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El gasto de los hogares en moda solo representa el 2% y esto responde a la nueva dinámica social y económica que vive el mundo. | Foto: CCCyA COLOMBIA

INDUSTRIA TEXTIL

Industria textil colombiana, “condenada a desaparecer” sin medidas arancelarias

La industria textil colombiana está “condenada a desaparecer” si no se ejecutan medidas arancelarias, lo que implica “nivelar la cancha” con los competidores extranjeros y aplicar un IVA diferenciado para la manufactura nacional, dijo a Dinero la CCCyA.

3 de julio de 2020

En una entrevista concedida a Dinero, el presidente de la Junta Directiva de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA), Camilo Rodríguez, reveló la angustiante situación de la industria local y, ante la coyuntura, pidió además al Gobierno revaluar el Día sin IVA para que beneficie las marcas colombianas.

Frente al tema del coronavirus señaló que, si bien desde hace un tiempo se ha incrementado el ingreso de prendas de vestir asiáticas y africanas, este fenómeno “ahora se agrava con la aparición en el mercado de tapabocas y telas quirúrgicas chinas, sin restricción alguna”.

Dinero: ¿Cómo ha afrontado la industria la crisis por el coronavirus?

Camilo Rodríguez: El sector venía atravesando un momento muy difícil frente a la masiva importación de prendas de vestir de Asia, y la pandemia agudizó la problemática. Sin embargo, hoy gran parte las empresas ha visto la importancia de hacer presencia en los canales digitales.

La crisis aceleró el proceso de digitalización de cientos de empresas y las que ya estaban vendiendo potencializaron su canal; pero esto solo representa el 10% de las ventas. Sin duda, las medidas que ha adoptado el Gobierno han disminuido exponencialmente las ventas del sector textil confección, ya que la industria nacional no ha sido una prioridad y los compromisos han quedado en el limbo.

Pese a ese panorama, la crisis también ha sido una oportunidad para que la industria revalúe las cadenas globales de producción y, así mismo, se constituye en una opción para incentivar al consumidor final a apoyar la industria nacional y así fomentar el empleo en Colombia. En este orden de ideas, desde la CCCyA hemos lanzado una campaña que titulamos "Creo en mi país", con la que esperamos exacerbar el sentido de pertenencia del consumidor colombiano y mostrarle cómo con cada una de sus decisiones de compra puede ayudar a reactivar la economía y crear puestos de trabajo en el país, y no en Asia.

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D: ¿Cómo está el balance entre importaciones y exportaciones de la industria textil hoy en Colombia? ¿Cómo se han comportado durante la cuarentena?

CR: El balance del año pasado en la balanza comercial fue negativo: mientras que importamos cerca US$2.140 millones, las exportaciones fueron tan solo por US$731 millones, unas cifras nada alentadoras.

Entre enero y abril, nuevamente, la balanza comercial para nuestro sector presentó un déficit de US$297 millones y la producción cayó en un 26%. La pandemia, efectivamente, disminuyó la importación de prendas de vestir y de telas, pero esto es momentáneo. La pregunta que tenemos que hacer es: ¿cuál es la medida qué debe tomar el Gobierno para que perdure en el tiempo y que den estabilidad al empresariado?

Si queremos defender verdaderamente nuestro empleo y la industria, se requiere de medidas arancelarias fijadas por el Gobierno para que la compra a la industria colombiana sea una prioridad de los consumidores.

D: ¿Ha aumentado o ha disminuido el porcentaje de compras de los colombianos de productos textiles durante la actual crisis? 

CR: Hoy la intención de compra de los colombianos referente a prendas de vestir ha disminuido dramáticamente: el gasto de los hogares en moda solo representa el 2% y esto responde a la nueva dinámica social y económica que vive el mundo. 

Una prenda de vestir hoy no es una prioridad en el gasto de los hogares colombianos, pese a que en el primer mes de la pandemia vimos que el consumo de los hogares aumentó, pero fue en razón de alimentos y medicamentos. Así mismo, las intenciones de compra se vieron modificadas, ya que la vida social y laboral se han restringido por el confinamiento y el poder adquisitivo ha disminuido considerablemente.

Sin embargo, también puede ser visto como una oportunidad de oro para el empleo y la industria nacional, si contamos con las medidas arancelarias que defiendan el empleo colombiano y una campaña que incentiva a la compra del producto hecho con manos colombianas.

D: ¿Cómo les fue en el Día sin IVA?

CR: Pese a que hubo un incremento sustancial en las ventas comparado con lo que llevamos corrido de la pandemia, incluso días antes de que comenzara el confinamiento, el sector moda no fue el más beneficiado. Los mayores beneficiados fueron las multinacionales de tecnología, pero no la industria nacional.

El Gobierno debe reevaluar esta medida y adoptar los mecanismos necesarios para que en los próximos días sin IVA tengan beneficios para las marcas colombianas y no solo para las grandes multinacionales extranjeras.

En cuanto a los medios digitales, las compras se quintuplicaron, pero no basta con que esa potencia de compra solo sea reflejada estos tres días del año, con una de las peores crisis económicas de la historia. La reactivación del consumo hoy es la prioridad, ya que estos tres meses han dejado resultados catastróficos; así que es urgente que reactivemos la economía, y la mejor manera de hacerlo es generando ingresos a través del empleo.

D: ¿El comercio electrónico realmente ha beneficiado a la industria local?

CR: El comercio electrónico ha ganado un espacio importante en las ventas. La globalización cambió la forma de comprar. Aunque Colombia se ha fortalecido en lo que concierne a la Cuarta Revolución Industrial y ha facilitado estos mecanismos de interacción con los usuarios, la cultura de compra electrónica aún no es predominante en el país, pues las ventas en establecimientos de comercio al iniciar la pandemia eran del 94% y tan solo un 6% a través de las plataformas virtuales.

Tres meses después del confinamiento, las cifras de comercio electrónico han incrementado. Sin embargo, es importante precisar que muchas empresas no estaban preparadas para este nuevo canal de ventas, y otros han tenido que potencializarlo.

Así mismo, es importante recordar que el 74,2% del sector es informal, lo que deja una clara muestra de que no todos estaban en las condiciones para vender por este canal; sin embargo, esta pandemia obligó a que empresas, tanto grandes como pequeñas, tuvieran que cambiar su forma de comercializar.

D: ¿Cuáles son las principales peticiones que le hacen al Gobierno hoy para impulsar la competitividad de la industria local?

CR: En primer lugar, requerimos una política arancelaria que equipare la cancha entre el mercado nacional y el de otros países con los que Colombia no tiene acuerdos comerciales. Sin la fijación de unas medidas arancelarias, el sector está condenado a desaparecer: hoy nos encontramos en cuidados intensivos.

La segunda propuesta que nosotros le hemos hecho al Gobierno es un IVA diferenciado para la industria nacional. Por último, una campaña que hemos denominado "Creo en mi país", que busca incentivar la compra del producto hecho con manos colombianas. 

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D: Varios empresarios colombianos del sector han hecho un llamado a los ciudadanos a apoyar el producto local. ¿A qué fenómeno responde toda esta iniciativa?

CR: A la masiva llegada de productos importados, incluyendo elementos de protección personal chinos, lo que continúa desplazando la producción nacional y llevando al cierre de empresas nacionales. Este fenómeno viene desde hace varias décadas en el país, sin un equilibrio de participación en el mercado nacional. Lo que comenzó con el ingreso de prendas de vestir asiáticas y africanas, ahora se agrava con la aparición en el mercado de tapabocas y telas quirúrgicas chinas, sin restricción alguna.

En Colombia siempre hemos cumplido con los estándares de calidad, y, recientemente, con los requisitos del Invima y del Gobierno para la producción de estos elementos, pero las trabas burocráticas y diferentes restricciones respecto al material impidieron que un alto porcentaje de nuestras empresas, que realizaron reconversión tecnológica para superar la crisis y mantener los empleos, pudieran participar de procesos de contratación estatal.

La realidad es que las empresas no han podido comercializar casi ni el 50% de sus producciones en elementos de protección personal, y las ventas de confecciones, a pesar de la reactivación económica el 27 de abril, siguen en números rojos. Por ello, es urgente que el Gobierno haga efectiva una campaña nacional de compra colombiano, respalde iniciativas como la nuestra de "Creo en mi país" e implemente los aranceles a las importaciones asiáticas.

D: ¿Qué tanto siguen afectando las importaciones chinas a la industria? Ustedes han manifestado que las condiciones en las que trabajan las maquilas en estos países no son las ideales y por ello también hay una afectación social. 

CR: El panorama de las empresas del sector textil confección es que han tenido que adaptar sus formas de producción a la necesidad del consumo. Hoy la prioridad de compra de los colombianos y grandes industrias son los elementos de primera necesidad como los tapabocas.

Así las cosas, las empresas se adaptaron a esa necesidad, modificaron sus máquinas y formas de producción para atender esa demanda. Sin embargo, volvemos al mismo problema: es una competencia imposible de ganar contra la importación descontrolada de estos insumos, específicamente los tapabocas, que no le están dejando alternativa ni espacio competitivo a la industria nacional, que decidió reinventarse y ahora no tiene alternativas para obtener más ingresos para salvarse de la quiebra. 

D: ¿Cuántos empleos ha perdido el sector y cuáles son las ciudades más afectadas?

CR: Antes de la pandemia el sector generaba 1,6 millones de puestos de trabajo, de los cuales el 74,2% son informales, con la particularidad de que en nuestro sector por cada 6 mujeres que se emplean hay un hombre, por tanto, resultamos ser una industria altamente intensiva en mano de obra femenina. 

Infortunadamente, durante la pandemia, el sector ha perdido cerca de 400.000 puestos de trabajo, y los que faltan por perderse, por lo que este ha sido un inicio de año catastrófico en empleabilidad. Nos preocupan ciudades como Bogotá, Ibagué, Medellín, Cali, Pereira y los Santanderes, con fenómenos sociales tan graves como la violencia y la migración.

Frente al tema de comercio, las ciudades más afectadas han sido Bogotá, Ibagué, Cali y Pereira. En las manos del Gobierno está revertir estas cifras de desempleo, de lo contrario seguiremos perdiendo miles de empleos y un tejido empresarial que está muy golpeado.

D: ¿Y frente a la cadena de distribución? ¿Cómo se han visto impactados para exportar productos o importar materias primas?

CR: La afectación ha sido compleja en la importación de materias primas, porque los fletes subieron dramáticamente y, si a ello sumamos los efectos del dólar, ha sido costoso importar. Sin embargo, vemos con buenos ojos que hemos sobrevivido con los insumos y productores nacionales. 

D: ¿Qué opinión les merece la industria de la moda fast-fashion de la cual hacen parte varios de los conglomerados extranjeros? ¿Le han quitado una porción a la industria local? 

CR: Sí, naturalmente. Antes de la pandemia cerca del 35% era importado por cuenta de las grandes superficies nacionales y los nuevos actores de marcas extranjeras que, con producto hecho en países del sudeste asiático y africanos, han destruido muchos empleos en Colombia. Nuestro país tiene la capacidad, los diseños y el talento ancestral propio de la vieja tradición textilera, que hacen que estemos en condiciones de atender la demanda del fast-fashion.  

Pero, por la pandemia, se ha visto un crecimiento muy fuerte en las telas y en las prendas de vestir prácticas, casuales, de estar en el hogar, look deportivo, de descanso, que podemos producir en el país. Por tanto, entre el contrabando (que tenía cerca de un 30%) y la ropa importada con aranceles y precios bajos le han hecho mucho daño a la industria nacional.

Por ello, la CCCyA le está solicitando con vehemencia al actual Gobierno, comprometido con el sector desde su campaña, un plan país para proteger la industria y el empleo nacional. Es primero la recuperación de los empleos perdidos en el país; para ello se necesitan instrumentos arancelarios y cuidar a los que producen y a los que generan empleos en el país.

D: ¿Qué expectativas tienen para el segundo semestre y para el 2021 ante una inminente recesión? 

CR: Necesitamos un salvavidas por parte del Gobierno; requerimos ser la prioridad en su agenda de beneficios, y el cumplimiento de todas las propuestas hechas en campaña por el presidente Iván Duque que, luego de casi dos años de la actual Administración, sigue en mora con las operarias y empresarios del sector que lo apoyaron de manera decidida.

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