OPINIÓN

Jóvenes, Uber y Cambio Climático: problemas distintos con una solución común

“La solución no es prohibir a los jóvenes que marchen o a los conductores de Uber que no circulen”.

Alejandra Carvajal, Daniela Morales Soler, Alejandra Carvajal
14 de enero de 2020

La modernidad nos trae consigo varios elementos que aún no tienen una inclusión adecuada en el ordenamiento jurídico, dando origen a lagunas legales que con el tiempo se traducen en problemas serios para los países y sus ciudadanos. Quiero en esta columna resaltar tres casos concretos y muy importantes: los jóvenes, el cambio climático y las plataformas tecnológicas de movilidad como Uber. 

Los tres se han convertido en un dolor de cabeza terrible para gobiernos de distintas latitudes del mundo. En Chile, Ecuador, Francia, Hong Kong, Argelia, Líbano y Barcelona, el año pasado explotaron distintos movimientos sociales, todos protagonizados por los jóvenes, los cuales en su mayoría solicitaron una mayor reivindicación de sus derechos. En Colombia la situación no fue distinta y cientos de jóvenes salieron a las calles a reclamar por lo que consideraban garantías mínimas, que estaban siendo vulneradas desde varios gobiernos atrás de manera continua e ininterrumpida, lo cual afectaba directamente su proyecto de vida. Los marchantes no fueron tantos, pero sí suficientes para reflexionar sobre la necesidad de políticas públicas dirigidas a este segmento poblacional, pues si bien existen quizás no han sido hasta ahora suficientes para responder a sus demandas. 

Los jóvenes en Colombia representan 26,1% de la población, de los cuales salieron a protestar un pequeño grupo, que pusieron de relieve sus problemáticas. Al igual que en otros países, los jóvenes afrontan sendas dificultades a la hora de conseguir empleo, pagar sus matrículas en las universidades, comprar vivienda, tener educación de calidad y, en algunos casos, acceder a ella. 

La conexión entre los gobiernos y sus ciudadanos es un asunto de alta complejidad. De hecho, la OCDE en su más reciente visita a Colombia expuso que en el mundo las métricas están fallando, por lo que las políticas resultan insuficientes. Luego de las protestas, el Gobierno ha decidido adelantar la “Gran Conversación Nacional”, la cual tiene un capítulo destinado a la juventud, justamente para garantizar una mayor conexión entre estos y sus ciudadanos. El día de ayer se reanudó la Gran Conversación dando prioridad a los jóvenes, que solicitaron una mayor inclusión en materia de empleo, educación, salud, recreación, emprendimiento y ambiente entre otras. Ejercicios como este pretenden dar cabida a distintos sectores, así como conectar al gobierno con aquellos que salieron a protestar y con ello construir una política pública sólida. El diálogo fue armónico, respetuoso, amable, nada parecido a la destrucción y desorden que azotó al país hace poco más de un mes. No era necesario el uso de la violencia, el todo era sentarse y hablar. 

Uber 

Más de dos millones de colombianos son usuarios del servicio de Uber. 88.000 personas sostienen a sus familias con los ingresos obtenidos por su trabajo como conductores de esta plataforma. Por falta de una regulación adecuada esta tendrá que dejar de funcionar, dejando a los 88.000 conductores y a sus familias sin ingresos, lo cual inevitablemente tendrá repercusiones en materia económica, nefastas para todos. Más de dos millones de usuarios quedarán huérfanos, siendo obligados a utilizar otros medios de transporte que no usan porque para muchos son malos. Los abusos de algunos taxistas en el mundo entero han hecho que está opción de transporte no sea la mejor; Colombia no es la excepción. 

La salida definitivamente no es la prohibición de este servicio; la solución es una regulación que permita la libre competencia y la participación en el mercado de distintos actores. Una mesa de diálogo, similar a la que se está adelantando con los jóvenes podría ser parte de la solución. En ella taxistas, representantes de las plataformas (Uber, Beat, Cabify, Didi), así como representantes de los usuarios podrían lograr un consenso. Insisto: la solución no es prohibir, sino permitir con la regulación adecuada.

El cambio climático

El mundo actualmente atraviesa un punto de no retorno en materia ambiental. Los incendios de Australia en la que murieron más de la mitad de los koalas existentes en el mundo son otro llamado de atención. El daño es irreparable.

El Acuerdo de París es un ejemplo de vacío jurídico. Este vincula a los Estados parte, pero no genera sanciones importantes para aquellos infractores. Es un ejemplo clásico de soft law, en asuntos que merecen tener tratamiento de hard law.

La falta de regulación en materia de cambio climático, el vacío normativo existente hace que los incendios que protagonizó recientemente el Amazonas sean absolutamente impunes. El derecho del cambio climático apenas se empieza a estudiar en algunos países, siendo su legislación de carácter urgente. 

La falta de regulación en los asuntos mencionados, juventud, cambio climático y plataformas tecnológicas ha generado graves problemas por todos conocidos. Es urgente trabajar en ello con empeño, pues de no hacerlo las consecuencias pueden ser desastrosas. En su momento los derechos de las mujeres, así como de los niños y de los trabajadores fueron objeto de debate, el cual redundó en el progreso de toda la humanidad. Igual tratamiento deben tener estos nuevos fenómenos jurídicos. Mayor inclusión en los ordenamientos jurídicos.