MARÍA ALEJANDRA GONZÁLEZ-PÉREZ

Minería y arte

La minería es necesaria. Y escribió el artista urbano Banksy, “el arte debe consolar al perturbado y perturbar al cómodo”.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
16 de febrero de 2020

El arte y la minería no tienen explícitamente muchas sensibilidades y estéticas que las conecten, pero sí podrían estar atadas a contextos comparables. 

En las últimas tres décadas el interés por la sostenibilidad en sus tres dimensiones (ambiental, social y financiera), y por la responsabilidad social empresarial (RSE) ha venido posicionándose como un asunto de sumo valor en general, y de particular importancia para el sector minero, de cuyas actividades depende el 45 % de la economía mundial, y más aún, la cuarta revolución industrial

La explicación de esto es que con frecuencia las actividades de extracción de minerales y metales tienen consecuencias de alto impacto en el paisaje y en el ambiente, representando una amenaza para los ecosistemas naturales y las comunidades del área de influencia de las operaciones. A esto se suman los altos índices de accidentalidad y fatalidad que caracterizan al sector, dada la criticidad de los factores de riesgo inminentes en los puestos de trabajo de exploración, construcción y operación de las minas. 

La distorsión de la economía local suele identificarse como otra externalidad de la presencia de actividades mineras en los territorios, dado el incremento subnormal de la población, el aumento de la demanda de bienes y servicios y la consecuente inflación de los precios locales, fenómenos agravados por la proliferación de actores relacionados con la ilegalidad.  

Empero, existen compañías mineras que implementan altos estándares operacionales, mitigan sus impactos negativos, hacen un esfuerzo particular para construir relaciones armónicas con las comunidades y buscan mecanismos de desarrollo de largo plazo posteriores a la culminación de sus actividades extractivas; acciones estratégicas que más allá de viabilizar su licencia social para operar, habilitan la permanencia de su negocio en el tiempo. 

A pesar de que hay evidencias de que las empresas mineras han venido evolucionando en la adopción de buenas prácticas como la recuperación de los depósitos de residuos sólidos, la reducción del uso de mercurio y cianuro y la disminución de sus emisiones de gases de efecto invernadero; la minería en términos generales sigue siendo asociada frecuentemente con ilegalidad, daños ambientales, informalidad, pobreza, y violencia.

Las críticas a las actividades mineras no son recientes. Pese a que deja por sentado que “el futuro de las colonias no radica en la minería sino en la agricultura de subsistencia”, debido a su formación profesional como inspector de minas en Prusia, Alexander von Humboldt en su viaje por América Latina estuvo intrigado por la minería, y emitió duras críticas sobre las técnicas de extracción, y las condiciones en que trabajaban los mineros.

Fortuna. Diálogos: extracción, economía y cultura” es el nombre de la exposición curada por Oscar Roldán-Alzate inaugurada a finales de octubre 2019 y que estará abierta hasta el 30 de abril del 2020 en el Museo Universitario Universidad de Antioquia (MUUA) y en la Casa Museo Pedro Nel Gómez en Medellín.  En la presentación de la exposición, Roldán-Alzate analiza como al mismo tiempo que “no podríamos vivir como lo hacemos sino fuera por las bondades que ha traído la extracción minera consigo”, hay reflexiones necesarias por hacer “será que, ¿si requerimos todo que lo buscamos, extraemos y procesamos?, ¿Serán los métodos de extracción los que ponen en vilo el azaroso equilibrio natural?, ¿hasta dónde la ambición del desarrollo es a la vez el taladro que hace rugir la tierra?”. 

Escribe  Roldán-Alzate refiriéndose a la exposición: “Fortuna tiene quien se encuentra con una oportunidad: es la virtud la que hace la diferencia entre conservar esa oportunidad o perderla para siempre”. 

En esta muestra hay obras de 50 artistas plásticos contemporáneos que dialogan con piezas tanto de las cuatro colecciones (ciencias naturales, antropología, historia y arte) del Museo de la Universidad de Antioquia, como con las obras del maestro Pedro Nel Gómez en su casa museo. Para esta exposición es la primera vez que la Casa Museo Pedro Nel Gómez en el barrio Aranjuez en la ciudad de Medellin recibe obras e intervenciones por artistas diferentes a las del maestro antioqueño Pedro Nel. 

Entre las obras se encuentran trabajos de Fredy Alzate, Hugo Zapata, Estefanía García, Antonio Caro, Federico Ortegón, Evelyn Tovar, José Horacio Martínez, Gabriel Botero, Jorge Marín, Oscar Murillo, Sara Herrera, Kike Aguilar, entre otros. 

A través de obras de arte, esta exposición deja ver con claridad los contrastes entre quienes con su obra denuncian y satanizan la minería, especialmente las afectaciones al territorio, la naturaleza y a las comunidades, y quienes también con su obra exaltan y sacralizan el progreso asociado al ejercicio minero, y su influencia en la vida cultural, económica, social, religiosa, y política incluso desde antes de colonia española. 


La idea de esta exposición explica Oscar Roldán-Alzate surge del deseo de representar al artista ejerciendo su función social como un “personaje adelantado” con la capacidad de “recordar el futuro”. En esta exposición, se muestra cómo la dualidad de extracción, economía y cultura asociada a la minería es, tanto divina como perversa. Es una demostración de cómo el artista puede anticiparse a cambios culturales; y es una invitación a involucrarnos en la reflexión de cómo “en el presente nos estamos gastando el futuro”.