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José Miguel Santamaría Uribe

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Sube como palma, pero no baja como coco

La inflación es, de lejos, el peor impuesto para los menos favorecidos, aunque impacta a todos los sectores de la economía.

José Miguel Santamaría
9 de febrero de 2024

Muchísimos países latinoamericanos han sufrido el flagelo de la inflación por años, en muchos casos con hiperinflación, como en la última época en Venezuela y Argentina, donde la pobreza y la marginalidad han aumentado ostensiblemente recientemente.

Aunque impacta a todos los sectores de la economía, la inflación es, de lejos, el peor impuesto para los menos favorecidos. Por eso, desde la Constitución de 1991, su control es una de las principales funciones de la junta del Banco de la República.

Desde hace muchos años, en Colombia, el rango de inflación ha estado por los lados del 3 %. Esta inflación permite que la economía crezca y sea consecuente la relación peso-dólar y la economía. Después de la pandemia de covid-19, cuando tuvimos un decrecimiento de la economía, se generó un fuerte rebote de esta que trajo consigo un aumento de la inflación, que llegó a estar por encima del 13 % a finales del año 2022.

El Banco de la República respondió a este aumento llevando la tasa de contracción desde el 1,75 %, hasta el 13,25 %. Esto contribuyó a contener la inflación. Durante el año 2023, la inflación disminuyó hasta el 9,23 %, número que está todavía muy por encima del 3 %, más de tres veces, por lo cual muchos analistas se sorprendieron cuando la junta del Banco de la República bajó 25 puntos básicos la tasa de interés.

La Reserva Federal de los Estados Unidos actuó frente a la inflación de la misma manera mientras iba al alza, pero de manera diferente ha actuado cuando la inflación empezó a ceder, ya que sigue firme, manteniendo alta la tasa hasta que la inflación verdaderamente haya cedido.

Este año, la inflación en Colombia terminará por los lados del 6 %, de todas maneras, muy por encima de la meta del Banco de la República. Por eso debe tener cuidado en bajar muy rápido la tasa, porque la inflación podría rebotar y sería peligrosa. En temas inflacionarios, Seguro mató a Confianza.

Este 2024 nada será fácil, la ineptitud del Gobierno para gobernar y para hacer inversiones en infraestructura no ayuda a que el crecimiento y la generación de empleo mejoren. De hecho, la empresa privada, así sea maltratada por el Gobierno, sigue siendo el gran motor de la economía. Ya se lo dijo a Petro hasta Mazzucato, el sector público no puede solo, necesita de los privados para generar valor.

No se puede seguir aumentando los impuestos para sostener un Estado ineficiente y hacer gastos estrafalarios, como tampoco pensar que, a costa de subsidios, se puede organizar la economía.

Afortunadamente, a diferencia de Argentina, que tanto ha sufrido con inflaciones de más del 100 %, tenemos un banco central independiente, que toma decisiones técnicas, a pesar de las muchas presiones que reciben de los gobiernos de turno. Con todo, últimamente le ha dado por darle un poco de zanahoria para bajar la presión.

La inflación de enero de 2024 fue de 0,92 %, frente al 1,78 % de enero de 2023. Eso baja la inflación anual casi un punto porcentual, pero no implica que el dato de enero sea bueno. Al contrario, sigue siendo muy alto: es casi la tercera parte del 3 % anual, que es la meta de inflación del Banco de la República. En el primer mes del año, ya se recorrió una tercera parte de la aspiración de largo plazo de la autoridad monetaria. Por eso digo que seguimos en riesgo.

Esperemos que este año la política monetaria funcione como debe ser, para no tener en un futuro que arrepentirnos por ser demasiado laxos.

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