JAIME BÁRCENAS

Otro cambio organizacional, ¿dónde me escondo?

Frecuentemente, las organizaciones hacen que los cambios sean más difíciles y más agotadores para las personas, de lo que debería ser.

Jaime Bárcenas, Jaime Bárcenas
25 de agosto de 2017

Es inevitable ver la cara de emoción cuando se pide a alguien que explique un cambio que haya supuesto algo positivo en su vida personal, normalmente se entusiasma mucho. Cuando se trata de entrenar para una maratón, retomar un antiguo hobby, o aprender una nueva habilidad, para la mayoría, los proyectos de auto-transformación ocupan un espacio emocional muy positivo.

Pero hay otro tipo de transformación que ocupa un espacio emocional muy diferente. La transformación organizacional. Cuando se escuchan las palabras: "Nuestra organización va a cambiar”, seguramente se piensa en despidos, la cara se pondría pálida, y la mente vuela frenéticamente buscando un lugar donde huir y esconderse. Se puede huir, pero no esconderse.

Se pasa la mayoría del tiempo relacionados con organizaciones. Es inevitable estar expuestos a constantes cambios debido a la globalización, cambios tecnológicos y turbulencia de los mercados. Y la realidad es que las organizaciones están en constante necesidad de adaptarse. Es decir, en transformación permanente.

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Permanente, suena agotador. Y quizás sea así, si se sigue asumiendo la transformación de las organizaciones de la misma manera de siempre.

En primer lugar, hay que reconocer que cambiar es difícil. Por instinto, la gente se resiste a cambiar, sobre todo, cuando es por obligación. Además, las organizaciones esperan mucho para actuar en momentos de crisis o, dada la urgencia, lo que lograrán es centrarse en resultados a corto plazo, pero que no dan esperanza alguna para el futuro. O simplemente lo enfocan de una manera simple y superficial, esperando que puedan hacer negocios como siempre, tan pronto como la crisis termine.

Con todo este panorama, ¿qué podríamos hacer para que el proceso de transformación pase de ser agotador y escalofriante a estimulante y prometedor? Para hacerlo, es necesario enfocarse en cinco preceptos estratégicos, los cuales tienen algo en común: las personas deben ir en primer lugar.

1. Inspirar a través del propósito

Muchas transformaciones tienen objetivos financieros y operacionales, que ciertamente son la base para todos los negocios, pero tienden solo a estimular a los líderes, y no al resto de la organización. Para motivar ampliamente, la transformación necesita estar conectada con un profundo sentido de propósito.

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2. Ir por todo

La gran mayoría de las transformaciones no son nada más que ejercicios de recorte de personal, despidos bajo la apariencia del cambio. Ante la competencia, podría ser necesario tener que tomar la muy difícil decisión de reducir el tamaño de la organización, como si tuvieran que perder peso para correr en una maratón. Pero solo perder peso no los llevará a la línea de meta con un tiempo ganador. Para vencer es necesario ir por todo. Más que solo recortar costos, es necesario pensar en iniciativas que permitan ganar a medio plazo, iniciativas que lleven al crecimiento, acciones que cambien fundamentalmente la manera de operar de la empresa, y muy importante, invertir para desarrollar el liderazgo y el talento de las personas.

3. Preparar a las personas

Es necesario potenciar las capacidades de las personas para tener éxito durante la transformación.  Por ejemplo, un triatleta sabe que cada etapa, la natación, el ciclismo, la carrera, requiere de diferentes capacidades, herramientas, habilidades y técnicas. Del mismo modo cuando se transforman las organizaciones, hay que estar seguros de que estamos dando a nuestra gente las habilidades y las herramientas que necesitan a lo largo del proceso.

4. Inculcar una cultura de aprendizaje continuo

Para poder poner a las personas en el primer lugar es fundamental crear un ambiente de aprendizaje permanente, incluyendo cambios de estrategias, conocimientos de la organización y lo más importante, de la cultura. La cultura muchas veces se enfoca a la competencia interna, y eso no llevaba al aprendizaje. Se debe centrar el liderazgo en torno a una visión para una cultura viva y de aprendizaje, cambiando de una mentalidad cerrada, hacia una mentalidad de crecimiento, donde su papel es oír, aprender y sacar lo mejor de las personas.

5. Líderes con visión

En una transformación, un líder necesita tener una visión, un plan de acción claro con los pasos a seguir, y luego necesita gente responsable para lograr resultados. En otras palabras, necesitan ser directivos que logren capturar los corazones y mentes de las personas, y sean totalmente inclusivos. El liderazgo inclusivo es crítico para situar a las personas en primer lugar.

Nos debemos a nosotros mismos, a nuestras organizaciones y a la sociedad para cambiar audazmente nuestro enfoque de transformación. Para hacerlo, necesitamos empezar a poner a las personas en el primer lugar.                                                                                                  

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