ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

Inaceptable: niños y adolescentes en la calle, trabajando o delinquiendo

En los últimos años la discusión en educación se ha centrado en el tema de la calidad, pero para más de un millón de niños y adolescentes esa discusión no aplica, ellos están por fuera del sistema educativo.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
9 de octubre de 2017

En tiempo preelectoral, el debate sobre la paz y la corrupción en las redes sociales, medios de comunicación, partidos políticos y en otras instancias es de tal magnitud e importancia que pareciera que ahí está la nuez de todos los problemas del país.  

Sin embargo, a los colombianos no se les puede olvidar que siguen subsistiendo otros problemas estructurales como el narcotráfico, la violencia y la baja calidad de la educación, entre otros, que son un obstáculo a la posibilidad de alcanzar un mayor desarrollo social, económico y político.

Por fortuna hoy la sociedad discute y empieza a encontrar soluciones a los problemas de la paz (menos violencia y más inversión en el sector rural) y a la corrupción. Sobre la paz se espera que una sociedad sensata no se devuelva frente a los innegables avances de la paz (por ejemplo, el desarme de más de 7.000 hombres de las FARC y el cese del fuego y de hostilidades aceptado por primera vez por el ELN). Así mismo, en la medida que la guerrilla desaparezca del escenario de la guerra, se confía en que la acción de las fuerzas armadas del Estado sea más efectiva y puntual en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia común.

Sobre la corrupción, ya es un progreso conocer el nivel de corrupción al que llegaron algunos dirigentes en las instituciones del Estado y aún en las empresas privadas. El país reconoce que se requiere cohesión política, social e institucional para enfrentar la corrupción y duras sanciones. Así las cosas, los temas de la paz y la corrupción serán con seguridad el escenario central de las propuestas de quienes aspiran a ser presidente o llegar al congreso nacional.

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Luego nos queda el tema de la educación, insisto el más complejo de resolver por el número de niños, adolescentes y jóvenes por fuera del sistema educativo (800.000 niños para asegurar dos grados de preescolar, más de 200.000 adolescentes en la media y 2 millones en educación superior); por la baja calidad de la educación (los resultados muestran que adolescentes de 15 años están lejos de los países desarrollados y Chile, México, Costa Rica y Brasil no superan) y; por los recursos que se requieren: por lo menos 16 billones adicionales.

La ministra de educación tiene razón al sustentar los esfuerzos de maestros, colegios oficiales, secretarías de educación y MEN por reducir la deserción escolar que bajó del 4,8% en 2010 al 3,72% en 2016. También que el tamaño de la matrícula se ve afectado en los últimos años por el descenso de la tasa de fecundidad de 6.7 hijos en promedio por cada mujer en 1967, a solo 2 hijos en 2015. Así  mismo, es justo reconocer del gobierno nacional los esfuerzos en gratuidad y de manera especial del Programa Todos a Aprender, PTA, porque este se enfoca en el sector rural y en los maestros y escuelas que más apoyo necesitan, ese es el camino ministra.  

Sin embargo, los problemas de cobertura en educación son graves, para empezar la ministra sostiene que en 2015 la cobertura de grados décimo y once fue del 47% en zonas urbanas, mientras que en zonas rurales fue de sólo el 29%, supongo que es cobertura neta, pero es duro aceptar que la mayoría de los jóvenes de Colombia no llegan a ser bachilleres cuando deberían, es decir a los 16 o 17 años.

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Veamos a manera de ejemplo, qué pasa en diferentes ciudades. La encuesta del programa Pereira cómo Vamos señaló que en el año 2016, el 7% de la población entre 5 y 17 años no asiste al sistema educativo. En Bogotá, el último censo de habitantes de la calle mostró que 4 de cada 10 habitantes de calle son niños o adolescentes. En Cartagena, el programa Cartagena Cómo Vamos encontró que en el año 2016 4.520 niños y niñas con 5 años no asistieron a preescolar, 15.620 jóvenes con 15 y 16 años no se matricularon en las escuelas, y que la tasa de deserción escolar fue de 4,49%, La cifra más alta se presentó en el nivel de preescolar con 5,89% y en 2016, el 45% de los estudiantes de instituciones educativas oficiales que cursaban grado 11 y reprobaron, no regresaron a estudiar en 2017.

También, el investigador del BID Luis Piñeros sostiene que en el país la “caída de la matrícula en colegios oficiales, entre 2009 y 2016, fue de más de 600.000 cupos, que sumados a la baja de más de 300.000 cupos contratados con el sector privado bajo la figura de subsidios, significa una pérdida de casi un millón de estudiantes atendidos”.

En los últimos años la discusión en educación se ha centrado en el tema de la calidad, pero para más de un millón de niños y adolescentes esa discusión no aplica, ellos están por fuera del sistema educativo. Tenemos evidencia de que la mayoría ingresan al sistema educativo y los perdemos en los grados sexto a noveno (sólo basta observar el número de estudiantes por grado en los últimos 7 años). La tasa de deserción actual indica que en promedio se retiran más de 300.000 estudiantes por año de la educación básica y media. La mayoría no regresan, o vuelven y se retiran otra vez, ellos harán parte de los niños y adolescentes que están en la calle, trabajando o, lo peor delinquiendo. La responsabilidad es de todos, pero el gobierno debe actuar y liderar una solución, la cobertura escolar en Colombia sigue siendo un problema y no se cumple un derecho fundamental.

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