MARIO VALENCIA

La base de la estructura social

La existencia humana, su historia y el desarrollo tecnológico, es en buena medida la de la producción de alimentos. Sin el uso y aprovechamiento de los recursos físicos y químicos disponibles, la humanidad se acabaría.

Mario Valencia, Mario Valencia
22 de julio de 2019

Sin embargo, 820 millones de personas sufren de hambre, 2.000 millones, el 26,4 % de la población total padecen de inseguridad alimentaria de moderada a grave y el 22 % de los niños menores de 5 años sufren de retraso en el crecimiento por su mala alimentación, de acuerdo al reciente informe de la FAO.

La solución de este problema ha sido estudiado rigurosamente durante siglos. En efecto, hoy no existe un problema global de producción de alimentos, sino de distribución y soberanía alimentaria de cada nación. En Colombia, al mismo tiempo que hay 2,4 millones de personas con hambre, 7,5 millones sufren de obesidad. Según el estudio de este órgano de Naciones Unidas, la causa es la enorme desigualdad producida por un modelo que mantiene la dependencia en las exportaciones de productos básicos, que devaluó la moneda e hizo más caras las importaciones de alimentos y aumentó sus precios. 

Este ejemplo demuestra lo que diversos autores clásicos explicaron: la formación de una sociedad es como un edificio que requiere como aspecto primario la construcción de unas bases o infraestructura; esto es la economía, pues sin la reproducción de las condiciones materiales de producción, es imposible que exista el resto del edificio: política, justicia, filosofía, religión y arte, entre otros. 

No deja de ser frustrante -entonces- que a pesar de que las encuestas de percepción comprueban lo anterior, indicando que el principal problema de la población colombiana es la economía, es quizás uno de los temas menos debatido por los partidos políticos en el poder y los medios masivos de comunicación. Es obvio que entre más manipulen a la población con otros temas, menos explicaciones tendrán que dar por sus resultados en la economía. 

Pero si los pilares del edificio colapsan, también lo hará el edificio completo, justo como está pasando. La corrupción, el recrudecimiento del conflicto, el aumento de asesinatos de líderes, suicidios en jóvenes, la inseguridad urbana, violaciones, abusos y discriminación de todo tipo, reflejan una sociedad en descomposición, incapaz de aprovechar sus factores productivos, comenzando por el más valioso: la fuerza de trabajo humana, que de estar ocupada dignamente reduciría drásticamente la criminalidad. Y como la economía funciona igual que un sistema complejo, dicha descomposición, a la vez, reacciona sobre la infraestructura de la economía, y bloquea las posibilidades de creación de riqueza y su adecuada distribución. 

Mientras la población no salga de la hipnosis mediática y se ocupe de las bases, cualquier propuesta en las otras áreas serán paliativos que no corregirán el problema. Incluso algunos sectores decentes de la población caen en la trampa de lavarle la cara al establecimiento con proposiciones, bajo la falsa lógica de que los cambios pequeños se acumulan y resultan en grandes transformaciones. Pero al mismo tiempo, se refunde el debate sobre los problemas estructurales de la economía, es decir, sobre los problemas fundamentales de la sociedad. Por fortuna, cada vez más gente lo está entendiendo.