JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA

El camino del emprendimiento

La historia que les voy a relatar hoy es lo que llevo haciendo durante el último mes: sacar adelante una idea en Bogotá. Creí que este año empezaba más suave pero terminé creando una sucursal de un negocio que había puesto hace unos años en Barranquilla, yo lo llamo una fritería, voy a vender arepa de huevo, carimañola, empanadas y demás productos de la gastronomía costeña incluyendo chicharrón, butifarra, chorizo y jugos de frutas como níspero, zapote y corozo.

José Miguel Santamaría, José Miguel Santamaría
21 de febrero de 2020

Todo empezó porque encontré por suerte un sitio que se adecuaba al negocio, un local en un patio de comidas, a un precio razonable y con un potencial interesante de clientes, está cercano a la calle 72 con Séptima y a una universidad de tamaño mediano.

La primera decisión era mirar qué terminaba siendo menos complejo, poner una sucursal del negocio o crear una empresa nueva en Bogotá, opté por lo segundo, hoy en día hacer una sociedad anónima simplificada SAS es sencillo, lo mismo su registro en la Cámara de Comercio, un poco más engorroso la resolución de facturación ante la DIAN, pero nada grave.

A medida que saqué adelante la parte legal logré cerrar el contrato de arriendo con un mes de gracia para hacer el montaje del lugar, conseguir los proveedores, empleados y tener a punto el local para empezar a vender.

Para la consecución de los empleados puse un aviso en Linkedin y otro en Facebook, recibí alrededor de 30 hojas de vida en un día, de estas, más de la mitad eran de venezolanos, definí dos días para entrevistas, escogí dos personas, las dos venezolanas, con permiso de trabajo, estas llevan viviendo más de dos años en Colombia, me causó impresión que durante los dos años que llevan acá, en ningún trabajo que han tenido los han contratado con todos los requerimientos legales, que mala maña la de algunos compatriotas: aprovecharse del mal ajeno. 

El tema de proveedores es operativamente complejo por la cantidad de información que requieren para las aperturas de cuenta, el tema de facturación electrónica ha puesto unos parámetros más exigentes, nada que no se pueda solucionar, sí vale la pena decir que al principio exigen lo que llamamos el pago chan con chan.

Cuando cerré el local tuve la suerte de contar y poder negociar parte de la infraestructura de cocina con el arrendatario que se iba, lo que termina siendo un poco tortuoso es llegar a los vendedores originales de esta, para poner a punto las neveras, estufas, hornos etc., este es un sector muy competido, donde se consiguen productos muy costosos hasta segundas económicas y funcionales.

La apertura de la cuenta bancaria aunque sencilla, también lo es lo que le abren a uno, una cuenta de ahorros, no existe en principio por ser una empresa nueva la posibilidad de cuenta corriente, ni de sobregiro o crédito, esto conlleva a tener un capital de trabajo disponible y tener un presupuesto claro y real de ventas en los primeros meses. Fue sencillo lograr la adquirencia o datáfonos para recibir pago con tarjetas, esto antes era complejo, hoy no lo es.

Ya estoy casi a punto de abrir, lo que ha sido más complejo durante este proceso ha sido conseguir proveedor de algunos productos específicos costeños para producción, la puesta a punto del software de facturación y la red de internet donde estas empresas son bastante ineficientes y su servicio caótico.

Ya casi estoy al otro lado, espero abrir alrededor de dos semanas, les estaré contando del desarrollo del negocio, el negocio de comidas tiene una mortandad muy grande, los números hablan que de cada 10 negocios, sobreviven 3, espero ser un de ellos.

Al final, la experiencia en términos generales ha sido buena, en Colombia cada vez es más sencillo crear empresa, generar emprendimientos y apoyar al crecimiento de país. Hay unos que pensamos que así se hace patria, otros creen que con marchas, tirando piedra o generando caos se logra.