JULIO ROZO

¿Nos olvidamos de la deforestación de la Amazonia?

La última semana nos ha dejado varias palabras claves: coronavirus, reinventarse, solidaridad, webinar, entre otras. Algunas de ellas comienzan a tomar el tinte de lugares comunes o “apellido para todo” (ejemplo: “reinventar su modelo de negocio una vez superado el coronavirus”) y logran opacar otros temas que son igualmente relevantes para nuestras vidas.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
2 de abril de 2020

Similar le sucedió en su momento a palabras como paz y sostenibilidad. Al respecto, recuerdo que en los años 2016 y 2017 varios organizadores de eventos en Colombia titularon sus foros o conferencias con nombres como: Empresas y Paz, El papel de los medios de comunicación en el tiempo de la paz, y así muchos casos más. 

Con esto no quiero decir que cada tema sea irrelevante. Lo que quiero anotar es el hecho de constatar la capacidad que tenemos de aferrarnos al tema que expone la coyuntura y dejar en un segundo plano temas que son y siguen siendo relevantes para garantizar nuestro bienestar y viabilidad como individuos y como sociedad. Hoy se habla sobre el coronavirus y la incertidumbre-zozobra económica que este genera. A un segundo plano han quedado temas como el de los líderes sociales y la deforestación en la Amazonia, por ejemplo.

No obstante, a diferencia de los temas que acabé de mencionar en la última frase, el fenómeno del coronavirus puso a pensar de manera estructural a la sociedad sobre su futuro y el deber ser de las relaciones sociales que emergerán, una vez superada la crisis del momento. Razón por la cual cobran mayor importancia palabras “reinventarse” (como especie humana, como sociedad, como empresa, por ejemplo)  y “solidaridad”. 

No es que la deforestación o la pérdida de la biodiversidad no nos invitara a reinventarnos. Lo que sucede, es que no hemos logrado comprender aún la importancia que tienen ellos y su afectación en nuestros estilos de vida. En el caso del coronavirus, la dinámica de información ha permitido comprender los efectos que este fenómeno tiene sobre la salud pública, o el estado de ánimo de las personas debido a la incertidumbre sobre la estabilidad de nuestros empleos en el futuro. 

Sin embargo, temas como la deforestación o la pérdida de la biodiversidad nos afectan, y mucho, pero no hemos logrado ponerlos al nivel del coronavirus. El reto que tenemos los académicos y los responsables de poner en el foco de atención los temas que inciden en la opinión pública y en la construcción de imaginarios y realidades sociales, es ayudarles a las personas a comprender la complejidad de las dinámicas de los hechos (como la deforestación) y su incidencia directa en el bienestar humano futuro, en la salud, en el empleo, en la paz y en otros aspectos de la cotidianeidad.

Vemos la Amazonia por allá tan lejos y la deforestación como problema de otros, que terminamos dejándonos contagiar por la indiferencia y el olvido. Hace unos meses nos importaba la Amazonia debido al boom mediático que exponía los incendios que sucedían en el territorio. Atrás quedó el “#SOSAmazonía” y el ímpetu solidario y activista de muchos. Vivimos, en otras palabras, en un activismo mediático y no de causas con propósito.

Cierro esta columna con dos últimos llamados sobre lo que acabo de escribir. Por una parte, rescatar en la opinión pública los temas que también son relevantes y que siguen ahí latentes pero ocultos u opacados. A partir de ello, repensar un sistema de pedagogía social que nos permita comprender de manera sistémica la interconexión que existe entre los retos que nos afectan con el objetivo de evitar que se opaquen los temas relevantes, a pesar del surgimiento de nuevos fenómenos y coyunturas. Esto nos permitirá construir narrativas de construcción social más holísticas y menos reduccionistas. 

Soy de los que cree que este tipo de crisis llegan en buen momento y son necesarias. Estoy seguro de que muchas cosas buenas empiezan a nacer debido a lo que estamos viviendo. Una de ellas, ver en el cuidado y conservación de la naturaleza un factor para evitar golpes en la salud pública como el que experimentamos ahora. En resumen: sin salud ecológica, no hay salud humana.