OPINIÓN ONLINE

No pagaremos IVA en bienes de la canasta familiar

Empecemos por lo polémico. Quienes proponen grabar con IVA los productos básicos de la canasta familiar porque se necesita aumentar el porcentaje de recaudo, desconocen la realidad social de Colombia y la necesidad de transformar nuestro sistema tributario en uno que fomente el crecimiento económico incluyente.

David Barguil
24 de abril de 2016

Ante la inminente presentación de la reforma tributaria, es importante empezar a debatir, una a una, las propuestas más polémicas que la Comisión de Expertos presentó al Gobierno Nacional como parte de un paquete que, de llegar a aprobarse, representará cambios estructurales en la materia. El punto de partida de esta discusión es, sin lugar a dudas, la propuesta de ampliar el listado de los productos gravados con el IVA y de modificar las tarifas del impuesto que podrían llegar incluso al 19%.

El informe de la Comisión de Expertos contiene ejercicios comparativos interesantes que demuestran el hecho de que en Colombia el recaudo del IVA como porcentaje del PIB tiene el potencial de crecer. Mientras en el país el IVA y el impuesto al consumo recaudados en el 2014 representaron el 5,7% de la producción nacional, en la OCDE y en América Latina este porcentaje se ubicó en 6,6 y 6,3 respectivamente (cifras del 2012). En términos de tarifa general de IVA, apenas nos situamos un punto por encima del promedio latinoamericano, pero la OCDE maneja una tarifa general del 19%, y países como Chile y Perú ya sitúan esta tarifa en el 19% y 18%.

Además, tenemos una base del impuesto altamente erosionada por cuenta de un listado de productos con tratamientos preferenciales que es mayor al de países como Chile. Entre IVA e impuesto al consumo apenas tenemos una cobertura del 49% de los productos consumidos.                 

Hasta aquí pareciera que lo más lógico, ante las apremiantes necesidades de recaudo, fuera ampliar el listado de productos con IVA y las tarifas generales del impuesto. Sin embargo, el problema radica en que estas comparaciones desconocen la realidad social de nuestro país y la coyuntura en medio de la cual se ha puesto sobre la mesa la propuesta.

No podemos pasar por alto que el IVA es un impuesto de naturaleza regresiva y que nuestro sistema tributario tiene un efecto prácticamente nulo sobre la redistribución del ingreso de los colombianos. En su primer informe la Comisión de Expertos señaló que Colombia es uno de los países con mayores niveles de inequidad en la región y en el mundo; y puntualizó que el ingreso que concentra el 10% más rico de los colombianos es 11,1 veces mayor que el ingreso que recibe el 10% más pobre; frente a relaciones aproximadas de 3 veces en los países europeos, de 6 veces en Estados Unidos, 8,4 veces en Chile y 9,5 veces en México.

 

Somos el séptimo país más desigual del planeta y nuestro deshonroso GINI de 0,522, a diferencia de lo que sucede en otros países, no mejora después de que los colombianos tributan. En este contexto se debe revisar con lupa los cambios que se introduzcan al régimen del impuesto; el IVA, como bien lo señala la Comisión, tiene la grave limitación de no distinguir “entre el gasto que realizan los sectores de población de mayores ingresos del que realizan los de menores ingresos”.

Además, la coyuntura en la que se propone aumentar el IVA y gravar varios productos de la canasta familiar es una muy difícil para los colombianos de menores ingresos. La inflación del año anterior fue del 6,77% y este año empezamos con cifras cercanas al 8%. Teniendo en cuenta que el componente de alimentos representa el 28,2% del paquete de bienes y servicios que se usa para medir la variación en los precios, no podemos desconocer que gravar con IVA del 5% a productos como el maíz, arroz, leche, queso, huevos, pescado y carne; y con IVA del 10% a otros como la harina de trigo, las pastas, el chocolate, el café, y el azúcar, golpeará severamente a los ingresos, consumo y capacidad de pago de los colombianos más pobres.

Nadie discute la necesidad de una reforma tributaria; sin embargo, el objetivo de ésta, más allá de cumplir las metas de recaudo, debe ser transformar nuestro sistema tributario en uno que fomente el crecimiento económico incluyente. Nuestro sistema actual se sustenta principalmente en impuestos indirectos como el IVA que son de naturaleza regresiva y agudizan la inequidad en los sectores de menores ingresos, por eso no estamos de acuerdo con que se graven los bienes de la canasta familiar. El enfoque de la reforma debe ser revisar las múltiples exenciones que poco o nada hacen por volver menos regresivo al IVA, y gravar los ingresos y capital de los colombianos de mayores recursos.