MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

En cuestión de logros la metacognición hace la diferencia

La metacognición es la consciencia y el entendimiento de nuestros propios procesos de pensamiento. Desarrollar la metacognición puede ser el diferenciador entre las personas que logran sus metas y quienes tienen el potencial para hacerlo, pero no lo hacen.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
17 de septiembre de 2017

Desde la década de 1970 se han publicado estudios en revistas científicas de psicología sobre la importancia del conocimiento propio acerca de los fenómenos cognitivos, o la metacognición, y por ende se toma poca conciencia y se hace poco monitoreo de su propia memoria, comprensión, o de la manera en que cada uno consigue resultados derivados de procesos intelectuales.

La limitación de no saber qué no sabemos no es un acto de soberbia o de ignorancia deliberada es, quizás, un proceso de falta de consciencia sobre el cómo aprendemos, cómo procesamos la información, cómo pensamos, cómo tomamos decisiones, y la habilidad de reflexionar sobre los procesos que llevamos cada uno a cabo para seleccionar las estrategias necesarias en las interacciones que suponen actividad cognitiva: intelectuales, sociales, culturales, creativas, etc.

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En un estudio publicado en abril del 2017 en Psychological Science por Patricia Chen de la Universidad de Stanford, la investigadora y sus colaboradores encontraron que aunque las políticas y prácticas en instituciones educativas han incrementado la cantidad de recursos de aprendizajes como actividades pedagógicas, materiales y tecnologías, poco se está haciendo sobre cómo estos estudiantes lo están haciendo de manera efectiva. Estos investigadores encontraron la necesidad de hacer que los estudiantes aumenten la reflexión sobre cómo aprenden, dado que, pese a que existen estos múltiples recursos, los estudiantes no necesariamente saben cómo sacarles el mejor provecho.

Estos hallazgos concuerdan con otros estudios que han encontrado que el pensar de manera consciente y estratégica sobre cómo aprendemos no solamente tiene beneficios psicológicos extrapolables al rendimiento y calidad de diferentes áreas de nuestras vidas (como el deporte, la alimentación, las relaciones sociales, etc.), sino que empodera a los seres humanos (estudiantes, gerentes, emprendedores, etc.) sobre sus propios procesos de aprendizaje y cognición.

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De hecho, estos estudios encuentran que este es el diferenciador entre las personas que logran sus metas y quienes tienen el potencial para hacerlo, pero no lo consiguen. De esto podemos inferir que para aumentar la efectividad en el trabajo se debe promover la reflexión y el desarrollo de auto-conciencia, de cómo y en qué condiciones y entornos aprendemos más y somos más creativos, y las actividades que requieren resultados cognitivos y que eventualmente contribuyen a aumentar los resultados positivos para nuestra organización. También se puede inferir que tener un ambiente organizacional abierto a las diversidades de aprendizaje, puede hacer que se usen los recursos más eficientemente y se aumente la probabilidad de más resultados.