguen todas sus armas y se desmovilicen. Estamos en un espectro ideológico y tenemos una concepción del manejo económico que son totalmente opuestos a lo que pregona esa guerrilla y que seguramente va a querer implantar en Colombia.

Si algo ha quedado claro en los más de 50 años de existencia de las Farc, es su agenda política y visión de país. Como partido político las Farc tratarán de implementar la estatización de la economía y el agrandamiento del Estado; menospreciarán la inversión privada y tratarán de desterrarla del campo colombiano. Yendo más allá de lo económico, tratarán desde el ejecutivo de usurpar atribuciones de otras ramas del poder público para disminuirles su independencia y poder, tal como ocurrió en Venezuela.

Debemos aunar esfuerzos para no permitir que un modelo económico que ha demostrado ser insostenible, y que ha menoscabado la estabilidad fiscal e indicadores económicos de nuestros países vecinos, termine siendo implantado en Colombia. Si bien, las políticas públicas que necesita nuestro país para alcanzar un mayor crecimiento económico y desarrollo, deben concentrarse en mejorar la formación de los colombianos, en darles acceso a más y mejores oportunidades, en frenar las práctica abusivas de ciertos sectores económicos y en reducir la desigualdad; esto no se logra reformulando el modelo económico como falsamente nos lo hacen creer posturas de izquierda radicales y autoritarias.     

Los colombianos que siempre hemos apostado por las reglas de juego democráticas debemos unirnos para ser una verdadera alternativa frente al modelo fallido que intentará venderles las Farc a ciudadanos distraídos. Ni la corrupción, ni la estatización de empresas, ni la burocratización del estado, ni la eliminación de la propiedad privada pueden acabar gobernando en Colombia. El reto que tienen los partidos políticos distintos al que surja de las Farc, es ser capaces de introducir cambios efectivos en una sociedad con profundas desigualdades y enormes necesidades sociales, para que el desencanto de la ciudadanía con la política tradicional no abra la puerta a radicalismos populistas.

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