“No importa el tamaño de la inversión: si son $1.000, ó $1.000 millones. Todos los clientes son igual de relevantes”, dice este empresario del mercado bursátil. | Foto: Juan Carlos Sierra

INVERSIONISTAS

Conozca al decano de la bolsa en Colombia

Detrás del éxito de Acciones y Valores, una de las pocas comisionistas de origen familiar que ha resistido la bancarización del sector, está quien la ha dirigido desde hace 50 años.

14 de noviembre de 2019

Rafael Aparicio puede decir que tras 50 años liderando la empresa que fundó su padre, don Álvaro (quien compró en 1959 el puesto de bolsa que dio paso a Acciones y Valores), sigue dando clases acerca del mercado de capitales colombiano.

Tenía solo 8 años cuando su papá hizo la sociedad con Juan de Dios Vallejo para crear la corredora Aparicio y Vallejo. En 1969, cuando la sociedad terminó, se interesó por el puesto de corretaje y así logró que se le diera la confianza para aprender sobre el negocio.

‘Don Rafa‘, como le dicen con cariño y respeto quienes han trabajado con él, iniciaba la carrera de Administración en el Rosario y todos los días tomaba la ruta Olaya Quiroga para ir a estudiar y al finalizar las clases, solo tenía que recorrer unas pocas cuadras para ir a la Bolsa de Bogotá.

"Era una rueda ‘chusquísima‘, con 50 comisionistas y sus corredores que cantaban las operaciones de viva voz. La rueda iniciaba a las 10 de la mañana y terminaba a las 12:30. Cuando se acababa, todos se reunían a almorzar en el Club de Banqueros que quedaba en el antiguo edificio de la Bolsa de Bogotá. Esa sede todavía permanece, se le llama la sede del centro del Club de Banqueros", comenta.

Eran tiempos en donde las personas compraban acciones para regalárselas a sus primogénitos en los bautizos, la propiedad accionaria de empresas como Bavaria, Banco Central Hipotecario y certificados de los exportadores estaba mucho más distribuida y toda la operación se hacía en papel.

Aparicio, en sus inicios, durante un día bueno podía hacer una operación de $3.000 o $4.000 y se sentía como el rico de la familia, pensando que con ese dinero ya tenía para pagarse el semestre de la universidad, que valía $2.500.

Su padre Álvaro le encargó a Juan José Camacho la misión de enseñarle a Rafael las primeras letras del negocio. A partir de ahí ha construido una empresa que en sus inicios operaba en una pequeña oficina de unos 20 metros cuadrados, con cuatro personas, a una empresa que tiene 930 empleados, 360 agencias en 61 ciudades del país, donde se transan 400.000 operaciones mensuales, en promedio.

Hitos importantes

En 1979 Aparicio se unió con su hermano Álvaro José para darle un empujón a la compañía y así quedó bautizada como Acciones y Valores Comisionista de Bolsa. Todo empezó a ser el doble, más operaciones, dos secretarías, dos mensajeros y un contador.

La empresa tuvo una evolución, en donde la década los 80 fue la época para las acciones; luego, cuando estos títulos entraron en declive, se inscribieron en el mercado de los CDT y Aparicio cree que el turno es ahora para los derivados. Piensa que en Colombia la innovación tecnológica del mercado llega con rezago y lo que hoy es común en el resto del mundo, todavía le falta empuje en el mercado de capitales local.

Pero la compañía no se ha quedado sola, desde 2002 tiene una alianza con Western Union, el mayor administrador de envío y pago de dinero, además lanzó a billetera virtual Tpaga con la cual se pueden manejar inversiones como fondos colectivos y usar la rentabilidad para hacer pagos en más de 11.000 comercios. Hace parte de Colombia Fintech, el gremio de las plataformas tecnológicas de Colombia, porque para él todo en el futuro será alrededor de la tecnología.

Está celebrando este 2019 los 60 años de Acciones y Valores y cree que dentro de 10 años ya estará disfrutando de su retiro, pero sabe que, para mantenerse vigente, la empresa necesita seguir innovando y poniendo en el centro de atención a la gente y al cliente.

Dice que el mensaje a sus empleados es que no hay cliente grande ni pequeño, porque todos tienen que ser tratados por igual y que para atraer talento hay que estar con las personas serias dedicadas y que no trabajen por el dinero fácil. "Acá no sirve el que desea ser rico de un día para otro, sino el que quiere trabajar", reitera.