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INFLACIÓN

Grandes superficies y low cost bajan dependencia cambiaria

El Gobierno y el Banco de la República han insistido en que el aumento del dólar no ha tenido un gran impacto sobre la economía y la inflación. Pero los analistas, empresarios y consumidores están cada vez más preocupados por sus efectos. Durante el último año, la tasa de cambio se ha devaluado alrededor de 16%, al pasar de niveles cercanos a los $3.000 a los $3.431 con que cerró esta semana. Pero incluso se ha llegado a negociar arriba de los $3.500, por primera vez en la historia, un nivel que pocos veían posible a comienzos de 2019.

16 de octubre de 2019

Comercio

El impacto del dólar ha sido relativamente bajo, dado que hoy buena parte de los productos que venden compañías como el Grupo Éxito, Cencosud, Olímpica o La 14 son fabricados localmente. En el Éxito, por ejemplo, más de 95% de los productos que venden son de origen nacional. Sin embargo, en los productos importados sí han sentido el efecto, por esa razón se han enfocado en una estrategia de diferenciación, las categorías con mayor participación de importados son electrodigital y gourmet, donde utilizan derivados financieros para mitigar el impacto cambiario.

En Cencosud aseguran que el aumento del dólar sin duda afecta a todo el mercado de importados; sin embargo, estos solo representan 10% de sus productos. No obstante, este cambio en los precios no se verá reflejado de manera inmediata porque los productos importados que hoy están exhibidos en las tiendas de Jumbo y Metro hacen parte de negociaciones cerradas en meses pasados.

En el caso de las tiendas de descuento, también la baja participación de importados les ha permitido mantener sus precios bajos. Ara, de la portuguesa Jerónimo Martins, tiene 5% de productos importados en su portafolio total, mientras que en D1 estos participan con 8% del total.

Voceros de D1 explican que incluso en el grupo de productos importados se ha logrado ampliar el número de países de donde provienen y solo 35% de lo que importan proviene de países cuyos costos de producción están atados al dólar. “El resto de productos proviene de economías cuyas monedas también se han devaluado”, lo que les ha permitido renegociar tarifas sin afectar el precio al cliente final ni la rentabilidad a los proveedores, explican sus voceros.