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MAURICIO BOTERO

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Entre una criptomoneda y un Rolex

Cabe anotar que al final del día los que quedaron fritos fueron los inversionistas, que en mala hora, depositaron 3 mil millones de dólares con don Banquero-Frito.

23 de noviembre de 2022

La semana anterior el mundo - entre incrédulo, suspicaz y divertido - vio el desplome de dos de las principales empresas en el mercado de las criptomonedas: FTX y Binance. Sobra decir que los que perdieron enormes cantidades de dinero, más que incrédulos, estaban era angustiados. FTX y Binance son casas de cambio de criptomonedas cuyo objetivo es ofrecer a sus clientes un espacio para intercambiar monedas digitales por otras monedas digitales o por dinero tradicional y viceversa. Al frente de FTX, una de las mayores casas de cambio del mundo, con sede en las Bahamas, se encontraba Sam Bankman-Fried, un pajarraco de mucho cuidado y cuyo nombre en español sería Samuel Banquero-Frito. Cabe anotar que al final del día los que quedaron fritos fueron los inversionistas, que en mala hora, depositaron 3 mil millones de dólares con don Banquero-Frito. Dentro de los damnificados, sorprendentemente, se encontraba el Fondo de Pensiones de los Maestros de la Provincia de Ontario en el Canadá, fondo que le machucaron los dedos por la no despreciable suma de 95 millones de dólares.

Para el NY Times, “Al mando en Binance se encuentra el multimillonario Changpeng Zhao. La empresa, que no tiene oficinas centrales oficiales y en general opera fuera de Estados Unidos, ha sido objeto de críticas por evadir las normas. Binance invirtió en FTX en sus inicios. Ambas empresas han cimentado sus operaciones en opciones riesgosas de negociación que no son legales en Estados Unidos. Ambas cuentan con divisiones más pequeñas en Estados Unidos, Binance.us y FTX.us, que son independientes de la empresa mayor y cuya estructura está diseñada para cumplir con las regulaciones estadounidenses.”

La gran pregunta es si las criptomonedas en realidad son monedas. Casi cualquier texto de Economía 101, afirmaría que la moneda tiene que cumplir tres requisitos:

  1. Ser un medio de pago o de cambio. Es decir, cuando se compra una camisa, el almacén recibe su dinero a cambio de la prenda.
  2. Ser un depósito de valor. El individuo que tiene la moneda tiene que tener bastante certeza que dicha moneda va a mantener a corto y mediano plazo el poder adquisitivo.
  3. Unidad de cuenta o de cambio para los activos. Se acepta que la moneda sea la vara con que se mide el valor de la mayoría de los bienes y servicios.

Con base en lo anterior se puede hacer uno una pregunta de fondo: Qué se asemeja más a una moneda tradicional (lo que puede ser el dólar, el euro, el yuan, o aún el peso colombiano) ¿Una criptomoneda o un Rolex? En opinión de este columnista, el Rolex es mucho más confiable en dos de los tres requisitos: es un medio de pago y es un depósito de valor. Lo que no es, es una unidad de cuenta o de cambio. Un apartamento nunca se valoraría en un número determinado de Rolex. Una de las razones que demuestran el enorme valor y liquidez de los Rolex es que por el mundo entero hay bandas de ladrones especializadas es en robarlos. Son también muy codiciados: no hay un solo líder comunista cuya ambición no sea tener un flamante Rolex.

Por el contrario, las criptomonedas cada día están más desprestigiadas. Indistintamente de la seguridad que brinden las arquitecturas matemáticas sobre las cuales están basadas (blockchains), no pareciera por el momento que haya mayor apetito por criptomonedas. Sin descartar que en un futuro los “bitcoins” de este mundo se impongan, por ahora el autor de esta nota le apuesta es al Rolex: ¡mantienen su valor; lo aceptan en muchas partes como medio de pago; e impresiona a las chicas!

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