RAÚL ÁVILA FORERO

La economía según trabajadores, consumidores y ahorradores

La opinión que manejan algunos expertos en materia económica, a veces, suele ser percibida como más optimista frente a aquella que tiene la población. En esto, existen roles en el marco económico que crean su juicio de acuerdo a su condición.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
2 de marzo de 2020

En muchas ocasiones se suele escuchar que las perspectivas y los análisis en ojos de expertos y analistas del exterior suelen ser mucho más positivos que los que se hacen a nivel interno. Por ejemplo, en términos de inversión los empresarios extranjeros suelen ver y tener muchas más oportunidades y facilidades que un empresario nacional, y allí entran un montón de aspectos financieros, legales y relacionados.

Por ahora puede decirse que estamos inmersos en una preocupación a nivel mundial por lo que viene sucediendo en la economía global, impactada por diversos factores que, hasta el día de hoy, incluyen aspectos de salubridad ante una reciente alerta de epidemia. Hoy día el panorama de incertidumbre es más que claro. 

Sin embargo, es muy diferente la percepción que se tiene de la situación actual, dependiendo del rol que desarrollamos en la economía. No es la misma percepción que tiene un empresario exportador, a uno importador. Tampoco es la misma percepción de una persona como trabajadora a una persona como consumidora. Todo depende del ojo con el que se juzgue.

Según el Harvard Business Review (HBR), la economía se percibe muy diferente en tres roles particulares: los trabajadores, los consumidores y los ahorradores. Matices que fueron considerados luego de analizar una serie de indicadores económicos tales como el empleo y el crecimiento salarial, los beneficios, los precios de los bienes y los ahorros para la jubilación.

Una de las perspectivas a resaltar de los trabajadores es, por ejemplo, una concepción de que el empleo es mucho más alto que a inicios de siglo. En 22 países de la Ocde, sujetos de estudio para el artículo del HBR, hubo 45 millones de empleos más en 2018 que en 2000, de los cuales el 68% fueron para mujeres.

Asimismo, con las nuevas tendencias en generación de empleo, la flexibilidad ha cambiado y se ha interiorizado más en el plano laboral. Esto dio una gama más amplia de alternativas de generación de ingresos, especialmente con la entrada de la tecnología que dio lugar a modelos como el freelance, el “work from home”, etc. No obstante, los salarios se han estancado para la mayoría de las personas en varios de estos países: el crecimiento salarial anual en promedio es solo del 0,7% desde el 2000.

En concordancia, no solo la estabilidad económica se ha visto en jaque, sino también la seguridad económica y laboral por los contratos de trabajo que vienen siendo cada vez más precarios. Aquí podemos resaltar ampliamente la figura en Colombia del contrato por prestación de servicios y las figuras de contrato por horas en donde los trabajadores no tienen garantizado un trabajo estable. O, incluso, de los trabajos informales que engloban una parte importante de nuestra tasa de empleo actual, hecho que no parece importarle mucho a los hacedores de política. 

Desde los consumidores, la tecnología y la globalización han reducido el costo de muchos bienes y servicios, bien sea desde las comunicaciones hasta la ropa. Dentro de los más impactados han sido los costos de los datos que han caído casi un 90% debido a que su demanda se ha multiplicado por diez. 

Pero si pasamos a evaluar precios de bienes raíces, no solo en términos de compra sino también de alquiler, suelen ser percibidos como muy altos. A menudo, el arriendo es el elemento más caro dentro del presupuesto de los hogares, pues puede representar hasta una cuarta parte del gasto promedio. Bajo un estudio en dónde los demás factores permanecen constantes, los consumidores en las economías avanzadas tendrían que trabajar unas 4 semanas adicionales por año para poder consumir lo mismo que consumía hace dos décadas en vivienda, atención médica y educación.

En el caso de los ahorradores, el mayor cambio que se ha dado ha sido a nivel de las jubilaciones. A medida que la población en edad de trabajar vive más tiempo y puede jubilarse más tarde, la presión sobre los planes de pensiones no deja de aumentar. Según HBR, la responsabilidad de estos ahorros ha pasado de las instituciones a las personas, en donde, incluso, en el sector privado el riesgo de mercado lo asume el receptor.

De acuerdo con el análisis la intervención por parte de las instituciones ha venido disminuyendo en los tres ámbitos de trabajo, consumo y ahorro, aunque el alcance real varía según el país. Algunos de los patrones evidenciados en el estudio son protecciones laborales son menores, una mayor proporción de costos asociados a atención médica y educación es privada y los niveles garantizados de pensión han ido a la baja. Recordemos que, de hecho, en Colombia solo 4 de cada 10 afiliados logran pensionarse.

En sí, la economía tiene múltiples enfoques. Este análisis solo ilustra lo importante que debería ser para los hacedores de política basarse no solo en opinión de expertos e investigaciones micro y macroeconómicas, sino también en lo que sucede realmente en la vida de las personas. Lo que perciben los que lo viven en carne y hueso. Todas esas situaciones las experimentamos día a día los colombianos y varían dependiendo de si se está en la economía formal o informal, del tipo de contrato laboral, del género (dadas las amplias brechas que experimentamos actualmente), etc.