JULIO ROZO

Emprendedores: en tiempos de crisis hay que vender pan

Los emprendedores tenemos la costumbre de diseñar y proyectar nuestras estrategias de crecimiento en escenarios positivos, no tan positivos y pesimistas.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
9 de abril de 2020

El ejercicio de los escenarios se realiza como por cumplir el compromiso que pide el desarrollo del plan/modelo de negocio, pero no se toma en serio, debido a que tendemos a ser tan optimistas con nuestra idea que, si bien planteamos un escenario negativo, nunca consideramos que este va a suceder y, por lo tanto, no se profundiza en el desarrollo de medidas de contingencia o planes B, C, o D. En resumen, el optimismo y la pasión nos pueden enceguecer el pensamiento estratégico.

Dos charlas que me cambiaron la visión

El 2015 fue un año muy movido para mi empresa. Tuvimos la oportunidad de visitar varios países para dictar conferencias y cursos en emprendimiento sostenible. Y debo aceptarlo: hasta el mes de mayo de 2015, mis cursos contenían un enfoque desbordado de optimismo –lo cual no está mal– y poco de realismo.

En marzo, una universidad me invitó a dictar una conferencia en Querétaro (México). Justo antes de que hiciera mi presentación, tomó el micrófono Eugenia Rodríguez, una joven empresaria costarricense, a quien yo conocía desde cuando habíamos coincidido en una conferencia en 2012. Bien, en esta ocasión, Eugenia se adueñó del escenario y empezó a hablar. Trató varios temas y ofreció consejos interesantes sobre emprendimiento. En medio de su intervención, captó completamente mi atención cuando mencionó la historia de cuasi-bancarrota que pasó la empresa de su padre durante una etapa difícil de la economía de su país.

La manera en que contó su anécdota fue realmente inspiradora y, para hacer corto el cuento, esa situación motivó a Eugenia a sumarse al equipo de su familia para trabajar con el objetivo de superar la crisis. Una parte de su reflexión me cambió la manera de ver las cosas: “A diferencia de los empresarios, los emprendedores se programan para escenarios de mercado promisorios... olvidan que la economía es cíclica y que siempre hay altos y bajos, bonanzas y depresiones económicas”. Esto es algo cierto que tiene todo el sentido; sin embargo, muchos de los que nos lanzamos a emprender lo olvidamos. Su intervención continuó con una pregunta que pone en crisis a cuanto emprendedor se la formulo: “¿Cuáles son las estrategias o alternativas concretas que ustedes contemplan para seguir generando ingresos en el momento en el mercado reduzca la demanda por sus productos o servicios?”.

Podría terminar aquí con esta historia, porque estoy seguro de que si lees esa pregunta unas dos veces más, te quedarás pensando un buen rato buscando la respuesta. De hecho, hoy sigo pensando en esa pregunta permanentemente. ¿Qué será de mi empresa cuando el ingreso de las empresas y de las personas disminuya y vean a nuestros cursos, investigaciones y consultorías como una serie de servicios de lujo o totalmente prescindibles cuando se venga la siguiente crisis económica?

Coincidencialmente, esta pregunta había comenzado a robarse mis pensamientos unas semanas antes de haber escuchado a Eugenia en Querétaro. Había sucedido en otro escenario. En esa oportunidad conocí a una joven profesional llamada Andrea. Mientras tomábamos café hablamos sobre la difícil situación económica de Argentina y fue ahí cuando ella me comentó que curiosamente a su tío no le había dado tan duro como al resto de sus conocidos o familiares. Yo le pregunté la razón y ella me dijo que se debía a que él tenía una panadería y su negocio no se vio afectado por la crisis.

Los consumidores tienden a reducir el consumo de productos y servicios lujosos y lo reemplazan con el consumo de productos más baratos y accesibles en precio. El pan es un gran ejemplo. En el caso de la ciudad de Andrea (como puede suceder en cualquier otra ciudad), las personas transformaron sus preferencias de consumo alimenticio y aumentaron su demanda por el pan. Andrea me comentó sobre la estable situación económica de su tío, quien tenía una bodega en donde acopiaba harina de trigo para producir pan.

Este ejemplo me puso a pensar: “Cuando se venga la siguiente crisis económica ¿las organizaciones y las personas demandarán los productos y servicios profesionales de mi empresa? ¿Es nuestro modelo de negocio resistente o débil ante la crisis?”. Y la repuesta en ese momento era negativa; había construido estrategias que se fundamentaban en proyecciones de escenarios positivos en donde la empresa siempre iba a crecer.

Una estrategia

La estrategia es que no existe una estrategia específica para cada organización puesto que cada una de ellas está influenciada por contextos totalmente particulares. Sin embargo, hay una serie de preguntas que vale la pena que te formules de manera constante, junto con tu equipo de trabajo:

  • ¿Cómo es la estructura de costos de tu organización hoy y cómo puede variar en época de crisis económica?
  • ¿Qué tanto se puede ajustar el precio de tu producto/servicio a una disminución de la demanda?
  • ¿Qué variaciones debe tener tu modelo de negocio para resistir un escenario de depresión económica?
  • ¿Qué alternativas de generación de ingreso puedes crear para diversificar el flujo de caja de tu organización?
  • ¿Qué productos o servicios en tu sector pueden ver aumentada su demanda (caso pan) en época de crisis? ¿Vale la pena explorar esas alternativas? 

Bueno, estamos en el momento de prepararnos. Con este mensaje termino mi columna. Antes de despedirme quiero compartirles más mensajes sobre emprendimiento sostenible por medio de mi canal de Youtube. Hasta pronto!