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José Miguel Santamaría, columnista de Dinero.

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Pisoteando el futuro

Todos sabemos que lo que cosechamos es lo que después no vamos a comer. No podemos, como colombianos, dejarnos meter tantos goles desde todas partes. Debemos recordar nuestra historia para no repetirla.

19 de marzo de 2021

Los colombianos nos hemos venido acostumbrando a que nos metan goles de a poquito. La metodología es clara: primero sacan la noticia bomba, nos enardecemos y ahí mismo empiezan a trabajarle. Poco a poco van logrando que algo improbable se convierta en posible, y cuando nos damos cuenta, lo que era un imposible se convirtió en realidad.

Hace unas semanas empezó a rondar un chisme acerca de la posibilidad de ampliar el periodo presidencial y de los congresistas por dos años. ¿La razón?, unificar las elecciones con las de alcaldes y gobernadores por asuntos de costo. La propuesta fue rechazada tajantemente por todo el mundo, creó indignación.

Ya vamos por la segunda etapa. Sabemos que fue radicado un proyecto de ley para hacerlo realidad y que veinticinco congresistas lo firmaron. Como ven, va poco a poco, este gol no podemos aceptarlo.

Este es un mecanismo que se utiliza mucho en temas impositivos. Así, hoy tenemos permanente impuestos que eran temporales y que cuando fueron propuestos causaron indignación: el impuesto a las transacciones financieras empezó como un dos por mil por un año, para ayudar al sistema hipotecario, y ya va en el cuatro por mil y permanece. Así todos los gobiernos y economistas lo consideren antitécnico lo mantienen.

Ya viene una nueva reforma tributaria donde seguramente utilizarán los mismos métodos para sacarla adelante, verán que impuestos improbables hace poco quedarán aprobados y aceptados.

El robo del plebiscito funcionó igual. Al principio, el gobierno Santos aceptó la derrota. Dijeron que iban a hacer los cambios necesarios que los colombianos queríamos, crearon reuniones para llegar a acuerdos. Pero al final no hicieron ningún cambio relevante, incumplieron los acuerdos con la sociedad civil y firmaron el proceso de paz a la medida de los guerrilleros y a espaldas del país. Las cosas que empiezan mal terminan mal.

Con los grandes escándalos de corrupción pasa exactamente lo mismo. Primero sale la noticia bomba con los nombres de los implicados, el monto de los recursos robados y la manera de hacer el robo. Al poco tiempo la misma inoperancia de la justicia deja en el olvido el tema y, cuando nos damos cuenta, esos mismos corruptos vuelven a ser elegidos, son nombrados en altos cargos y hasta son tan “cara dura” que se vuelven presidenciables. Uno de los temas que mas me impacta sobre esto es la capacidad de olvido que tienen los mismos contradictores políticos, quienes pasan de jueces implacables a mejores amigos y compinches en un santiamén. Les dejo la tarea de hacer un listado de los políticos que fueron catalogados de corruptos y hoy son prohombres, grandes opinadores en medios de comunicación y cuyo oscuro pasado se olvidó.

Fíjense lo que ha pasado con el M-19: era un grupo guerrillero que secuestró y asesinó. Tenían esas cárceles del pueblo que eran lo más inhumano, y llegaron a tomarse a sangre y fuego el Palacio de Justicia pagado por los narcos. Hoy quieren que se les recuerde románticamente como rebeldes y han convencido a muchos de eso. Tan cierto es, que uno de sus líderes da clases de moral diariamente y es un firme aspirante a la presidencia. Las amnistías o acuerdos de paz no borran los daños y males que hicieron ni los convierte en angelitos.

Todos sabemos que lo que cosechamos es lo que después no vamos a comer. No podemos, como colombianos, dejarnos meter tantos goles desde todas partes. Debemos recordar nuestra historia para no repetirla y pensar que cada gol que nos dejamos meter repercutirá en el país que tendrán y en el que vivirán nuestros hijos. No podemos seguir pisoteando nuestro futuro.

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