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¿El inesperado regreso de Rusia al orden mundial?

Casi 100 años después de la revolución bolchevique y del comienzo del comunismo militar en la Unión Soviética, y más de 25 años después de la disolución de la misma, ¿resurgirá Rusia como una potencia mundial?

Maria Alejandra Gonzalez-Perez
5 de febrero de 2017

Pese a que Rusia ha estado incluida en diferentes clústers de economías emergentes prometedoras (BRIC, BRICET, Next 11), la alta inflación y la notable disminución de los ingresos del gobierno como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, sumada al precario relacionamiento diplomático de los últimos años (incluida la prohibición de participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016 por dopaje positivo), hicieron evidente las limitaciones estructurales de la Federación Rusa para lograr un crecimiento económico o una posición de liderazgo diplomático. 

Sin embargo, se espera que en 2017 Rusia se recupere de la recesión, y el Euromonitor International predice un crecimiento de 0.9%, que tenga un rol protagónico en la resolución del conflicto sirio, y que haya más acercamientos bilaterales con los Estados Unidos.

Aunque la Unión Soviética logró ser el país líder en poner la primera criatura viviente en el espacio (la perrita Laika a bordo del Spunik 2 en 1957); y el primer cosmonauta humano (Yuri Gagarin en abril de 1961 en la nave Vostok) durante la Guerra Fría (1947-1991), el PIB de los Estados Unidos era el doble que la Unión Soviética.

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Hoy el PIB de Estados Unidos es 15 veces superior al de la Federación Rusa. En la última conferencia de prensa del presidente Obama, transmitida el 16 de diciembre de 2016, el líder dijo explícitamente: “los rusos no pueden cambiarnos o debilitarnos significativamente […] ya que son un país pequeño, con una economía pequeña, y no producen nada con excepción de gas, petróleo y armas que alguien quiera comprar. No innovan”.

Varios medios de comunicación reportaron el pasado 14 de enero 2017 que el presidente Donald Trump removería las sanciones contra Rusia, llamando la atención al público con la pregunta: “Si te llevas bien y si realmente Rusia está ayudando, ¿por qué alguien tendría sanciones si estuviera haciendo cosas realmente bien?”.

En campaña presidencial, Trump elogió en varias ocasiones a Vladimir Putin, presidente electo 3 veces desde el año 2012, y manifestó su interés en trabajar temas específicos de lucha contra el terrorismo.

Desde el momento de su posesión, Trump está probando ser más fiel a su palabra que lo que muchos esperaban (y quisieran), pero para el caso específico de Rusia se puede anticipar que tome decisiones unilaterales con respecto a algunas de las sanciones que Estados Unidos le había impuesto a Rusia como consecuencia de la adhesión ilegal de la República Crimea y la ciudad de Sebastopol (parte de Ucrania hasta el 11 de Marzo 2014) a la Federación Rusa tras una crisis e intervención militar, deteriorando, con esto, las relaciones entre los dos países.

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Cabe anotar que la Unión Europea también impuso sanciones y restricciones como respuesta a la adhesión ilegal de Crimea a Rusia. Con respuesta a estas sanciones, Rusia respondió con la prohibición de las importaciones de comida de los países “occidentales”.

El sábado 28 de enero 2017, Donald Trump y Vladimir V. Putin tuvieron una conversación telefónica de una hora buscando reparar las relaciones bilaterales entre estos países, que han estado activas por más de 200 años.

En la conversación se discutieron temas como la lucha contra el terrorismo en el Medio Oriente y el fortalecimiento de las relaciones económicas pero, según lo reportado por los medios de comunicación, no se habló de eliminar las sanciones. Quizás esto pudo ser consecuencia de lo conversado entre Trump y la premier de Gran Bretaña, Theresa May, el pasado 27 de enero, sobre no levantar las sanciones hasta que Rusia reversara las intervenciones militares en Ucrania.

Además de estas presiones, Foreign Affairs analiza que suprimir las sanciones podría ser una equivocación, dado a que no ha habido cambios en Rusia con relación a Crimea, y que lo más grave son los efectos que esto puede tener en el derecho internacional, dejando el mensaje para el mundo de que “las conquistas ilegales no tienen ningún castigo”.

Putin y Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, tienen contacto cercano y frecuente. Una relación importante en la lista de prioridades de Trump en el Medio Oriente, que encabezan proteger a Israel y acabar con Isis.

Aunque no haya habido una sustancial actualización tecnológica, Rusia continúa vigente en lo que fueron sus mayores activos durante la Guerra Fría: su extensa y estratégica ubicación geográfica, armamento nuclear, y excepcionales capacidades técnicas en los recursos humanos y la disponibilidad de personal militar.

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