OPINIÓN ONLINE

La diversidad no es solo sexual

Los temas de discusión ahora se vuelven demasiado radicales. Parece que no hubiera la opción de entender el pensamiento diverso y lo distintos que pueden ser los seres humanos.

Claudia Varela
14 de agosto de 2016

Los temas de discusión ahora se vuelven demasiado radicales. Parece que no hubiera la opción de entender el pensamiento diverso y lo distintos que pueden ser los seres humanos. En mis años de experiencia me he convencido de que un buen líder termina siendo más que un técnico impecable un  buen sociólogo o antropólogo (empírico obviamente con todas las limitaciones que esto conlleva) que logra ver los verdaderos drivers de sus equipos.

Está de moda hablar de diversidad. Ojalá no sea solo una tendencia de paso o algo que termina polarizando más a la gente. La diversidad (del latín diversitas) es una noción que hace referencia a la diferencia, la variedad, la abundancia de cosas distintas o la desemejanza. En una organización el concepto debe entenderse como un tema de cultura organizacional, de valores corporativos y de convicción transversal.

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El concepto social de diversidad cultural afirma que la diferencia contribuye a engrandecer el conocimiento. Cada persona, por otra parte, tiene derecho a que su cultura sea respetada tanto por otras personas como por las autoridades. Visto esto como un enriquecimiento de equipos en una organización hay que pensar la diversidad como un activo de la compañía, algo que definitivamente va a agregar valor a los resultados corporativos.

Un estudio en 2014 de Mckinzey, que analizó datos de 50,000 gerentes alrededor de 90 entidades en el mundo, mostró que equipos con paridad de hombres y mujeres  o una proporción de 40 a 60 porciento produce resultados más sostenibles y predecibles que aquellos con equipos en desbalance de género.

Sin embargo, el concepto de diversidad por diferentes factores mediáticos y políticos nos está llevando a pensar siempre que se refiere a la orientación sexual. Aunque hace parte, por supuesto de una sociedad, no hablamos de grupos diversos solo por entender que existen homosexuales y heterosexuales el concepto real va mucho más allá de eso.

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Tampoco se trata de volvernos radicales y ver detrás de todo acto una discriminación sexual, racial, religiosa, política etc. Tratemos de entender la diferencia, pero eso si sin tratar de imponer que mi diferencia es la que vale y la otra no. Suena lógico pero a veces el sentido común es el menos común en los seres humanos.

Creo que debemos salir del feminismo que es igual de peligroso al machismo. Como sea, y sin emitir juicios de valor el mundo tiene hombres y mujeres para convivir encontrando diferencias que resultan muchas veces ser enriquecedoras al momento de tomar decisiones. Sería muy aburrido y poco valioso que todos estuviéramos de acuerdo en todo.

El llamado como líderes en un mundo que cada vez quiere estar más radicalizado (buenos-malos, hombre-mujeres- derecha-izquierda) está en encontrar consensos a través de abrazar la diversidad sin olvidar los valores y las convicciones. No se trata de imponer lo que creo, se trata de influir, respetar y entender lo diverso.

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El nuevo líder tiene la obligación de formar valores y comportamientos colectivos que posibiliten que la diversidad sea una realidad no una tendencia o una imposición. Los líderes de la organización son los primeros que deben convencerse de la utilidad de tener estrategias de diversidad. Ampliemos la mente, pensemos diferente, miremos un poco el mundo más allá de una presentación sofisticada de 230 slides.

Señores líderes, el mundo no está en power point, el mundo no está en la oficina, el mundo gira en las calles en un mundo globalizado y diverso donde también están nuestros clientes. ¿Qué tanto esfuerzo estamos haciendo para entenderlo? Abracemos la diversidad y empecemos a pensar diferente. La diversidad no solo es sexual.