SEGURIDAD

Crecimiento seguro

El buen momento de la economía, la amplia oferta de servicios y la transparencia de las cifras han impulsado el sector de la seguridad privada en el país.

21 de agosto de 2014

Es un sector que vela día y noche por la seguridad de los colombianos. Y por eso es uno de los que ha experimentado un vertiginoso crecimiento en los últimos años, y las cifras dan fe de ello.

Mientras en 2007 los ingresos que recibió por concepto de operaciones comerciales fueron de $3,1 billones –valor que en 2008 llegó a los 3,8 billones y en 2009 a 4,4 billones–, el año pasado alcanzó ventas por $6,7 billones, de acuerdo con el más reciente informe de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada.

Se trata de un segmento de la economía en constante evolución. Hoy, sus ingresos superan en tres veces al sector hotelero, en dos al bananero, y en 1,2 veces al floricultor. De hecho, y según cálculos de la Supervigilancia, representa 1,6% del PIB nacional.

Y las predicciones apuntan a que dicho crecimiento sea seguro. Un reporte de la seguridad privada en el mundo, realizado por Freedonia Group Inc., indica que mientras Brasil vendería en el año 2017, por concepto de servicios de seguridad privada, US$13.500 millones, Colombia alcanzaría una cifra cercana a los US$4.539 millones; es decir, unos $9 billones.

Para Felipe Molinares, presidente de la junta directiva de Fedeseguridad, que agrupa a las más grandes empresas del sector, tres pilares apuntalan este crecimiento. “En primer lugar, el excelente momento por el que atraviesa la economía del país, ya que los servicios de seguridad privada son demandados sin excepción en todos los sectores productivos. De otra parte, al contar la seguridad privada con una amplia oferta de opciones tremendamente atomizada ya que es provista por 872 empresas, 70% de ellas pequeñas, el mercado ofrece diversidad de posibilidades que se adaptan a las necesidades de todos sus segmentos. Finalmente, hay que reconocer que el esfuerzo que se está haciendo desde la Supervigilancia para dotar al sector de estadísticas, como es el caso de las cifras recientemente publicadas, coadyuva a los buenos resultados ya que los empresarios pueden realizar sus planeaciones sobre bases confiables”, señala.

Por su parte, Hernán González Pardo, presidente de la Federación Colombiana de Empresas de Vigilancia y Seguridad Privada (Fecolsep), considera que el sector de vigilancia privada tiene un futuro promisorio en un entorno crítico en los próximos años. “Se enfrenta al reto de trabajar de la mano de las autoridades militares y de policía para mantener la seguridad en las residencias, instalaciones, negocios y en la persona de sus clientes. Su futuro está también ligado al resultado del proceso de paz, en la medida en que las políticas de reinserción a la sociedad que se apliquen para los desmovilizados y la efectividad de las mismas, podrían traer como consecuencia un aumento del potencial de comisión de delitos o intentos de ello para lo cual un sector de vigilancia privada fuerte es de vital importancia”.

El año pasado las empresas de seguridad privada reportaron activos por $2,7 billones y un patrimonio de $1,4 billones. Además, el sector genera 240.000 empleos directos, de los cuales 194.098 corresponden a guardias de seguridad.

La actividad también ha contribuido a la seguridad pública. De acuerdo con cifras reportadas por Fedeseguridad, las alianzas estratégicas con la Policía Nacional indican que durante 2013 los guardias aportaron 53.873 informaciones que redundaron en recuperación de mercancía, incautaciones, vehículos recuperados, armas de fuego incautadas y personas capturadas.

De acuerdo con la Supervigilancia, a junio 30 de 2014 había en el país 587 empresas de vigilancia con armas, 57 de vigilancia sin armas, 50 cooperativas de vigilancia, 8 transportadoras de valores, 32 blindadoras, 20 arrendadoras, 83 escuelas de capacitación y 23 asesoras.

En materia legal, dos proyectos de ley que pretendían actualizar las reglas de juego del sector y modernizar la legislación actual, considerada ‘obsoleta’, ya que data del año 1994 (Ley 396), fueron retirados por sus autores.

Ambos proyectos coincidían, entre otros aspectos, en que la renovación de licencias para las empresas de seguridad privada no sea cada dos años sino que se amplíe este plazo, con el fin de brindarles una estabilidad que promueva inversiones en tecnología, mayor generación de empleo y financiación vía créditos a largo plazo.

El tema en el que diferían los proyectos tenía que ver con la regulación de la inversión extranjera que llega al sector. Mientras que para algunos congresistas se debe evitar este flujo foráneo de capital, otros opinan lo contrario.

Sea como fuere, el Ministerio de Defensa tiene listo ya un proyecto de ley que contempla 198 artículos, y el cual será presentado en el actual periodo legislativo. Entre ellos está incluida dicha inversión foránea, causa del debate. “Hay en el sector quienes sienten que la llegada de capital extranjero puede reducir el mercado y otros que lo ven con buenos ojos –señala el superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada, Fernando Lozano Forero–, así como otros más a los que no les interesa el tema. En la Supervigilancia creemos que la inversión extranjera elevará los estándares de calidad en el sector. De todos modos, la entidad estará atenta en vigilar cualquier tipo de ilegalidad y/o políticas de dominio”.

Para el presidente de la junta directiva de Fedeseguridad, el tema es claro. “La seguridad privada se inició en Colombia hace 60 años, de la mano de las primeras empresas extranjeras que ingresaron al país, de las cuales aún se conservan muchos de los protocolos asimilados por la seguridad privada nacional. Desde entonces se han desarrollado 872 empresas, de las cuales solo cuatro son extranjeras. Lejos de afectarnos, la inversión foránea trae innovación y brinda acceso a las tecnologías de punta que para el apoyo de la seguridad ciudadana van a requerirse en el postconflicto”, concluye.