EDUARDO LORA

Las ciudades con más posibilidades laborales para los jóvenes

Ranking para las 23 ciudades capitales

Eduardo Lora, Eduardo Lora
5 de agosto de 2019

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha suscrito el país como miembro de las Naciones Unidas es que todo el mundo tenga empleo decente durante todo el año. Pero estamos muy lejos de alcanzarlo. Hablemos de los jóvenes de 20 a 29 años. Es cierto que a esa edad todavía algunos están estudiando, lo cual es estupendo. Pero quienes pueden y quieren trabajar enfrentan tres barreras en relación con los mayores: tasas de desempleo más altas, mayor informalidad y empleos más interrumpidos a lo largo del año. Si se ponen todas estas cosas juntas, resulta que, en promedio, menos de 30% de los días hábiles de los colombianos de 20 a 29 años está dedicado al tipo de trabajos que podrían llamarse decentes (que paguen al menos salario mínimo y contribuyan a la seguridad social).

Como las posibilidades laborales de los jóvenes difieren mucho dependiendo del lugar donde viven, he construido un ranking para las 23 ciudades capitales y sus áreas metropolitanas que cubre el Dane (véase el cuadro). Las cinco mejores ciudades son Bogotá, Medellín, Tunja, Manizales y Bucaramanga. Lo que hace diferente a estas ciudades de las demás es que ofrecen bastantes empleos formales a los jóvenes, para la cantidad de jóvenes que tienen. Eso no ocurre, por ejemplo, en Cali o Barranquilla, dos ciudades grandes que, por su tamaño y sofisticación, deberían tener muchos más jóvenes en empleos decentes. Menos aún ocurre en las ciudades pequeñas que, en razón de su tamaño, tienen pocas empresas formales.

El futuro de las ciudades depende de su capacidad para retener y atraer talento joven. Eso implica que, en términos relativos, los jóvenes tengan mejores posibilidades de empleo que los mayores. Hay cinco ciudades que, según este criterio, lo están haciendo muy bien: Villavicencio, Bucaramanga, Bogotá, Medellín y Armenia. En el otro extremo, tenemos en Colombia una cantidad de ciudades que se están anquilosando porque hay poca renovación en el empleo formal y escasas posibilidades de empleos decentes para los jóvenes. En esta categoría están Pasto, Popayán y todas las ciudades medianas y pequeñas de la costa (Montería, Santa Marta, Sincelejo, Riohacha y Valledupar). Para no hablar de Quibdó, donde para tener uno de los pocos empleos formales que hay, parece ser necesario ser mayor de 30 años.

En Colombia nos hemos acostumbrado a pensar que la creación de buenos empleos depende sobre todo de decisiones del orden nacional, como son la legislación tributaria y laboral. Pero la clave está en las ciudades. La generación de empleo formal depende, antes que nada, de la diversidad de talentos que haya en las ciudades, para que puedan surgir nuevas empresas y sectores. Para conseguir esto es crucial adaptar los sistemas de capacitación a las necesidades de las empresas más innovadoras y dinámicas de la ciudad, atraer talentos de otros lados y promover el retorno de los jóvenes formados por fuera de la ciudad. Estas no son tareas solamente para los gobiernos locales, sino también para las organizaciones del sector privado y de la comunidad.