MARIO VALENCIA

Lecciones de economía para empresarios colombianos

Que la política económica emprendida en América Latina y -en particular- Colombia en las últimas tres décadas ha triunfado, no cabe la menor duda. a transformación cultural que ha logrado es sorprendente y ha producido una creciente clase social de ejecutivos exitosísimos, con gustos muy parecidos a los de la élite gringa o europea.

Mario Valencia, Mario Valencia
24 de junio de 2019

Con eso es suficiente y, en realidad, la inmensa mayoría de la población cree fehacientemente que mejorar la calidad de vida consiste en un esfuerzo individual, tipo “estudien vagos”.

Pero nada es perfecto. Todavía quedan algunos problemitas por resolver, por lo que algunos empresarios colombianos necesitan una breve lección de economía:

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  1.  Según el Banco Mundial (2016), tan solo existen tres países en el planeta en donde la riqueza está más concentrada que en Colombia. El 1 % de la población acapara el 20 % de la riqueza (Cepal); y en el campo, el 1 % de las fincas poseen el 81 % de la tierra colombiana (Oxfam).  Esta situación limita en forma grave el desarrollo capitalista, porque éste requiere la interacción entre demanda y oferta. Sin demanda suficiente, el equilibrio del mercado no se logra y la economía se estanca.
  2. Debemos hacer un esfuerzo (monumental) por explicar a los empresarios de dónde proviene la riqueza, porque al parecer creen que si dejan mil pesos en un escritorio, la metafísica hará que se reproduzcan por sí solos. De hecho, no ha habido un solo economista serio en los dos últimos siglos que niegue la importancia del trabajo humano en la reproducción capitalista. El trabajo no es un costo contable, sino la fuente principal de riqueza. Asimismo, los empresarios no demandan trabajo por generosidad, sino para ganar más.
  3. Las empresas son exitosas solamente si el entorno político, económico y social es favorable. Ningún emprendedor, por genio que sea, lograría hacer funcionar su empresa en medio de la situación actual en Yemen o Siria. Este éxito, en la literatura económica, se llama competitividad y tiene 12 aspectos medibles, según el Foro Económico Mundial. La mayoría de ellos, por ser muy costosos de lograr, requieren un músculo financiero poderoso. No existe (sencillamente no existe) una sociedad rica en donde la mayor parte de esos recursos sea aportada por alguien diferente al Estado. ¿De dónde provienen los recursos? De los impuestos.

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Sin Estado es imposible lograrlo. En Estados Unidos, el país más capitalista del planeta, el 34,8 % de toda su riqueza la aporta el gasto del Estado, mientras que Yemen gasta el 8 % del PIB. ¿A cuál queremos parecernos? En lugar de quejarse todo el día por pagar impuestos, un empresario sensato (como Warren Buffet) sabe que, si el Estado no tiene recursos para la competitividad, no pueden construir las carreteras, ni generar electricidad barata, ni invertir en ciencia de alta complejidad, ni garantizar la salud pública, ni capacitar sofisticadamente a su fuerza de trabajo. De estos costos de producción ningún empresario habla en Colombia.  

Estas tres lecciones básicas de economía son la explicación de por qué hay países en donde la calidad de vida es mejor: si hay producción hay empleo, si hay empleo hay ingreso y, si hay ingreso hay consumo que obliga a producir más. No es un misterio, es resultado de la decisión de querer hacerlo y no es individual, sino social. El triunfo propagandístico del modelo vigente ha sido hacer creer que cada quien lo logrará por su propio esfuerzo. ¡Éxitos!

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