JULIO ANDRÉS ROZO GRISALES

Necesitamos más emprendimientos rurales para combatir la deforestación ¿cómo lograrlo?

En mis columnas he mencionado de manera repetida que promover emprendimientos sostenibles es una estrategia poderosa para detener la deforestación en nuestra Amazonia.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
12 de septiembre de 2019

¿Por qué? Simple: cuando las comunidades locales generan ingresos a partir de la venta de sus productos en mercados asegurados, aumenta la probabilidad de conservación y disminuye la probabilidad de “abrir monte o limpiar montaña” (para compensar la generación de ingresos al poner 2-3 vacas y/o sembrar coca). 

No obstante, estos emprendimientos no logran despegar debido a varias razones. He tenido la oportunidad de trabajar, acompañar, asistir, o llámelo como quiera, a varios emprendimientos rurales en Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo (zonas más afectadas por la deforestación). Esta experiencia me ha permitido comprender varios factores que explican cómo lograr que este tipo de alternativas despeguen y sirvan realmente para proteger nuestra Amazonia. A continuación las explico:

  1. Volumen y frecuencia: Colombia es el país de las muestras comerciales. Nuestros emprendedores rurales son capaces de enviar 10 kilos a un potencial cliente, pero se hacen ocho cuando les piden 2 toneladas mensuales. En un país en donde la disparidad en la tenencia de la tierra refleja grandes terratenientes vs. muy pequeños tierra-habientes, aquellos que son pequeños y que día tras día limpian una, dos, tres hectáreas para compensar sus ingresos, necesitan y deben generar mayores volúmenes para poder sostener un acuerdo comercial. ¿Cómo hacerlo? Aquí viene un clásico de clásicos: asociatividad (no obstante, culturalmente estamos aún a años luz para lograr sistemas asociativos sólidos… hace falta trabajarle más).
  2. Calidad: Dos cosas. Por una parte, la transferencia de instrumentos que suenan y funcionan bien para aquellos que lo implementan a seriedad, es importante para lograr que un aliado comercial se convenza de la excelencia del producto que va a comprar. La extensión rural para capacitar e implementar buenas prácticas agrícolas, buenas prácticas de manufactura y buenas prácticas ganaderas, es un “tener ser” ya en nuestros campos. Por otra parte, Colombia necesita ya intensificar el desarrollo de paquetes tecnológicos para los sistemas productivos regionales.
  3. Gobernanza: Algo que miran y a lo cual le ponen atención las empresas grandes en el momento de aliarse comercialmente con un emprendimiento o asociación rural, es cómo este está conformado de manera organizacional. Si existe seriedad, método en la toma de decisiones para afrontar la negociación y mantener el acuerdo comercial, la probabilidad de lograr contratos sostenibles, aumenta. Enseñarles a los empresarios del campo aspectos que los grandes repiten constantemente (ejemplo: políticas de gobierno corporativo), es otro de los “deberes ser” del emprendimiento sostenible.

  • Financiamiento paciente: Mantengo mi tesis “si hay mercado, el emprendedor puede autofinanciarse a partir del buen manejo de su flujo de caja”. No obstante, para comenzar, sí es necesario un impulso financiero. Al respecto, resalto lo que está haciendo y ofreciendo Finagro.
  • Infraestructura: Este es un argumento que ya se convirtió en un lugar común.  “Sin vías los productores no pueden sacar sus productos”. Y sí, es cierto, lo acabamos de ver en el caso de los cierres de la vías Florencia-Neiva y Villavicencio-Bogotá. Intenso e interminable debate...

    Termino mi columna con el ánimo de dedicarle a cada uno de estos seis aspectos su análisis respectivo. Mostraré ejemplos exitosos, hablaré sobre pan de arroz del Meta, queso y pirarucú caqueteños, sacha inchi y arazá amazónicos.